jueves, 31 de agosto de 2023

El paso del tiempo.

 


De repente la caricia fresca del aire en la piel;
la luz nueva, que ya no es de estío.
Los aromas, los sonidos nuevos.
El mismo silencio es nuevo también.
Y comprende la alucinación del paso del tiempo,
la hipnosis del vértigo.
Sigue siendo ahora;
como antes, en el verano, era ahora.
Cuando alguien se quejaba del calor y expresaba las ganas de que llegara el otoño,
ella decía: No empujes el tiempo, ya corre por su cuenta.
Le gusta disfrutar incluso de las "molestias" del presente,
en tanto sigan siendo presente.
No anticipar tiempos "mejores".
Para qué acelerar el paso del tiempo,
ya tan rápido en sí mismo
que produce vértigo.

Y sin embargo, es una mera alucinación
producida por el relato histórico.
Igual de presente, el aire fresco en la piel,
el agua fría en su baño de mar
y los colores del otoño.
Aquí y ahora, tanto como hace un instante el aire cálido
y el agua templada en el mar.

No existe "paso del tiempo".
Solo cambian las experiencias
pero el tiempo sigue siendo presente, aquí y ahora.
Y siempre es así.




lunes, 28 de agosto de 2023

Día de lluvia.

 


A veces la lluvia es como una jaula invisible,
como unos barrotes imaginados,
como una cárcel soñada. Cárcel al fin.
Buscas el vuelo de las gaviotas, las golondrinas de visita,
pero ellas tampoco están.
Cierras las ventanas y el calor de agosto es como un carcelero que se ha metido dentro.
Así que abres una ventana
y un abrazo fresco te reconforta.

Y a veces la cárcel  no es una cárcel sino un refugio,
un santuario, un templo.
De qué depende?
Sólo depende de si has visto a Dios o no,
si le has reconocido.
Donde está Dios es el refugio,
no hay que buscar más,
no hay que irse a otro lugar.
Si reconoces a Dios en ti, cualquier sitio es bueno,
cualquier instante, cualquier situación.
No hacen falta distracciones.
Si acaso, mueves el cuerpo, lo cuidas, como una ofrenda.
Como cuando limpias la gompa y la preparas en los preliminares
para la sesión de meditación.
Para recibir la preciada visita.
Cuidas esta casa de huesos y músculos, este refugio,
este vehículo temporal,
el santuario que habitas.
Y respiras el aire fresco que entra por la ventana.
Los quarks que conforman este cuerpo de paso celebran el aire fresco y limpio
que nutre el sueño de Dios.




viernes, 25 de agosto de 2023

La práctica es tu vida diaria.

 



Verano del 2023.
Los poros de la piel se dilatan y un soplo de brisa se acerca a besarlos.
El calor en la sombra, la brisa de la montaña
abanicando un cuerpo inmóvil, entregado.
La quietud, la contemplación.
Y este coro de cantos de aves, apenas visibles, ocultas en la copas verdes de los árboles.
De vez en cuando una golondrina cruza el espacio celeste, el cielo claro,
o aterriza en la barandilla del terrado. Y ya son dos.

Inspira, y por un momento se interrumpe su adicción al relato,
en especial el relato histórico.
Los poros de la piel dilatados, el soplo de aire en la piel,
el abanico del baile casi imperceptible de los árboles del Montjuic.
El canto de la golondrina y la tórtola lejana.
Los aromas suaves.
El cosquilleo del cabello en el rostro, en el cuello y en los hombros,
al paso de la brisa suave.
Quietud. Aparente.
Mientras, millones de células y quarks de energía realizan su función,
en tanto todavía se dan las condiciones
para que este cuerpo experimente la vida,
según este cuerpo.

Aún aquí, en este cuerpo, en este sueño mágico.
Manifestando el nirmanakaya, la Hija de Dios.
Dios mismo, de viaje por este sueño. Esta peregrinación.
De viaje por el cuerpo de Dios.



En la charla del dharma, la monja hablaba sobre la práctica budista.
La "práctica" o el "dharma" mismo, no son algo teórico con lo que nos llenamos la boca
repitiendo algo que hemos leído o escuchado,
ni siquiera esos rituales que nos han dicho que funcionan
(como la meditación, los mantras, las postraciones,
las ofrendas en el altar
o lo que sea para la "acumulación de méritos").
La práctica es nuestra vida misma.
Quizás algunas personas piensan que no tienen mucho tiempo para la práctica
porque están "muy ocupadas",
pero ya lo están haciendo, en su vida cotidiana, en sus elecciones, en las decisiones que toman.
Lo que hacemos, a qué dedicamos nuestro tiempo y nuestra energía, 
ésa es nuestra práctica.

Pon la atención en eso en lo que te ocupas.
A qué das prioridad?
Qué semillas estás regando y nutriendo?
Las del estrés/miedo, quizás? La distracción?
La paz y la alegría?
Mira con atención y verás cuál es tu práctica.
Lo que haces y sientes
es la manifestación más clara de tu práctica.




viernes, 11 de agosto de 2023

La meditación.

 


Hablar de la meditación es como no decir nada, o casi nada, para entendernos.
Decir "yo practico meditación", o "medito media hora cada día"
no transmite una idea clara y concreta de lo que haces. O lo que "ocurre".

Al finalizar la meditación en silencio en el grupo de estudio, a veces alguien pregunta:
Cómo estáis? Cómo ha ido?, o algo así.
Quizás alguien se dormía, agotada tras un día duro.
Otra persona estaba agendando sus actividades de mañana
o alguien ha tenido una idea brillante sobre un asusto pendiente.
Alguien contemplaba las luces y colores del atardecer, los sonidos, el aire en la piel
y, amorosamente, los rostros apacibles de su pequeña sangha.
Y otra persona sentía su cuerpo en la respiración
o bien lo escaneaba en la relajación.
Experiencias múltiples y diversas
surgidas de lo mismo.

Hace unos días escuché que hay tres tipos de meditación,
una clasificación como otra cualquiera.
A saber: 
las meditaciones atencionales,
las generativas
y las deconstructivas.

Las meditaciones atencionales, como su nombre indica,
son las que se centran en dónde pones la atención.
Donde pones la atención tiene su efecto en lo que sientes,
en lo que piensas, lo que priorizas.
Y también construye redes neuronales, el mapa de tu cerebro físico
y de tu experiencia mental/emocional/espiritual.
Donde pones tu atención construye quien eres,
el mundo que habitas
y el sentido y la experiencia de la vida que vives.

Las meditaciones atencionales ponen el foco en la atención.
Es el caso del mindfulness y otras.


Las meditaciones generativas se centran en la experiencia interna que generas,
las semillas que riegas y nutres en el campo kármico,
en el océano de tu inconsciente
y también del consciente.
Si generas alegría y confianza, o bien miedos, a la muerte, y a la vida.
O si generas amor, gratitud, apreciación
o victimismo.
Es el caso de algunas meditaciones guiadas tibetanas,
que usan el análisis conceptual apropiado para llevarte a una experiencia contemplativa
que se va integrando más y más con la práctica
(la compasión, el amor, etc.)
como una semilla que se riega y crece
sana y abundante.

Las meditaciones deconstructivas son las que investigan viejas creencias fundamentales,
como "Quién soy yo?".
Un ejemplo de ellas son las meditaciones en la vacuidad,
el interser, la interdependencia.
O esos instantes de entrega en los que sueltas el "yo" y su equipaje (te quitas de en medio)
y naturalmente te disuelves en ese océano de energía cósmica, visible e invisible.
Todo el mundo construido se deconstruye, se viene abajo,
incluido el personaje-yo y todos los demás personajes.
El viejo mundo, la vieja vida
deconstruida, por unos instantes.
La semilla del despertar regada una vez más.
La flor más viva.


No es que estén separadas, las tres clases de meditación están estrechamente vinculadas.
En cualquiera de ellas acabas encontrando a las otras dos.



A veces suena la campana
(no importa que la meditación sea formal o informal, en la vida diaria)
y observa dónde está poniendo la atención,
qué semillas/experiencias está regando
y qué mundos está construyendo
y deconstruyendo.
El personaje que está generando
en el guion
del relato
en construcción.




miércoles, 2 de agosto de 2023

El Cambio.

 


A veces el "cambio", la realización profunda,
no tiene nada que ver con un instante concreto de inspiración, o de asombro,
un punto clave destacado en la línea horizontal de la vida diaria.
No es necesariamente siempre una experiencia de "insight" y transcendencia.
Puede ser que, simplemente, te des cuenta en un momento dado de que
un Cambio significativo se ha producido,
de una manera silenciosa.

Por ejemplo, pongamos que tienes una tendencia a la preocupación,
una de las manifestaciones del miedo.
Te vas a un retiro e intuyes que se van a dar ciertos pequeños cambios significativos en tu vida
(como cuando soplas las velas del pastel de cumpleaños, después de formular un deseo).
Y ahí estás, en la vida diaria del trabajo complicado en el retiro,
en la agitación del servicio voluntario,
las responsabilidades, los retos.
Y de repente descubres que tu vieja amiga, la preocupación,
los miedos y temores habituales
no han hecho acto de presencia,
en un caldo de cultivo tan propicio,
con tantas condiciones a su favor.

Cuándo ocurrió ese Cambio exactamente? No lo sabes.
No "ocurrió".
Ningún momento específico de "comprensión profunda".
Esta vez el Cambio no tuvo lugar con fuegos artificiales
o profundas consideraciones conceptuales.
Todas las teorías conceptuales ya las sabías antes
pero el Cambio no tenía lugar.
Y de repente lo tuvo, mágicamente.
Sin palabras, sin ruido.

Así es a veces.
Otras veces, el asombro.
Y otras, la carcajada
(el desvelo de la vieja inocencia, en realidad la hipnosis inconsciente).
Y algo cambia en tu actitud vital.
Y ahí se queda.