jueves, 28 de abril de 2016

Preocuparse es un mal uso de la imaginación.







¡Hay tantas cosas que puedes hacer con la imaginación!
¡Tantas experiencias que vivir!


Abrir los ojos (y todos los sentidos) y contemplar lo que simplemente aparece.
(Quién dice que no es producto de tu imaginación?)
La magia de la tarde gris como una flor que va cerrando sus pétalos, imperceptiblemente pero sin pausa.
No hay que hacer un gran esfuerzo de la imaginación para saber que cada segundo el aire parece oscurecerse, y las montañas y los edificios pierden nitidez, y las luces van a empezar a brotar como luciérnagas o estrellas en la tierra.
Escuchar los sonidos de la tarde.
El aroma de humedad al otro lado de la ventana y el incienso sobre los libros, en el tatami.






Entregarse a lo que aparece es una forma de usar la imaginación.

O crear mundos tántricos.
Contemplar la destrucción de este pack cuerpo-mente en el que has venido designando "yo" y renacer en esa luna creciente con la forma de tu yídam.
Vivir el buda que llevas dentro, dejarle emerger.
Entregarte al buda que llevas dentro en su Tierra Pura.

¡Hay tantas formas de usar la imaginación!





Enfocar la claridad del cielo entre las nubes, tan hermosas, de formas tan sugerentes, tan atractivas y prometedoras.
Pero, por una vez, enfocar la claridad del espacio vacío (al que también llaman "mente sutil", "claridad de la mente", "sabiduría no dual libre de conceptos" o "vacuidad", entre otros nombres)
Enfocar la claridad de la mente en el corazón de tu mente.
El punto de no-acción entre acciones.
De no-pensamiento entre pensamientos.
El instante de quietud entre inhalación y exhalación, y entre exhalación e inhalación.
La tierra de nadie.

Enfocar el espacio vacío libre de conceptos, concentrarse en él, no: entregarse a él, abandonarse, rendirse. Y descansar.




¡Hay tantas formas de vivir la imaginación!

Hay formas de usar la imaginación con consciencia, y también inconscientemente.
Como cuando aparece la preocupación, el miedo,
La imaginación construyendo situaciones y experiencias de separación, avaricia, resentimientos, odio, frustración, autocastigo, insatisfacción...




Le llegó la foto de una pintada en un muro:
La preocupación es un mal uso de la imaginación.

Quizás sí, pensó.
Quizás estás usando mal una buena herramienta.




martes, 19 de abril de 2016

La horrible belleza del sufrimiento.






¿No te has fijado en la expresión de placer? -le dijo el amigo-. No me refiero al simple disfrute de un sabor, un aroma, un espectáculo asombroso de la naturaleza. Me refiero al placer profundo que te lleva a las puertas de transcender. ¿Te has fijado en la expresión de un orgasmo en el rostro? ¿Te parece una expresión de felicidad? Yo diría que más bien evoca sufrimiento. Como la expresión de una mística o un místico en éxtasis (según nos transmiten los cuadros sagrados y dibujos).
Quizás haya que empezar a reinterpretar el sufrimiento y dejar de tenerle tanto miedo. Quizás el sufrimiento sea una de las puertas de la transcendencia. O quizás sea la puerta, incluso al final del goce profundo. Quizás sea la puerta a la transcendencia y habría que dejar de tenerle tanto miedo. Sólo interpretarlo de otra manera. Experimentarlo de otra manera.

Y justo entonces le llegó el texto de Ram Dass, traducido por Blanca de la Vega.


"Hay diferentes caminos para entrar en intimidad con el Uno, que son apropiados para distintas personas, diferentes acercamientos para diferentes personas.
Algunas pueden sentarse delante de una pared y vaciar su mente en una práctica zen y experimentar así la totalidad del momento. Pero esto no le vale a todo el mundo. Hay personas muy activas que no se pueden sentar en meditación formal, y para ellas el taichí, por ejemplo, podría ser una interesante forma de movimiento como práctica meditativa. Otras personas sienten una profunda fuerza emocional y necesitan de vínculos, relaciones. Para ellas, la oración o la contemplación pueden ser unas técnicas bellas y efectivas. Es como si tienes un amado, haces el amor con el amado y esta práctica se hace cada vez más profunda y estable. En este caso, la oración y la meditación pasan a ser los juegos previos que te llevan al lugar exacto donde el orgasmo tiene lugar, donde ocurre la fusión. Usas el dualismo para llegar al no dualismo, justo en la frontera. La oración es una forma de dualismo en la que, en cierta medida, te separas a ti mismo de ti mismo para rezarte a ti mismo.
La pregunta entonces es: ¿Qué pides en la oración?

Personalmente, yo no podría pedir nada. Supongo que podría desear estar más vigilante, con más atención plena, o bien oír con más claridad, comprender en más profundidad, pero ni eso. Cómo sé si se supone que tengo que oír más claramente o no.
Lo curioso es que quien yo pienso que soy cree que sabe la respuesta pero no la sabe.

Hace tiempo le escribí una carta a la madre de una niña que había sido violada y asesinada, y hay una parte de esa carta que me gustaría compartir con vosotros. Decía así: “Algo en ti muere cuando soportas lo insoportable. Vas más allá del horror y del dolor porque lo insoportable te lleva más allá. No puedes con ello y es sólo en la noche oscura del alma cuando estás preparada para ver como Dios ve y para amar como Dios ama”.

Es la horrible belleza del universo. Saber que hay una sabiduría inherente en esa belleza, que esa sabiduría incluye el sufrimiento y que el sufrimiento no es un error.
Hasta que no descansas en el lugar que entiende esto, es bastante presuntuoso pensar que realmente sabes.

He observado en el trabajo que hago con personas que están muriendo, que sufren, sufren y sufren, y si pudiera, si yo pudiera, como corazón humano emocional, haría todo lo posible para quitarles su sufrimiento. Se me rompe el corazón y veo cómo el sufrimiento les va destrozando hasta que ellas finalmente abandonan, porque el sufrimiento es enorme. He observado que en el momento que abandonan algo emerge en su ser, tan bello y radiante y tan espiritualmente inocente, que es como si se encontraran con una parte de su ser que ha estado escondida durante todas sus vidas. Es como la rotura del cascarón de un huevo.

Ocurrió con la esposa de mi padre, Phyllis. Cuando ella estaba muriendo atravesó un periodo donde sentía mucho dolor, y mucha resistencia. Porque es así como solemos funcionar con el dolor, oponiendo mucha resistencia. Pero entonces ella se rompió, y en el momento en que se rompió apareció alguien tan radiantemente bella que hizo volar su mente. Ambos estuvimos juntos en esta increíble gracia hasta el final.
Ahora bien, yo miraba aquello con admiración y con horror. Contemplaba el horror del sufrimiento y también su profunda belleza. Sin ninguna duda, habría acabado con todo ese sufrimiento si hubiera podido, porque realmente la amaba. Desde mi parte humana, yo no quería que sufriera pero, al mismo tiempo, cuando la miraba desde el punto de vista espiritual, comprendía que era ese sufrimiento el que había forzado esa rotura del cascarón, el que había permitido emerger a su ser.

Dicho esto, ¿tendría que pensar que el sufrimiento es horrible o que es bueno?
La horrible belleza es que el sufrimiento es gracia y que el sufrimiento es aterrador.
Hasta que no puedes permanecer justo en el punto de equilibrio y ver los dos lados ¿para qué vas a rezar? ¿Ves la incongruencia? Esencialmente estás diciendo: lo quiero diferente porque no puedo soportarlo tal como es.

Una vez ves lo que es, y lo ves de forma completa, realmente no quieres cambiarlo.
Quizás quieras comprenderlo, pero no querrás cambiarlo.
Eso es exactamente la horrible belleza del sufrimiento."



miércoles, 6 de abril de 2016

Deja que las dificultades te hagan crecer.




(Para Manuel  :)


Desde el mismo día que naciste, todo han sido dificultades.
Grandes y pequeñas dificultades nos acompañan todos los días.
Dificultades para subir, dificultades para bajar.
Podemos verlas por todos lados.
Son fáciles de adquirir.
Se reproducen solas.

Hay dificultades que tienen nombres propios:
papá, mamá, el jefe, la vecina, el guardia…
Y otras simplemente están en el ambiente,
el clima, los planes, el dinero o el tiempo.

Quien las trajo a este mundo, desde luego, sabía lo que hacía.

Nadie esta exento de padecerlas,
Puedes llorarles o sonreírles.
Tú decides.

Thay nos recuerda que han venido para estimular nuestro crecimiento, para alimentar nuestra imaginación y desarrollar nuestro ingenio.
Siempre nos dice que a mayor dificultad, mayor crecimiento.
Agradeciendo sus enseñanzas, nuestro maestro, Thich Nhat Hanh, nos estimula con su práctica. Después de su derrame cerebral, que le dejó prácticamente paralizado, toda su  atención está en esas nuevas dificultades que han aparecido en su vida. En este mes de marzo le hemos podido ver en Plum Village, comiendo con la comunidad laica, incluso, se atrevió a encabezar una meditación caminando.
Con la energía de la plena conciencia.
Y con su práctica, nos sigue transmitiendo las enseñanzas más profundas.





Nosotros necesitamos practicar y practicar, para afrontar nuestras pequeñas y grandes dificultades, del día a día y de la vida.
Por eso, la sangha española organiza retiros de plena conciencia, como el que habrá próximamente en EL ESCORIAL del 29 de abril al 2 de mayo. Si tienes interés, puedes ocupar las últimas plazas que hay vacantes.


Para más información e inscripciones  http://wp.me/P6QLnb-QK







viernes, 1 de abril de 2016

La Unidad es la unidad.








La Unidad es la unidad.
La Unidad no tiene nada que ver con la segregación, la explotación, el racismo, el sexismo o el antropocentrismo.
Si en meditación formal sientes la fusión con el Cosmos, como agua vertida en agua, de vuelta a esta experiencia humana aún deberías sentirte "como agua vertida en agua", en alguna medida.
Ninguna bandera debería separarte, ni el color de la piel.
Y lo que está bien para ti vale para tu vecina o para tu pareja.




Si en meditación formal experimentas el gozo de la no-dualidad, qué haces utilizando diferentes varas de medir en la vida diaria? Por qué una vida debería valer más que otra? Cómo sentir el sufrimiento de tus iguales (o de "lo tuyo", tus hij@s, tu familia...) y ser indiferente al de un pueblo lejano, una cultura extraña, un toro en el ruedo o un polluelo triturado pocos días después de nacer?




Si sospechas que has empezado a transcender la dualidad lo sabrás, entre otras cosas, por tu mirada ecuánime.
Por el respeto y la reverencia por la vida, cualquier vida, por la protección de todo tipo de vida.
Y qué necesidad habría de apropiarse de los recursos ajenos (vestirse con ropa que propicia la esclavitud, comer alimentos que se fundamentan en la tortura o mantener empresas que violan o saquean el planeta)?
¿O de hacer daño a otras personas con el motor del "yo primero" y la importancia personal?
Cómo no cuidar la palabra y el silencio, y la escucha atenta, para comprender mejor y acompañar mejor?
Y alimentarnos con atención en cada bocado, en cada información y estímulo que flotan en el aire, para nutrir de amor y energía, y no de odio y resentimiento, este cuerpo y mente, individual y colectivo.




La espiritualidad no es una experiencia ajena a este mundo.
Y la meditación formal debería estar vinculada a la meditación informal, en la vida cotidiana.

Al fin y al cabo, la espiritualidad es también una manera de vivir la vida que vivimos,
una forma de estar en el mundo.