martes, 25 de abril de 2023

Samsara es sólo un espejismo.

 


El tornado.

La hipnosis de separación es como un tornado
que genera desorden, condensaciones de energía de formas variadas.
El miedo, la amenaza, la preocupación,
la sensación de pérdida, o de ganancia, satisfacción, frustración,
culpa, inseguridad, éxito o fracaso.

La hipnosis/tornado agita con fuerza el océano y produce un sinfín de olas
que surgen y mueren inevitablemente, por el mero hecho de nacer.
La hipnosis/separación es un tornado que agita el desierto de arena
y genera una polvareda que inexorablemente acaba depositándose de nuevo
en el mar de arena,
porque todo lo que alza el vuelo vuelve a aterrizar, llegado su momento.
Cuando ya no se dan las condiciones para estar arriba
se dan las condiciones para estar abajo.

La responsable de los miedos, la preocupación,
el dolor de la pérdida, la ira o el sinsentido
no es el síntoma en sí, la señal con la que se manifiesta
(el miedo, la preocupación, etc.).
Es la hipnosis de la separación.
Y la liberación del sufrimiento está en despertar de esa hipnosis.

El espejismo de separación (de vida separada, de ser fragmentado)
es la fuente de todos mis males.
Así que el único sentido de mi vida está en recuperar la visión clara,
sin gafas progresivas ni lentillas.
La visión genuinamente clara.




domingo, 23 de abril de 2023

El deseo.

 


Un buen antídoto contra el sufrimiento del deseo (de lo que no tenemos)
es la apreciación (de lo que tenemos).
El reconocimiento de la plenitud
existente en cualquier situación,
también emocional,
también las que nos molestan
o nos asustan.
La plenitud (todo está aquí)
existente en la paz pero también en el conflicto,
en el deleite y en la frustración,
en el amor y en el miedo,
en el éxito y en el fracaso
(simples interpretaciones personales limitadoras).

Un buen antídoto para el sufrimiento del deseo
es el reconocimiento de la plenitud
en cualquier experiencia emocional,
incluido el miedo, el dolor
y el deseo mismo.




Hazte amiga de tus dragones.

Feliz día del libro y la rosa.
I que estimeu molt!  

sábado, 15 de abril de 2023

La casa.




Con la casa también se establece una relación,
con el templo que te acoge,
el santuario para los encuentros con Dios.
La isla interior desplegada fuera, el refugio.

Así que con la casa también mantienes una relación,
con el cuerpo manifestado,
la madera vieja en los marcos, las puertas y ventanas;
las baldosas del suelo, inspiradoras, evocadoras
en cada paso a lo largo del pasillo,
quizás alguna temblorosa bajo tus pies.
El aroma en el aire, los aromas en los diferentes espacios,
ya tan familiares.
Las luces y colores, cambiantes a lo largo del día
y de la noche,
en las estaciones.
Los sonidos, la banda sonora de tus momentos de intimidad,
cuando se hacen más notorios.
Tal vez el sonido del tren de paso, el concierto de pájaros
o la voz del viento,
las conversaciones de las criaturas de camino a la escuela,
la máquina del taller del barrio, o la que corta el césped
o poda las ramas de los árboles en la montaña vecina.
O los cambios de humor del oleaje, al romper en la orilla.

Con la casa también se establece una relación.
Por momentos de amor inclusivo (cuando todo es acogido,
da igual lo que aparezca)
y ecuánime;
a veces amenazadora y hostil,
reflejando como un espejo
el profundo estado interior.

La casa es también el cuerpo.
Hay un cuerpo cercano que es un saco de piel lleno de vísceras,
huesos, sangre y heces,
y otro cuerpo más allá, de piedra y barro, madera y cristales,
olores, luces y sombras.
Y otro cuerpo extensivo, que son los paisajes cercanos
accesibles, para contemplar, caminar, respirar,
inspirar, integrar, interser
en una relación de interdependencia,
de amor, tomar y dar.
Como el cuerpo de carne, el cuerpo de barro 
y el cuerpo extensivo
cuentan con diferentes puertas y ventanas como sentidos
abiertos a la experiencia.

La casa es también Dios manifestado, la Diosa Madre
vestida quizás con harapos,
con la ropa cómoda e informal, gastada por el uso,
sin joyas decorativas ni polvo de oro
(como en los altares y procesiones).

La casa también es el abrazo que te acoge,
la Madre que te acuna,
la ira y los cuidados,
la protección y la hostilidad.

Todo lo que está dentro está aquí también,
en casa.




martes, 11 de abril de 2023

Dios provee.

 


El sonido del mar sin olas
al acariciar la arena de la orilla, o las piedras de la orilla.
La voz apacible del mar en la orilla, esa caricia para el alma.

El sol suave en la piel,
filtrado por una fina cortina de nubes.
La caricia suave del sol.
El calor reconfortante del sol, como un abrazo.

La brisa ligera del mar, o de la montaña.
El baile de la hojas de las palmeras, como abanicos.
La caricia de la brisa en la piel, el aire ligero y sutil.

Hoy todos los elementos se manifiestan en su forma más suave,
como una caricia.

Cuando la vida es una madre amable que te acuna en sus brazos protectores.

Los gorriones descienden al césped, abundante en alimento.
Sin miedo.
Tan abundante la vida.

"Dios provee", dijo la hermana Estrella
cuando le preguntaba qué llevar a la celda del retiro.
"Sólo tus ganas de estar con Dios", dijo.
"No hace falta nada más. Dios provee".


Y el resultado fue un canto a la abundancia.






lunes, 10 de abril de 2023

La presencia.

 


Ella dice que no, que prefiere no poner música por la mañana, cuando se levanta
(a veces aún en la oscuridad de la noche, previa al alumbramiento del nuevo día,
para estar presente como la más entregada espectadora).
Que prefiere no escuchar música, ni conectar la radio
para oír las noticias, ni poner la tele para la clase de inglés
que a él tanto le gusta.
Ni reírse con los vídeos y chascarrillos de tiktok, mientras desayuna.
En ese momento, cuando se levanta, abriendo la puerta a un día más por delante,
no necesita más información que lo que acontece ante sus ojos, y sus oídos,
y su respiración, y su piel:
los colores del amanecer y el vuelo de los pájaros, y su canto,
y el olor de la primavera en el aire y el del café,
y la brisa de la montaña en la piel.
Y, sobre todo, contemplar lo que acontece dentro.
La experiencia emocional que toca esta mañana,
quizás el miedo, la preocupación, la amenaza,
o bien la apreciación, la inspiración, la inmersión,
lo que a veces llama "hacer el amor con Dios".

Contemplar lo que acontece dentro
y lo que acontece fuera,
qué otras noticias
o aprendizaje
puede captar más su interés?

Prefiere ese silencio
tan lleno.
Cerrar las puertas a las crónicas del mundo.
Aún tiene ojos para ver lo que aparece en su escenario personal,
con eso le basta.
Y capacidad de contemplación,
para dar la bienvenida a lo que se manifiesta fuera
y a lo que se manifiesta dentro. Si hubiera separación.
Si el microcosmos es un reflejo del macrocosmos, aquí está todo.

Al menos cuando abre los ojos al nuevo día, tan fresco,
esa oportunidad
de presencia,
de contemplación y entrega,
no va a perderla.
Aquí estoy, Vida.
Aquí sigo.





sábado, 1 de abril de 2023

La bodichita de la pastora.

 


El invierno de visita.
Una visita previsiblemente breve,
impregnada de evocaciones de paz
e intensidad contemplativa.
La hizo pensar que el invierno recorrido no había sido tan duro,
si deja estas estelas de bienestar profundo.
Aun en los episodios de dolor y reclusión,
o quizás gracias a ellos.

Amanece un día gris y relativamente frío,
perfecto para la contemplación desde su refugio,
esta atalaya de amplias perspectivas.

Meditaba en la "bodichita del pastor", o la pastora.
Esa tendencia a "liberar" a los demás seres antes que a una misma,
desde la propia imperfección.
Sin haber llegado al final del camino, donde la "bodichita del rey".
De niña, antes de conocer el budismo, lo llamaba "el linaje del Capitán Trueno",
o del Jabato
(los personajes de los tebeos que leían su padre y su abuelo,
también del mismo linaje, a su entender),
o Robin Hood.
O el Che Guevara.
Esos personajes exiliados de este mundo, en las márgenes,
que se dedican a ayudar a los más vulnerables.
Suficientemente fuertes y austeros como para necesitar muy poco,
su energía está al servicio de quienes más la necesitan.
Probablemente hay una cierta arrogancia en sentirse parte de ese linaje
pero la energía de la juventud a veces te otorga esa fortaleza,
o esa ilusión de fortaleza,
esa relativa libertad.

Salvando las distancias, en el budismo se habla de la bodichita del pastor,
una de las tres manifestaciones de la bodichita.
Meditaba sobre ello.



Por qué alguien decide compartir experiencias o situaciones que siente inspiradoras?
Podría ser una mera manifestación natural, sin motivo ni objetivos,
sin por qués ni para qué.
Y a menudo lo es. Un simple movimiento natural.
Pero a veces también puede haber algo de sentimiento de insuficiencia.
Como cuando una madre vive la crianza de su hija o su hijo con la intención de ser el suelo desde donde el hijo despega,
no el techo que le impida volar.

En qué sentido esa "insuficiencia"?
Quizás consideras que pasan por tu vida valiosas experiencia o realizaciones
que aún no eres capaz de estabilizar,
que pasan por tu vida y no siempre se quedan.
Al menos cuentas con la capacidad de verlas, de darte cuenta,
pero quizás no siempre de retenerlas, integrarlas definitivamente
en el adn de tu experiencia humana.
Quizás otras personas con la misma vivencia puedan volar mucho más alto que tú,
sean capaces de comprender más profundamente,
conectar con el Ser que son.

En la bodichita del pastor, o la pastora,
hay algo de la "bodichita del barquero",
en la que cruzas a la otra orilla en compañía.
Un cierto toque sanamente egoísta en el compartir,
porque si tú creces yo crezco.
Si yo soy incapaz desde mis limitaciones
pero tú llegas más allá,
a través de ti yo también llego más allá.

Como cuando una madre le dice a su hijo:
"Donde tú no llegues yo llego". Estoy a tu lado. Cuenta conmigo.
En la bodichita de la pastora, de alguna manera,
una puede sentir que donde yo no llego
tú puedes llegar.
Cuento contigo.
Tú eres mi inspiración.