jueves, 30 de junio de 2016

El cuerpo y la mente, como causas y condiciones para el nirvana.






Esa maestra tenía algo especial.
Se sentaba a un lado de la mesa y leía los sutras a su público, y reflexionaba cada palabra.

De los textos que se dice que dijo Buda, calcula que quizás un diez por ciento realmente lo dijo él, el resto son interpretaciones, traducciones libres, añadidos. Lo cual tampoco importa tanto, si lo dijo Buda o no, lo que importa es si funciona, si te resulta válido, y eso lo tienes que investigar tú.
Al fin y al cabo, Buda es uno más entre los millones de budas; no hay que partir de la idea de que lo que dijo él es válido al cien por cien (que lo es) y lo que dijeron otras personas no lo es. Puede serlo igualmente.

Leía el sutra como un compartir.
Leía algo así como:
"Monjes, ¿el cuerpo es permanente o impermanente? Y los monjes respondieron: Impermanente. Y, ¿impermanente implica sufrimiento o alegría?" (O algo así)
¿Y adivináis que respondieron los monjes? -preguntó la monja.
Sufrimiento -se escuchó la respuesta estereofónica entre la audiencia.
Pues eso mismo, dijo ella.
Y Buda dijo que sí.
Y yo me pregunto por qué dijo Buda que sí, que el cuerpo implica sufrimiento.
Y si lo dijo.




Por qué la impermanencia sería causa de sufrimiento para un buda? O para cualquier persona.
Gracias a la impermanencia las cosas se transforman y nacen otras.
Gracias a la impermanencia se dan las estaciones y el mundo se llena de flores y cultivos, y lluvia y nieve, y sol y sombra y trabajo y descanso.
Tu propio despertar espiritual se da gracias a la impermanencia.
Por qué iba a considerar Buda a la impermanencia como sufrimiento?

Por qué iba a considerar Buda el cuerpo como causa de sufrimiento?
Por qué iba a enfatizar el dolor, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte, y no el medio de placer y disfrute que también es?
Gracias a los ojos conectamos cada día con infinidad de maravillas.
Si los ojos fueran un problema, por qué se iba a entristecer la gente cuando pierde la vista?
Y lo mismo con los demás órganos de los sentidos.
El gusto, el tacto, el olfato, que nos ponen en contacto a cada instante con maravillosas experiencias de disfrute y transcendencia.





Y para qué hablar de las piernas, que nos permiten movernos, caminar conscientes, viajar de un lugar a otro; los brazos, las manos, que nos permiten trabajar, comer, asearnos, escribir, hacer música, pintar, relacionarnos con el entorno; el hígado, que filtra cantidades de toxinas, los pulmones, el corazón, las venas, la linfa...

Por qué iba a asegurar Buda que el cuerpo (y lo mismo respecto a la mente) es motivo de sufrimiento y no de disfrute y placer, el nirvana mismo?




El budismo nos invita a cuestionarlo todo.
No te creas ni lo que dicen que dijo Buda.
Cuestiónalo, investígalo.

Y por qué iban a tener interés sus seguidores en poner énfasis en el sufrimiento, si Buda no lo hizo?
Es posible que sus seguidores desearan fervientemente que la gente practique el dharma, y es más fácil que lo practiques desde la experiencia de sufrimiento, como un medio para salir del sufrimiento.
Es posible -dijo la monja.




Pero no creo que Buda considerara la impermanencia como causa de sufrimiento.
Porque si bien es cierto que puede ser motivo de sufrimiento, también lo es de alegría, como una fuente de posibilidades.

Y no creo que considerara el cuerpo (ni la mente, los cinco agregados, pero ése es otro tema de investigación) como una causa de sufrimiento. Porque si bien lo puede ser, también lo es de alegría y disfrute y transcendencia y nirvana.





Y si no lo vemos así (el cuerpo, como una fuente de disfrute y transcendencia y nirvana) es quizás porque partimos de una base falsa intensamente arraigada en nuestra cultura y en nuestra mente. Que nos hace invisibilizar, ignorar, las bellezas de nuestra vida.
Y la atención plena nos ayuda a eso, a prestar atención a las alegrías de nuestra vida diaria, de nuestro cuerpo y nuestra mente.
A mirar nuestras manos como el milagro que nos permite tocar y sobrevivir.
A apreciar nuestros ojos, la luz cambiante del día y de la noche.
A recuperar la riqueza de la vida,
la atención apropiada que nos permitirá tocar el nirvana una y otra vez,
hasta darnos cuenta de que ya estamos en el nirvana.

Pero tenemos que recuperar la atención apropiada.
Dejar de mirar exclusivamente los objetos de dolor y sufrimiento
para empezar a prestar atención a la maravillosa vida que nos envuelve, que somos, también en cuerpo y mente.





Dicho esto, también cabría cuestionarnos por qué el dolor implica sufrimiento y no una experiencia gozosa, pero ése es otro tema que también tendremos la oportunidad de investigar en futuras sesiones.



viernes, 24 de junio de 2016

Lazy Day.






Lazy day.
Que este día no se acabe nunca.
Cantan los gallos, también perezosos.
Cantan los pájaros, sin prisa. Ociosos, a la sombra del árbol.
Silban, trinan, graznan, como una orquesta sin dirección, y tan armónica, así, tal como es.
No hay mayor armonía que el flujo de la vida, piensa.
Le sobra el pensamiento, piensa.
Esa manía de poner palabras, como un intento de compartir, con nadie.

Que no se acabe nunca este día, "lazy day" en el retiro de Plum Village.
Día libre, ausente de actividades.
Que no se acabe nunca esta mañana después del desayuno.
Este ofrecerse a la sombra del árbol.
Ha salido el sol en la campiña francesa.
Que no se acabe nunca esta mañana.
(Como ayer pensaba que no se acabe nunca esta mañana, esta tarde, esta noche).
Que el momento presente sea eterno, siempre.









Su amigo ya había estado varias veces en los retiros  de Plum Village.
Unos días está bien pero 21 días es demasiado, le dijo.
21 días, 21 años, 21 horas, ella sabía que podía estar aquí eternamente.
Ya tengo otra casa en el mundo, pensó.
A su amigo (otro amigo) le gustaba viajar, moverse, descubrir nuevos paisajes, como una hoja al viento, sin raíces. Linda sensación, ella también sabía de eso. Como una hoja al viento, en tierra de nadie.
Pero ella, cuando llegaba a un lugar, lo convertía en su hogar. Ya tengo otra casa en el mundo, solía pensar. Otro lugar donde volver.




Así que Plum Village ya era su hogar, y podía estar 21 días o 21 meses o 21 años, si la vida así lo disponía.

Mariposas sobrevuelan el césped de hojas verdes y azucenas, los campos.

Hay muchos mundos en este mundo.
Y, en cada uno de ellos, mi hogar, pensó.
Y luego dejó de pensar.