viernes, 8 de julio de 2016

Crees que eres el cuerpo físico porque aún no has realizado el cuerpo sutil.






El sol calienta los árboles, la hierba, las flores diminutas, las mariposas y los insectos al vuelo.
El aire acaricia las hojas como un ungüento, las acuna, las balancea.
Cu-cuuuu-cuu. Los pájaros no se cansan de cantar, como ella de respirar, sin esfuerzo, a menudo sin conciencia.
Se sienta de espaldas al sol, los pies en alto, en la silla, desnudos; el baño de sol y aire sana las heridas, si las hubiera.
Hoy la acompaña Nisargadatta, compartiendo con ella su ser, su vivencia, el intento de las palabras.
"Crees que eres el cuerpo físico sólo porque aún no has realizado el cuerpo sutil".
Muuu, ruge la vaca. Y ella aún se maravilla, a veces, con los cuerpos no sutiles de este mundo.

Hubo un momento en que ella se maravillaba con todo, como si hubiera tenido lugar "la purificación de los seres migratorios".
Reía como explosiones de dicha, como explosiones de amor.
Y bailaba cuando nadie la veía.
Un día la risa se fue de casa sin avisar. Y dejó de bailar.
Está bien así, decía, infinitamente agradecida de que se hubieran quedado tanto tiempo.
Y allí se quedó, como Penélope.
Sin nostalgia.
Así es la vida que conozco, pensaba. A veces aparece "la gracia" y a veces se va.
Pero ella ya conoce la cara de su amada.





En su experiencia, en esta vida humana, la gracia se ha manifestado a través de los cuerpos físicos.
(Incluido el suyo propio, su respiración, en la meditación).
No quiere decir que los cuerpos físicos SEAN la gracia,
pero quizás sí una especie de avatares, la forma a través de la cual entra en contacto con ella,
o quizás, simplemente, emerge.

A veces una forma humana que despierta la luz interior, la alegría, el amor.
Una mirada. Una palabra, un aroma.
Y una vez que la experiencia de plenitud emerge, lo baña todo, como una antorcha permanente de bendiciones iluminando cada cosa a su paso.
"La purificación de los seres migratorios".
Tan fácil de comprender.
La visión.
Comprender es la antesala del amor, o quizás es la sala misma, la misma cosa.




En su experiencia humana, los cuerpos físicos (las apariencias) aún ayudan.
Quizás porque aún no ha realizado el cuerpo sutil.
O quizás sea esto.
Y esta sea la función de todas las apariencias de cuerpos físicos.

Así que aún mira con atención las formas que aparecen a su paso, los aromas, los sonidos.
Los degusta.
Se disuelve en ellos, se pierde.
Aún los necesita para perderse.
Para vivir gozosa.

Para el gozo de morir.




miércoles, 6 de julio de 2016

Hacen falta dos para bailar un tango.







El amigo le contaba que no iba muy bien la convivencia en su casa.
Vivo con un fantasma, decía.
Pero lo peor no es eso, porque puedo vivir con un fantasma, lo peor es que a veces vivo con un puerco espín.

Y entonces guardó silencio, como si reflexionara sus propias palabras.
Sonrió y dijo en voz baja, como para sí mismo:
Pero hacen falta dos para bailar un tango.


En una de las charlas del dharma, la monja había dibujado en la pizarra una ilustración sobre el funcionamiento de la mente. Un circunferencia dividida en dos hemisferios. Abajo, la conciencia almacén (o el inconsciente, según términos psicológicos), donde se depositan y guardan todas las semillas de las emociones potenciales. En el hemisferio superior, la conciencia mental, donde se manifiestan dichas experiencias emocionales.
Qué semillas crecen y dan fruto en la vida consciente? Las que riegas y nutres.
Si nutres la ira, el odio, la alegría, la paciencia, la ecuanimidad, la envidia... ésas son las experiencias que se manifiestan en tu vida consciente.

Pero la realidad es que están todas, absolutamente todas las semillas, en tu conciencia almacén; las que tú consideras positivas y las que consideras negativas, las mejores y las peores.
Todas están ahí, procedentes de tu vida personal, de tus ancestros, familiares, culturales o espirituales.

Todas las experiencias posibles están ahí, en tu conciencia almacén.
Por eso hay que saber cómo nutrirlas, y comprenderlas, para que se manifiesten en tu vida consciente de una forma creativa y sin causar muchos estropicios.





Todas las semillas están en tu conciencia almacén o inconsciente, repitió.
Pero tú sólo seleccionas unas cuantas con las que te identificas y ahí designas "yo".
Y dibujó una línea cerrada de subconjunto dentro del conjunto de las semillas de la conciencia almacén.
Tú dices "esto soy yo" (inteligente, atractiva, insegura, amorosa, víctima... las características que sean, con las que te identificas). Y lo demás no tiene nada que ver conmigo.
Pero todo tiene que ver contigo. Porque todo está en ti.




Así que el amigo que le contaba que "puede vivir con un fantasma, pero lo peor es que a veces vive con un puerco espín", guardó silencio y en una milésima de segundo vio pasar la película de la monja junto al gráfico en la pizarra, y su planteamiento sobre el funcionamiento de la mente.

Y entendió que estaba dibujando un subconjunto en la identificación del "yo" de su compañero de piso (fantasma, puerco espín...).
Y por un momento percibió todas las demás semillas (comunicativo, amoroso, generoso...). Todas las demás semillas también están en él.
Pero estaban dando fruto sólo las que se habían encargado de nutrir. Los dos.
"Porque hacen falta dos para bailar un tango".




Si empezaba a nutrir las semillas que echaba en falta, ésas serían las que florecerían.

Lo mismo que vale para comprender el propio "yo" (mis miedos, mis dolores y alegrías), vale para comprender el "yo" de quien tenemos delante, y las relaciones, y el yo colectivo.

Si nos dedicamos a nutrir una parte de las semillas, ésas son las que darán fruto.
Pero todas están aquí (en ti, en mí, en el yo colectivo, y hasta en el "yo" de los vínculos y relaciones).

Si te condeno a ser una parte de lo que eres, es difícil que se manifieste todo lo demás que también eres.
Y podría ser como una cárcel de la que es difícil salir.