martes, 18 de agosto de 2009

Camino del templo.






Camino del templo
para la última meditación del retiro de verano,
tomo un camino paralelo al camino;
entre los árboles del bosque, el cauce de un riachuelo dirige mis pasos.
Silencio.
Un obstáculo –una piedra- en medio del lecho del río
produce el sonido
que inspira mi meditación.
Sin obstáculos, el río carecería del sonido
del agua
al pasar.
Y el río se quedaría sin voz.

Sin voz,
el río no inspiraría mi meditación.
Así es como los obstáculos, a menudo,
le dan vida a las cosas.
Y producen nuevas cosas.