viernes, 31 de mayo de 2013

Presencia libre al mediodía.
















El sol picotea la piel al mediodía
pero las nubes corren a cubrirla.

Masajo murió a los 92 años
y aún escribía haikus.
"No se muere...", decía, y miraba las luciérnagas.

40, 50, 92, da igual. Un día llegará el momento.
De soltar lo conocido y entregarse -sin saber bien a qué.
Como al llegar.
Entonces, puede ser que había unos ojos que miraban emocionados: "la vida!".
Pero la criatura sólo sabe que duele la fuerza de la corriente.

Ella mira el bebé recién nacido y se emociona
de amor a la vida.
Pero el bebé no sabe si nace o si muere.
Abandona lo conocido y siente que duele
la fuerza de la corriente que le arrastra.

Cómo mantener el sueño lúcido al morir?
Más difícil todavía:
Cómo mantener el sueño lúcido
al nacer?





"Amaba todo de su vida mortal",
que se convierta en un mantra, por si hay que volver
a pasar por ahí.

Amaba todo lo que aparecía
y, sobre todo, amaba todo
lo que no aparecía.



Las nubes han abandonado al sol
y éste no puede evitar herir
porque está en su naturaleza.












Ella dijo:
Te amo
y me protejo de ti
sin que le afecte
a mi afecto.




martes, 28 de mayo de 2013

Qué manía con estar bien!






Tengo una amiga que se fue de vacaciones al pueblo a ver a su familia.
Como ella es budista, a la vuelta nos contaba su preocupación al ver cómo se mataban a los mosquitos en masa,
cuánto sufrimiento ahora (los mosquitos muriendo envenenados, axfisiados, a centenares, a miles) y en el futuro, sus familiares y amig@s de la infancia acumulando tal grado de karma negativo.
Y tú cómo te protegías?, le pregunté, qué hacías para que no te picaran?
Me picaban, respondió, y qué? Qué manía con estar bien!









Qué manía con estar bien!

Cómo nos perturba la idea de no estar bien, de que no se cumpla mi deseo de estar bien.
Sin darme cuenta de que es esa obsesión monotemática la que me impide estar bien.
Así, me paso la vida intentando satisfacer los deseos de ese niño caprichoso sin darme cuenta de que es imposible.
Porque nadie llegó a este mundo con la garantía de que se cumplirían todos sus deseos, cada día, cada minuto del día.
Es del todo imposible.
Así que mantener esa aspiración, esa expectativa, me condena a la insatisfacción, la frustración, la decepción y, en definitiva, al sufrimiento ahora, hoy, en el presente
y en el futuro, de una forma indefinida. Como una enfermedad crónica.

Me cuentan los casos de algun@s maestr@s que han vivido durante algún tiempo una experiencia de liberación, de plenitud, que mucha gente consideraba la iluminación, incluso quizás ell@s mism@s.
Hasta que algo ocurrió en un momento dado y, de repente, se esfumó el "estado de gracia". Lo perdieron. Ya no estaba ahí, en su experiencia. Sin saber por qué ni cómo,
lo habían perdido.
En algún caso fue la muerte de un hijo, que sacó a relucir el sufrimiento inadvertido de esa persona tan cercana; la ausencia, las carencias propias, lo que sea que se traducía en dolor.
En otros casos fueron otras cosas. O nada. Aparentemente.
Pero el "estado de gracia" desapareció y en su lugar surgió el dolor, el sufrimiento profundo.
En especial el sufrimiento de haber perdido el "estado de gracia" y no poder recuperarlo, ni saber cómo recuperarlo.
Alguna de estas personas acabó recurriendo al alcohol y otras drogas, detrás de un estado expandido de la conciencia que ya no podía experimentar.



Cuánto sufrimiento, la adicción al bienestar.
En forma mundana o en forma "espiritual", da igual. Cuánto sufrimiento provoca la adicción al bienestar.







Personalmente, prefiero la sabiduría que acepta las apariencias que se manifiestan fuera (aparentemente fuera)
y las experiencias que maduran
dentro (aparentemente dentro).
La aceptación, la contemplación.
La imperturbabilidad de Epícteto.
El abrazo de Epicuro. Su disolución en el disfrute, su disfrute en la disolución.
La entrega de Teresa de Calcuta.
El sentido del humor de Shariputra cuando contempla el sueño de la impermanencia y dice:
Samsara me hace reír.



















viernes, 24 de mayo de 2013

Que los hilos del corazón muevan tu marioneta.











Siempre me gustó ese niño.
No oía lo que cantaba pero veía sus ojos claros y su sonrisa y me inspiraba confianza. Vulnerabilidad y entrega
al mismo tiempo.
Hoy lo oigo cantar: Prefiero bailar con ganas aunque no sepa.
Y me hace reír.
Me imagino por un momento al mundo entero bailando con ganas
y sin "saber".
Bailando, y ya.
Prefiero estar presente, dice. Presencia, bailando.
Bailando, presencia, entrega. Qué bien suena...
Los hilos del corazón mueven mi marioneta.
Este chico no me defrauda.
No hablo de la calidad de su música (eso, que los digan l@s crític@s
o los corazones),
hablo de otra cosa.

Estar presente y bailar, o no, o sí
-meditar sentad@, meditar caminando, meditar comiendo,
meditar nadando, bailando...

Y que los hilos del corazón muevan tu marioneta.


PD: La vida es un libro de dharma.


miércoles, 22 de mayo de 2013

La medicina del dharma.










"En el fondo de mi vida subyace siempre la confianza en una gran maestra. Ella nos saca del tedio, del confort y de la rutina, nos espabila con sus preguntas y exigencias y nos urge a responder con celeridad y firmeza.
También nos protege de la vanidad y de la autocomplacencia, impidiendo que nos deslicemos por la fina y resbaladiza pendiente del aburguesamiento.
Se llama adversidad, seguro que la conocen.
Es una señorita que tarde o temprano, cuando menos la esperamos, nos cursa su visita."

Leo estas palabras en la presentación de uno de los libros que me llegan a casa, muchas veces sin solicitar, debido a mi trabajo. En este caso se trata del libro "Levantarse y luchar", de Rafaela Santos, presidenta del Instituto Español de Resiliencia.
Todavía no lo he leído -el libro. Pero alguno de los comentarios de presentación sí.
El primero es de Viktor Frankl: "La persona que no ha pasado por circunstancias adversas realmente no se conoce bien".
El segundo es el que he reproducido arriba, de Santiago Álvarez de Mon, profesor de IESE Business School.







Y una vez más encuentro que la vida es un libro de dharma. Que puedes encontrar el dharma en todas partes: en las psicoterapias, en los centros de ayuda a l@s niñ@s y mujeres maltratadas, en las asociaciones de defensa de los animales y en las asociaciones de defensa del planeta y de las personas perseguidas por motivos políticos o religiosos,
y en las escuelas de negocios también. En todas partes puedes encontrar el dharma porque la vida es un libro de dharma.



Literalmente, dharma significa protección. ¿Protección de qué? Del sufrimiento.
El dharma es algo que te protege del sufrimiento, pero no sólo puntualmente o temporalmente, como el caso de una medicina concreta para el dolor de cabeza en un momento dado (por estrés, por ejemplo) y no en otro (por un exceso de acidez digestiva o por el síndrome premenstrual). Denominamos dharma a algo que te protege del sufrimiento de manera profunda, estable, y en última instancia definitiva.
Y desde el punto de vista budista, la más eficaz protección del sufrimiento reside en la comprensión de la mente. Aprender a conocer y usar la mente, que es donde reside
(se crea y se disuelve) el sufrimiento.









Aun así, el dharma está lleno de instrucciones diferentes (se dice que Buda llegó a impartir 84.000 enseñanzas) para aplicar en diferentes situaciones y a diferentes niveles, según las necesidades de cada persona en un momento dado.




El dhama está lleno de enseñanzas que quizás pueden llegar a resultarte contradictorias, pero no lo son; simplemente son como medicinas aplicables a diferentes situaciones.
Por eso, a veces puede tocar meditar en la muerte y en la renuncia (suéltalo todo porque antes o después lo vas a tener que dejar) y otras veces en que todo está aquí o en que nunca has nacido y nunca vas a morir, como canta Battiato coincidiendo con el yogui que cita Geshe Kelsang Gyatso en Budismo Moderno. A veces toca meditar en la compasión que desea ayudar a todos los seres y en "tomar y dar", y a veces toca contemplar la vacuidad de todos los fenómenos y vivir la vida de vigilia como un sueño lúcido. Pasar por este sueño conscientes de que es un sueño. Ni más ni menos.
Un sueño kármico lleno de apariencias y experiencias kármicas. Pero siempre puedes contemplarlo consciente, como en un sueño lúcido.







Según el budismo,
el dharma es la medicina definitiva, en última instancia, capaz de curarte de todos los males y liberarte de todos los sufrimientos
-la cesación del sufrimiento.
Pero también es como un botiquín lleno de ungüentos y tratamientos diferentes de acuerdo a la ocasión.
Y un tratamiento específico para la artrosis, la acidez de estómago, el enfado, los celos, la soledad o los duelos, no contradice a otros tratamientos, para el colesterol o la presión arterial o las lesiones musculares, o la indagación del yo (que busca el yo y no lo encuentra) o las contemplaciones que buscan la muerte y no la encuentran.

Todo tiene un lugar y un momento bajo el cielo, como puede leerse en el Eclesiastés.

Que también creo que dice: "Lo que ahora existe, ya existía; y lo que ha de existir, existe ya". Como si perteneciera a la misma sangha de Buda, cuando nos recuerda que todo está aquí.
Y dice: "Qué provecho saca quien trabaja, de tanto afanarse?", como si parafraseara a Thich Nhat Hanh (o viceversa) cuando habla de nada que hacer
y ningún lugar a donde ir.

Todo está aquí.
A dónde crees que vas?

La vida es un libro de dharma.

Porque todos los seres buscamos lo mismo:
ser felices
y cesar
de sufrir.






domingo, 19 de mayo de 2013

Como el show de Truman.


(Repaso...)












¿Y si fuera
otra
mentira?

Me he pasado toda la vida creyendo en la muerte.
La vi de niña;
en la casa donde vivía
fue una de mis primeras experiencias desconcertantes,
como una sacudida, desordenando el tablero.
Regresé a los juegos y era como si no hubiera ocurrido nunca
(la muerte)
pero ella no tardó en volver,
desordenando el escenario otra vez,
otra vez la sacudida.
Y de vuelta el orden
nuevo.
Si la muerte era cosa de viejos y viejas, ya está. Ahora nos dará un respiro.
Y volví a los juegos una vez más.
Después del dolor del duelo, esta vez mejor;
se está bien lejos de la vejez y la enfermedad crónica, instaladas
en casa,
y de la amenaza de la muerte.
Y parecía que era el turno (ahora con más fuerza)
de la vida,
la juventud, la libertad, la fiesta y la alegría.
Y entonces la muerte regresó,
cuando no tocaba,
y se llevó a alguien joven
y sano
y lleno de energía
y de alegría.
Mi inspiración.
Se lo llevó la muerte.
Otra vez.
Esta vez el tablero quedó desmantelado
del todo,
el escenario barrido por un viento maldito.
Y ahí fue cuando decidí que si no puedes derrotar al enemigo
al menos puedes aliarte con él.
Y le di la mano
a la muerte,
y le pedí que fuera mi compañera de viaje.
Como una sombra.
O una luz.
El faro que alumbra mi vida.


Que a mí no me digan que no me la creo.

Por eso, más tarde, cuando durante las meditaciones
en la muerte,
alguien decía que no nos la creemos,
que de corazón no nos creemos que la muerte, la propia muerte, vaya a llegar
un día, indefinido, quizás hoy,
que no nos lo creemos,
yo callaba,
como quien sabe
y calla.
Que a mí no me digan que no me la creo.















Más que
mi compañera
ha sido mi hermana
de sangre,
de viaje,
de sueño.





¿Y si fuera una alucinación?

Y pasa el tiempo.
Y un día, contemplo
el desfile
delante de mis narices
y veo,
creo
que veo
algo
fuera de lugar
por debajo de las vestiduras
del desfile de apariencias,
algo
que me hace pensar:
¿Y si fuera otra mentira?
Otra actuación, otra
escena
del guión kármico,
los personajes cambiando máscaras y ropajes
una y otra vez.
¿Y si fuera una comparsa?
¿Y si la muerte, ese impacto, en realidad
no existiera?
¿Y si todo esto fuera algo así como el show de Truman?

¿Y si ese "momento brutal" no ha de llegar nunca,
y el miedo a lo desconocido es un despropósito
porque lo desconocido
nunca llegará
sencillamente porque no existe?

Y tanto sufrimiento es un error,
una triste
y dramática
equivocación...





"Primero, debido al miedo a la muerte, corrí hacia el Dharma.
Luego me adiestré en el estado de la inmortalidad.
Finalmente, comprendí que la muerte no existe 
y me relajé".

Budismo Moderno.
Geshe Kelsang Gyatso.


sábado, 18 de mayo de 2013

Ha nacido la noche.












Una carrera de nubes
al atardecer
sobre la montaña del Tibidabo.

Las nubes, como una bandada de pájaros
migratorios.

Limpio y brillante el suelo del balcón
después de la lluvia, a la hora violeta.

Nubes como dibujos
animados
pasan de largo sobre el templo.

Hasta los niños se callan y paran sus juegos.
Es la hora en que la iglesia se enciende.

La iluminación del templo sobre la montaña,
como una luna llena, cada noche,
todas las noches del año.

Hasta la montaña de nubes ha detenido su carrera
esperando
el instante en que el templo se viste su traje de luces.

A este lado, el silencio suena a degustación de espagueti
y crujiente pan tostado
y el motor del ordenador encendido.

A este lado, el silencio sabe a albahaca y aceitunas negras
y vino de Gandesa.

Aparecen ojos como luciérnagas en los caminos de la montaña
anunciando
la inminente puesta de largo del templo.

Como una minusválida sentada al otro lado de la ventana, espía
el instante en que el templo se ilumina.

La ladera se baña en rosa bajo las nubes grises.

Los pájaros han callado, los niños,
los negocios y los ocios,
con el alma en vilo,

y de repente
su cuerpo
se enciende.

Ya ha sucedido.

En medio del silencio, sucede.
Nadie lo advierte.

Ningún aplauso,
ningún orgasmo.
Silencio.

Pero ya está aquí.
Ha nacido la noche.


























lunes, 13 de mayo de 2013

La desnudez.












Mañana lenta, amanecer tardío a la 1 del mediodía.
El reloj no se ha enterado de que el tiempo se paró, hace tiempo.

Ausentes los visitantes, la casa vuelve a ser suya, su santuario personal, por donde puede moverse confiada y desnuda. Entregada a la naturalidad de la desnudez, expuestos todos los agregados, sin máscaras ni artificios.
"Permanece natural mientras cambias tu aspiración". En público.
Pero en la esfera privada, la naturalidad es otra cosa.
Es una explosión de risas (cuando lees un email, de amor, o de dolor, da igual)
y vuelo libre.
Esa desnudez.
Ella piensa que todo el mundo debería aprender a caminar desnudo y observar si ese cuerpo se mueve ligero y confiado o no. Si vive mejor escondido. O no. Y por qué.








Querid@s amig@s:

Qué difícil explicaros el afecto que siento 
y la alegría de veros, en estas cenas, 
y luego, en el recuerdo, como una asamblea de bodisatvas; más: como un ágape espiritual, como un festín de dioses y diosas.
Os quiero muchísimo.
Que nadie me diga que la Tierra Pura no está aquí.

beso.


En el último encuentro, ella compartió aquella escena en el terrado de su casa. La noche. El primer hilo de luna creciente (cuando era niña le dijeron que a eso se le llama "la luna mora", y aún la llama así). Ella su ex y su gato habían subido a degustar un helado y el silencio de la noche, después de la cena.
La noche, el helado, su gato y su ex, la armonía, el silencio, el amor, simplemente estar...
Como tantas veces, en plena inmersión en el momento presente, ella volvió a imaginar su muerte, ella marchándose de aquí, soltándolo todo: las noches y los días, los helados, los seres a los que amaba, todas las caras de la luna, su santuario particular...
Sólo que esta vez no lo "imaginó", estaba aquí. Se iba. Pero también estaba aquí 
su llegada, en este preciso instante en este escenario de la noche en el terrado de su casa. Llegaba. Su madre le abría la puerta. Aquí estaba cuando su madre se fue, y también cuando llegó. Su próxima vida, la de ella misma, hipnotizada por el olvido, llorando a veces y riendo, a veces.
Todo está aquí.
Y entonces lo vio claro: si todo está aquí, mis vidas mundanas pasadas y futuras, también está aquí cuando despierto. Cuando lo veo claro. También está aquí ésa que ya es libre.
Sólo tengo que dejarla emerger, porque ya está aquí.
Desde entonces, no había podido sacárselo de la cabeza/corazón.


Su amigo del dharma, después de la cena, les escribió un email colectivo:



No os pasa que al día siguiente de estas cenas estáis de muy buen rollo? 
Por qué 
será?...


















miércoles, 8 de mayo de 2013

Aquí y ahora.









Querida amiga:

Cómo era aquello que decías sobre que sólo vivías el presente, lo que hay en el presente, aquí y ahora. 
Y lo que no está no está 
-o algo así.

Yo también sé de eso, con una salvedad: en mi presencia, aquí y ahora, junto a todo lo que llena el presente está también el pasado y el futuro, y el de mi madre y el de mi padre y el de mis hij@s -y hasta el de mi abuelo enterrado en la nieve junto a su caballo, en la Patagonia. Y hasta las posibilidades que nunca han sido y nunca serán. También eso está aquí, ahora, 
presente.
Tan reales, o irreales, como cualquier otra que mis sentidos puedan percibir.
¿Crees que puede ser posible?



lunes, 6 de mayo de 2013

Date un respiro.














Golpes de obras
por detrás de
la galería, a un lado de la casa, y por delante del balcón,
al otro lado,
por todas partes. Polvo. Taladros y sierras eléctricas
en marcha.
Como una metáfora de la mente humana.


Querida amiga:

Por qué nos pasamos la vida construyendo tantas cosas, haciendo tanto polvo, ruidos, suciedad? Nos involucramos en proyectos nuevos que requieren mucha energía, trabajo, dinero, tiempo, estrés. Como si no soportáramos que no pase nada, no hacer más dinero, más inversiones, acumular más, "crecer" más. Todo el tiempo en obras. En la suciedad y en el ruido de las obras.
Nos involucramos en una nueva obra -muchas veces por aburrimiento, por hacer algo, por la sensación de seguir construyendo algo, acumulando más.
Acumulo, luego existo.
Hago (lo que sea), luego existo.
Y al final del día caemos agotad@s.
Y en el proceso, un accidente que me hace parar, una contractura, un dolor de espalda, un catarro. Una nueva confrontación de intereses con las personas que más quiero.

Dices, a veces hay que hacerlo. Y yo no digo que no. Pero, todas las veces? ¿Es ésa la motivación y la causa de cada vez, que hay que hacerlo?
Y cómo era eso de la práctica del contentamiento, "siéntete satisfech@"?
A veces creo que el culto al emprendedor nos está matando.

Me acusas de falta de ambición, y no te diré yo que no.

Sabes que a los seres iluminados o en el camino a veces se les llama "santos" o "bodisatvas" y, a veces, en el zen, a menudo, se le llama "persona ociosa".
La que no hace nada, la que deja de crear karma.
La que contempla
que no hay nada que hacer,
nadie que ser
y ningún sitio a donde ir.



















PD: No digo que
siempre ni que
nunca.
Querida amiga, digo
que es bueno saber cuándo hace falta involucrarse en una nueva obra
(en los trastornos de una nueva construcción o de una nueva empresa)
y cuándo no hace falta
y es una mera
agotadora e incómoda
distracción
más.

PPD: Y si aun así decides llenar tu vida de los entretenimientos que más te gustan,
está bien, disfrútalos con toda tu presencia y, recuerda:
cerrada la ventanilla de quejas.   :)


sábado, 4 de mayo de 2013

La sangha no son sólo los miembros de tu club.










Querida amiga:

Qué importante es el refugio en la práctica budista.
El refugio último,
en las 3 joyas.
Las Tres Joyas,
con mayúsculas de sagrado (no ordinario, especial).
El refugio último en Buda, el Dharma y la Sangha.

Leo en un libro "los tres reconocimientos" básicos para el refugio budista, el Refugio:

"Al refugiarnos en la Joya del Buda, debemos considerar todas las imágenes de Buda como verdaderos Budas, sin tener en cuenta el material del que estén hechas o si son nuevas o viejas.
Al refugiarnos en el Dharma, nos comprometemos a considerar todas las escrituras budistas como la verdadera palabra de Buda. Por lo tanto, no debemos maltratarlas, ponerlas en el suelo o pisarlas. (Los libros son sagrados y deben usarse como objetos sagrados, y no se debe poner encima de ellos objetos como bolígrafos, gafas, etc.).
Por último, al refugiarnos en la Sangha, debemos considerar a los que visten los hábitos de ordenación monástica como si fueran la verdadera Joya de la Sangha".

A menudo, en las clases (aquí y allá, no importa las tradiciones), se repite una y otra vez lo "afortunad@s" que somos por haber tenido acceso a estas instrucciones, porque hayan aparecido en nuestra vida -cuando no ha ocurrido así para la mayoría de la gente. Lo privilegiad@s que somos.
En casi todas las tradiciones (budistas y no budistas) se pone un énfasis especial en la suerte de contar con una Sangha (Feligreses o llámales como quieras), los amigos y amigas espirituales, con quienes nos une un vínculo especial -que, por otra parte, no nos une con el resto de la población, humana y no humana. Y en la práctica nos separa de ell@s.
De hecho, muchas veces, las personas externas a la Sangha pueden llegar a ser consideradas incluso "enemigas del Dharma". Por qué? Porque pueden ser una influencia peligrosa en nuestra práctica, llevarnos por el mal camino o hacernos dudar.
Muchas religiones, budistas y no budistas, coinciden en esta visión.

Y lo entiendo, amiga mía. Entiendo la importancia de contar con compañer@s (amig@s espirituales) con quienes compartir el camino y la práctica. De hecho, siempre lo hacemos así, en cualquier actividad mundana. Desde el principio. Cuando aspiras a ser periodista o médica o carpintero o futbolista o bailarín, tiendes a formarte, a buscar las mejores instrucciones (el dharma), referentes sublimes, modelos a seguir (budas) y compañer@s con quienes estudiar, compartir y crecer (la sangha). Para llegar a sacar, así, al periodista, médico, carpintera, futbolista o bailarina que llevas dentro.
Y está bien, es una herramienta como otra cualquiera. Una herramienta necesaria. O tres.

Pero, querida amiga, las actividades mundanas son una cosa y el camino espiritual es otra, aunque compartan ciertas estrategias. Y creo que tendríamos que poner mucha atención para no utilizar las estrategias espirituales (el método) como una forma de segregación más, de separación, que nos sectarice.

Thich Nhat Hanh es un maestro budista y dice: "Si vemos a Buda como algo sólido, externo a nosotros, es mejor que no tengamos ningún Buda. Si vemos el dharma de este modo, es mejor no tener ningún dharma". La sangha no son sólo los miembros de tu club, viene a decir, no son sólo las personas que comparten creencias, opiniones, puntos de vista, teorías o aficiones. La sangha son todos los seres humanos, porque todos los seres humanos son compañeros de viaje en esta experiencia humana. Y a la vez son tu campo de práctica, el objeto necesario para desarrollar amor y compasión y bodichita. Y dice más: "la sangha no son sólo los seres humanos, son también todos los animales y los árboles y los arroyos..."
¿Este maestro budista no es budista, por decir eso? ¿O por el contrario, transmite un budismo profundo y auténtico?
¿Está Buda más presente en las estatuas que adornan los templos y altares o en el ser humano que tienes delante? Búscale con sabiduría (como una contemplación y una meditación más): ¿está en la piedra o en el polvo de oro que le cubre, tal vez en la pintura de colores? ¿Está Buda más ahí fuera que dentro de ti?

Desde este punto de vista, Buda no se ha quedado a vivir recluido en los materiales de las estatuas o en las postales, ni la sangha se viste con hábitos especiales. Quizás los budas y la sangha aparecen como tengan que aparecer para que tú descubras lo que tienes que descubrir.

Cuando tuve que salir de viaje y separarme de mi familia espiritual, muchas de estas personas se preocupaban por mí: qué sola vas a sentirte, con quién vas a hablar y estudiar y practicar a partir de ahora? El mensaje implícito era: ahí fuera el mundo está lleno de ignorancia y de perturbaciones mentales, cómo vas a poder mantener tus logros (el amor, la compasión, la bodichita, la sabiduría de la vacuidad, por minúsculas que sean estas experiencias alcanzadas) en un entorno tan hostil? Cómo vas a evitar que degeneren y vuelvas a la confusión y a la pesadilla de los infiernos, ahora y en las innumerables vidas futuras?
Y sabes qué, amiga mía? Que encontré a la sangha en todas partes, en el vestuario del gimnasio, en la cola del súper, en la puerta de la escuela, porque todo el mundo padece conflictos y sufrimientos y quiere resolverlos y quiere ser más feliz y evitar el sufrimiento y buscan herramientas para lograrlo. Todas las personas, sin excepción. En todas ellas he encontrado a compañeras en el camino, de teoría y de práctica. Todas ellas hablan del dharma (de la comprensión de la mente y de cómo usarla para ser más feliz y hacer más felices a los demás), a su manera, con unas palabras u otras pero todas buscan lo mismo e investigan en lo mismo, y todas son la sangha y son guías espirituales y emanaciones de budas que me ofrecen la oportunidad de encontrar la sabiduría en mi corazón. O en mi mente. O en mi continuo mental, llámalo como quieras.
Dicen que Jesús dijo: "Nada de lo humano me es ajeno". Creo que el buda histórico estaría de acuerdo. Y ninguno de los dos se pelearía por los derechos de autor.

No te alejes de tu familia para encontrar a Dios, o a Buda.
¿Es que no puedes ver a Buda en tu familia?
No tienes que abandonar a tus hij@s, como Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac para contentar a Dios. ¿No recuerdas que era una simple broma divina de mal gusto?
Qué Buda querría que sacrificaras a tu hijo o le abandonaras?
A los seres con los que te une una relación kármica especial, una responsabilidad ineludible.
A tu pareja, amigas y amigos de la infancia o en el camino, a tu madre y a tu padre.
"No traspases tus propias cargas a otros", ¿no es éste uno de los 18 compromisos del adiestramiento de la mente?
Qué Buda querría que les abandones, que les menosprecies, que dejes de comprenderles y de acompañarles en su aventura humana?
¿Es que acaso el amor a todos los seres sintientes les excluye a ell@s?

Buda, el dharma y la sangha están en todas partes.
Y que nadie los use para segregarme, para separarme de ti o del resto de los seres, objetos y situaciones de este escenario que se despliega ante mí.
Y esto incluye a las personas con las que me une una relación kármica (de compromiso) especial.

Que mi idea de las tres joyas no me segrege, que no me separe, que no me sectarice.

Buda, el dharma y la sangha no necesitan letras mayúsculas para ser grandes y quizás se encuentran mejor en las minúsculas y en lo cotidiano.
Porque lo sagrado no puede estar fuera de lo cotidiano y no necesita mayúsculas ni adornos finos y carísimos para aparentar.
Y la única ofrenda que tiene sentido es la propia práctica:
el amor, la solidaridad (o la compasión), la empatía, la conexión (igualarnos), la ligereza, soltar (la vacuidad)...
Y, quizás, las designaciones, el mero nombre es lo de menos.
Y que no nos sirva para segregarnos, para separarnos, para sectarizarnos.


Fdº:  tu (irreverente) amiga espiritual.





jueves, 2 de mayo de 2013

Otra gompa, otra oración.












Las 6 y media
y los pájaros silban
al sol
anunciando
que el crepúsculo
se acerca.

Los pájaros no saben
que anticipan la llegada del crepúsculo,
simplemente celebran sin saber que celebran,
o qué.

Los que planean callan, y planean;
los que contemplan, contemplan,
y los que cantan, parados sobre los tejados, sólo cantan.

Y el perro que siempre llora se tumba al sol
y a veces llora, como un bostezo.

El perro que siempre llora llora
porque es lo que ha aprendido a hacer
y a contar.

La sierra eléctrica se hermana con el lamento
del perro.

Nunca falta una obra en la ciudad
construyendo nuevos espacios
o deconstruyendo los viejos.

La ciudad, siempre en construcción
y deconstrucción.

En cada derribo, algo nuevo aparece.

Donde antes había algo luego surge
su propio espacio
vacío.

El caminante tose
las alergias de la primavera.

La sierra eléctrica, el lamento del perro
y las voces de l@s niñ@s, de paso, a la salida de la escuela,
orquestan los sonidos del atardecer,
antes del crepúsculo.

El vientre hinchado le cuenta que hoy perdió el control,
como una ligera tempestad azotando ese organismo.


Y ella también para,
acalla los vientos de su respiración
y paulatinamente vuelve la calma a esta ciudad que llama cuerpo.











Tonos de gris azulado y blanco y celeste;
sobre el horizonte empieza a aparecer la hora violeta.
Hoy promete desplegarse otro crepúsculo mágico.

Hoy promete desplegarse otro crepúsculo mágico en su mandala personal
a la hora en que sus compañer@s se reúnen en la clase del dharma.

Los ladridos de los perros, el piar de los pájaros, el juego de l@s niñ@s en la calle
-ésta es la sadhana que aquí se escucha, la oración de la vida
a la Vida.

A un lado, la gompa cerrada, la luz artificial, las oraciones cantadas y el sermón;
al otro, los sonidos del silencio a la hora violeta
y los colores del crepúsculo abierto,
la montaña humilde bajo el cielo infinito.
A otro lado (siempre hay algo más que lo aparentemente dual),
la quietud en su santuario particular, como un mirador
al samsara
y al nirvana.

Ella también estudiaba Tesoro de Contemplación
cuando el crepúsculo estalló en su mandala.
Y dejó que la devorara.
Y ya no quedó nadie para estudiar
ni para contemplar
ni para meditar.

Ni para escribir

para contarlo.

























Para J., que celebra las entradas de reflexiones budistas
pero que "no puede" con estas gotas
de experiencia
o presencia
en verso libre. 
                           :)