"En el fondo de mi vida subyace siempre la confianza en una gran maestra. Ella nos saca del tedio, del confort y de la rutina, nos espabila con sus preguntas y exigencias y nos urge a responder con celeridad y firmeza.
También nos protege de la vanidad y de la autocomplacencia, impidiendo que nos deslicemos por la fina y resbaladiza pendiente del aburguesamiento.
Se llama adversidad, seguro que la conocen.
Es una señorita que tarde o temprano, cuando menos la esperamos, nos cursa su visita."
Leo estas palabras en la presentación de uno de los libros que me llegan a casa, muchas veces sin solicitar, debido a mi trabajo. En este caso se trata del libro "Levantarse y luchar", de Rafaela Santos, presidenta del Instituto Español de Resiliencia.
Todavía no lo he leído -el libro. Pero alguno de los comentarios de presentación sí.
El primero es de Viktor Frankl: "La persona que no ha pasado por circunstancias adversas realmente no se conoce bien".
El segundo es el que he reproducido arriba, de Santiago Álvarez de Mon, profesor de IESE Business School.
Y una vez más encuentro que la vida es un libro de dharma. Que puedes encontrar el dharma en todas partes: en las psicoterapias, en los centros de ayuda a l@s niñ@s y mujeres maltratadas, en las asociaciones de defensa de los animales y en las asociaciones de defensa del planeta y de las personas perseguidas por motivos políticos o religiosos,
y en las escuelas de negocios también. En todas partes puedes encontrar el dharma porque la vida es un libro de dharma.
y en las escuelas de negocios también. En todas partes puedes encontrar el dharma porque la vida es un libro de dharma.
Literalmente, dharma significa protección. ¿Protección de qué? Del sufrimiento.
El dharma es algo que te protege del sufrimiento, pero no sólo puntualmente o temporalmente, como el caso de una medicina concreta para el dolor de cabeza en un momento dado (por estrés, por ejemplo) y no en otro (por un exceso de acidez digestiva o por el síndrome premenstrual). Denominamos dharma a algo que te protege del sufrimiento de manera profunda, estable, y en última instancia definitiva.
Y desde el punto de vista budista, la más eficaz protección del sufrimiento reside en la comprensión de la mente. Aprender a conocer y usar la mente, que es donde reside
(se crea y se disuelve) el sufrimiento.
Aun así, el dharma está lleno de instrucciones diferentes (se dice que Buda llegó a impartir 84.000 enseñanzas) para aplicar en diferentes situaciones y a diferentes niveles, según las necesidades de cada persona en un momento dado.
El dhama está lleno de enseñanzas que quizás pueden llegar a resultarte contradictorias, pero no lo son; simplemente son como medicinas aplicables a diferentes situaciones.
Por eso, a veces puede tocar meditar en la muerte y en la renuncia (suéltalo todo porque antes o después lo vas a tener que dejar) y otras veces en que todo está aquí o en que nunca has nacido y nunca vas a morir, como canta Battiato coincidiendo con el yogui que cita Geshe Kelsang Gyatso en Budismo Moderno. A veces toca meditar en la compasión que desea ayudar a todos los seres y en "tomar y dar", y a veces toca contemplar la vacuidad de todos los fenómenos y vivir la vida de vigilia como un sueño lúcido. Pasar por este sueño conscientes de que es un sueño. Ni más ni menos.
Un sueño kármico lleno de apariencias y experiencias kármicas. Pero siempre puedes contemplarlo consciente, como en un sueño lúcido.
Según el budismo,
el dharma es la medicina definitiva, en última instancia, capaz de curarte de todos los males y liberarte de todos los sufrimientos
-la cesación del sufrimiento.
Pero también es como un botiquín lleno de ungüentos y tratamientos diferentes de acuerdo a la ocasión.
Y un tratamiento específico para la artrosis, la acidez de estómago, el enfado, los celos, la soledad o los duelos, no contradice a otros tratamientos, para el colesterol o la presión arterial o las lesiones musculares, o la indagación del yo (que busca el yo y no lo encuentra) o las contemplaciones que buscan la muerte y no la encuentran.
Todo tiene un lugar y un momento bajo el cielo, como puede leerse en el Eclesiastés.
Que también creo que dice: "Lo que ahora existe, ya existía; y lo que ha de existir, existe ya". Como si perteneciera a la misma sangha de Buda, cuando nos recuerda que todo está aquí.
Y dice: "Qué provecho saca quien trabaja, de tanto afanarse?", como si parafraseara a Thich Nhat Hanh (o viceversa) cuando habla de nada que hacer
y ningún lugar a donde ir.
Todo está aquí.
A dónde crees que vas?
La vida es un libro de dharma.
Porque todos los seres buscamos lo mismo:
ser felices
y cesar
de sufrir.
Hola Marie :D de nuevo por acá, quería pedirte una consulta (muy personal) podrás escribir a cerca de la codependencia ? me encanta seguir tus publicaciones, pronto comenzaré a publicar, para que paseés por mi casa también.
ResponderEliminarUn abrazo!
La codependencia, no es un poco como el apego, Kymeritaz?
ResponderEliminarEn este blog hemos tratado varias entradas sobre el apego.
Uno de los temas más visitados:
http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com.es/2010/01/sobre-el-apego-y-el-amor.html
y en general la página:
http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com.es/search?q=apego+y+amor
Pero si necesitas tratar algún tema puntual, alguna dificultad específica, sólo tienes que comentarlo y tratamos de abordarlo.
un abrazo muy fuerte y suerte.
PD: Creo que escribir y publicar también te ayudará.
Como decía Shantideva en la Guía de las obras del bodisatva:
"No hay nada aquí que no haya sido escrito antes
y carezco de especial habilidad para la composición.
Mi razón para escribir esto es ayudar a los demás
y familiarizarme con ello.
Como resultado, puede que mi fe y realizaciones virtuosas
aumenten durante cierto tiempo
y ojalá que aquéllos tan afortunados como yo
encuentren aquí un tesoro de contemplación."