.
Normalmente, identificamos nuestra mente
e incluso nuestro yo
con lo que pensamos
o sentimos.
Pero en realidad todo eso (pensamientos, sensaciones,
opiniones, puntos de vista...)
son como nubes, que pasan
y cambian
y acaban desapareciendo
siempre.
Como nubes con formas variadas, aparentemente,
pero en realidad insustanciales, sin consistencia real.
Y sin embargo, no sólo nos parecen reales en sí mismas
sino mucho más:
nos parece
que ellas son mi mente;
aún más:
que ellas son
"yo".
Pero lo cierto es que las nubes pasan y el cielo permanece,
como un telón de fondo estable
e imperturbable.
Nuestra mente es igual: clara, vacía, infinita,
apacible e imperturbable
(como la claridad del cielo)
y los pensamientos, sensaciones, opiniones, puntos de vista
y experiencias
como simples nubes
de paso.
Esta meditación es una propuesta para empezar a dejar de identificarnos con las nubes
(apariencias de paso)
y reconocer nuestra mente como ese espacio claro y vacío, apacible,
de donde surgen todas las nubes (percepciones, apariencias, experiencias)
y donde
acaban disolviéndose
todas las nubes.
Meditación en la claridad de la mente.
Para comenzar, siéntate en una postura cómoda,
que te permita estar relajad@
y, a la vez, alerta.
Pon la espalda recta, pero no tensa.
Las manos, sobre tu regazo.
Y mantén los ojos semiabiertos.
Relájate en esta postura y deja que el estrés y la tensión se desvanezcan.
Seguidamente, genera una motivación positiva:
para que esta meditación te ayude a conocer tu mente,
para tu propio beneficio
y el beneficio de los demás.
(Meditación analítica:
tus pensamientos, como nubes;
tu mente, como el cielo claro y abierto)
Ahora, dirige la atención hacia tu interior
y toma conciencia de tus pensamientos
y actividad mental.
Dedica unos momentos simplemente a observar el flujo de pensamientos y sensaciones que vaga por tu mente.
Piensa que tu mente es como el cielo, inmensa y sin obstrucciones,
y que tus pensamientos y actividad mental son como nubes.
Al igual que las nubes se forman y disipan en el cielo abierto,
tus pensamientos y sensaciones surgen y se disuelven en el espacio interno de tu mente.
Por muchas nubes que haya, el cielo sigue existiendo como una extensión azul y cuando las nubes se disipan éste vuelve a aparecer.
Del mismo modo, por muy ocupada que esté nuestra mente, sigue siendo un continuo claro y sin forma
y cuando los pensamientos se desvanecen aparece la naturaleza clara de la mente.
Continúa observando los pensamientos y sensaciones.
No los sigas, sólo observa.
Observa cómo los pensamientos y la actividad mental no son objetos físicos sino simplemente fenómenos inmateriales que aparecen en el espacio de tu mente.
Son como nubes:
surgen de la claridad de tu mente y se vuelven a disolver en ella,
una corriente mental sin color,
forma,
sonido,
olor
ni propiedades táctiles.
Continúa observando el flujo de tus pensamientos;
sólo observa, no los sigas.
Observa cómo van desapareciendo poco a poco,
como nubes que se desvanecen.
Cuando surja de nuevo un pensamiento, no te aferres a él,
sólo observa y deja que se desvanezca en la claridad de tu mente.
(Meditación de emplazamiento:
la experiencia apacible
de la claridad de tu mente)
Esta claridad es tu objeto de meditación.
Concéntrate en esta experiencia
y disfruta de la paz interior
que evoca.
Cuando surjas de la meditación y reanudes la actividad mental, intenta no perder esta sensación de paz interior.
Mantén esta experiencia de paz y claridad y deja que impregne todos tus pensamientos y sensaciones,
para que tu mente permanezca siempre apacible y positiva.
Dedica mentalmente la energía positiva que has generado durante esta meditación para que tú y los demás seres disfrutéis de esta experiencia de paz en la vida diaria,
de buena salud
y felicidad.
A continuación,
puedes abrir los ojos
y surgir
de la meditación.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario