domingo, 24 de febrero de 2013

Quizás el despertar sea sólo darse cuenta de que ya estás despiert@.










Fuera sale el sol y dentro hace frío.
Un frío que pela.




Un frío que congela la sangre en los pies, en las manos, en el corazón.
No importa que sigas subiendo los grados de la calefacción (externa), nunca es suficiente. Eso no funciona.
Visto lo visto, la única solución es activarse, mover el cuerpo físico
y la mente creadora,
generar energía
interna.

P. dijo: no nos dejan avanzar.








P. se quejaba de las clases que insisten en el enfado, en las perturbaciones mentales, en el karma destructivo acumulado durante eones, los sufrimientos futuros, los infiernos...
Trago saliva y sigo tragando.
Siento que me estanco. A veces me desanimo, me deprimo.
Háblame del amor, marinero,
del amor que ahoga todos los miedos.
De la vacuidad, de la libertad.
Háblame de la libertad, maestr@.


Conozco a una madre que veía que su hijo de 15 años pasaba demasiado tiempo en casa de unos compañeros de estudios, junto a instituto. Muchas veces él llamaba a casa cuando ya era tarde, para avisar de que se quedaba a dormir en ese piso de estudiantes. Allí compartían proyectos de futuro, el amor por el arte, la misma afición. En lugar de enfadarse con el hijo, la madre le dijo un día: por qué no te llevas tu cepillo de dientes y pagas una habitación y te acomodas?
En un par de años, según sus planes, el hijo se iría a estudiar a un país extranjero, así que la madre pensó que esta oportunidad podría ser un buen ensayo de convivencia, en modo fácil, la familia cerca y accesible para los contratiempos de aprendizaje que pudieran surgir.

Conozco una madre que afrontaba duros problemas con su hija adolescente. Ella sospechaba que toda esa hostilidad surgía de una fuerte simbiosis previa, en la infancia, y aún entonces. La situación no parecía mejorar con el paso del tiempo sino todo lo contrario y llegó a pensar que su hija no tenía la menor oportunidad de crecer a su lado. Y se lo dijo: creo que necesitas salir del nido y empezar a vivir con iguales para poder desarrollar consideración, compromiso, organización, gestión de rscursos y todo eso tan necesario para madurar.

Cuando una madre te ama de verdad, te empuja a que despliegues las alas llegado el momento.




Nadie dice que lo que sigue a continuación sea fácil.


 (Pero tampoco lo sería de quedarte en terreno conocido).








Conozco maestr@s que insisten en que "el mito sobre la rareza y la dificultad del despertar puede ser en realidad un obstáculo".

Despertar, liberarse de la mirada dormida y sufriente,
no es cosa de yoguis sobrehumanos de otras épocas
y lugares.
Adyashanti (El final de tu mundo. Comentarios sobre la naturaleza de la iluminación) explica que cada vez más personas en todo el mundo despiertan y tienen auténticos vislumbres de la realidad; es decir, despiertan del sentido de identidad propia y del mundo que les es conocido, salen de él.
El sentido del yo desaparece.


No sienten ninguna separación entre ellos y el resto de la existencia.
Se da un cambio de percepción.
Y cualquier cosa con la que nuestros sentidos entran en contacto la experimentamos como yo mismo.
Despertamos del yo. Lo soltamos.
Dejamos de identificarnos con él, con el yo reducido de antes.

Puede ser una experiencia pasajera, de un instante fugaz
o quizás pueda quedarse para siempre. Pero para el caso es lo mismo, según Adya.
La experiencia es la misma.
"En lo más profundo de ti no olvidas nunca. Aunque sólo hayas vislumbrado la realidad un momento, algo dentro de ti ha cambiado para siempre".

Pero aunque hayas despertado como el Uno -continúa explicando- aún está presente toda tu estructura humana: tu cuerpo, tu mente y tu personalidad. Y a menudo el despertar puede resultar muy desorientador para tu estructura humana.

Una vez que se produce el despertar, seguimos caminando en este mundo, sólo ha cambiado la mirada, la experiencia interna; ahora sabemos que no estamos limitados a un cuerpo o personalidad particular y que en realidad no nos hallamos separados del mundo que nos rodea.




Esto no quiere decir que a partir de ahora nos hacemos inmunes a la percepción errónea
porque ciertas fijaciones y condicionamientos permanecerán.





El camino de después del despertar es un camino de disolver las fijaciones que nos quedan -nuestras neurosis, podríamos decir.
De modo que no es tan distinto del camino anterior, el camino hacia el despertar, que también es el camino para deshacer ciertas ilusiones y tendencias a limitarnos y contraernos.
Es el mismo camino.

La diferencia reside en que antes del despertar sentimos que la estructura de nuestra personalidad es mucho más pesada, mucho más densa, porque toda nuestra identidad (el yo con el que nos identificamos) está envuelta e impregnada de nuestros condicionamientos.
Y después del despertar sabemos que el condicionamiento de nuestro sistema
cuerpo-mente no es personal; sabemos que no nos define -que no es real.
Ya no nos identificamos con él.
Ya hemos dejado de designar "yo" en ese sistema cuerpo-mente.





Este conocimiento, esta experiencia, hace que nos resulte mucho más fácil y mucho menos amenazador desenmarañar nuestras ilusiones, desenmascararlas y disolverlas.







Así que cuando P. le dijo: parece que no nos dejen avanzar,
ella le miró a los ojos y le respondió:
una vez que has llegado a vislumbrar la vacuidad,
la mirada que ve la vida como un sueño y experimenta los acontecimientos como alucinaciones kármicas,
deja que esa mirada lo impregne todo, aun cuando meditas en las instrucciones más duras, aun cuando afrontas las situaciones más difíciles, incluido tu desánimo.
Todo está aquí, ni siquiera el despertar existe.
(La P. despierta está aquí tanto como la que aún no lo sabe).



Quizás el despertar sea sólo darse cuenta, dijo P.
Eso es.
Eso es...












4 comentarios:

  1. Lindo leerla muchacha :)

    Abrazo ♥

    http://lesbouchesinutiles.blogspot.com.ar/

    ResponderEliminar
  2. También es lindo compartir tus experiencias, Mar.
    Un abrazo, compañera.

    ResponderEliminar
  3. Gracias ^ ^

    Me gusto a modo de conclusión que quizás despertar sea saber que estamos despiertos... que no es poco.
    También me gustaron tus ejemplos de madres que "sueltan" a sus hijos para que crezcan, que difícil a veces que la familia te "suelte" un poco, por miedo suelen más bien aferrarse sin entender que necesitamos chocarnos nosotros mismos con la pared para aprender.

    *Una vez que se produce el despertar, seguimos caminando en este mundo, sólo ha cambiado la mirada, la experiencia interna; ahora sabemos que no estamos limitados a un cuerpo o personalidad particular y que en realidad no nos hallamos separados del mundo que nos rodea.*
    Todo un laburo esto, pero valdrá la pena lograrlo. Saber que al final somos como nos auto-percibimos y el resto terminará viendo lo que nosotros vemos. Y sentirnos parte del mundo, confiar en él como un rompecabezas donde todo finalmente se acomodará :)

    Ayer te leí a la noche antes de ir a dormir y te comenté brevemente :P

    Abrazo :D

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Mar.
    Curioso: este texto lo escribí después de hablar con una amiga argentina, pintora.
    Y atrae el comentario de una artista argentina.
    Ahora mismo le estaba pasando tu contacto.

    Todo tiene un sentido en este sueño.

    un abrazo.


    ResponderEliminar