sábado, 5 de enero de 2019

El Zen de las cosas.










No tiene objetivo, 
no necesita adjetivación ni acción. 
Es pura contemplación. 
Es el asombro ante lo simple. 
Es la serenidad en el ojo del huracán. 
Es la risa sin motivo, el llanto sin dolor. 
Es la respiración profunda. 
Es maravillarse y abismarse. 
Es conexión y consciencia. 
Pura observación sin juicio, sin expectativas. 
Es la intensidad del momento presente.

Así es el Zen de las cosas.


(De Poesía Zen
Foto: Almería, Domingo Leiva)




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