martes, 26 de abril de 2011

El océano del samsara.









Al igual que yo,

todos los maternales seres
están hundidos

en el océano del samsara.



Imagina que, en medio de una confrontación con tu pareja, con tu ex, con tu amig@, con tu jefe, con tu hija o tu hijo, en vez de reaccionar a la defensiva (a la defensa de
tu estimación propia)
permaneces inmóvil por un momento,
no como una piedra o un tronco,
sino que te paras (no reaccionas) y contemplas cómo, al igual que tú, esa persona que tienes delante, alterada, sufriendo, está hundida en el océano del samsara.
Desbordada por sus engaños, por sus alucinaciones,
sin saber que está bajo los efectos de la hipnosis,
convencida de que todo lo que ve y siente es "real".
Al igual que tú,
tú y ella en el mismo barco,
en la misma experiencia kármica de confusión y sufrimiento.
Imagina que contemplas su sufrimiento
(como un espejo del tuyo propio, de tu propia ignorancia)
y dejas que se te parta el corazón.

(Como un mantra, lo repite Rabjor una y otra vez:
no tengas miedo
y deja que se te parta el corazón).

Y dejas que te salten las lágrimas
(hacia fuera o hacia dentro, da igual).
Y le das la mano y la abrazas
(sólo mentalmente, si no parece ser el momento apropiado en el guión).

Y suplicas, en silencio, a quienes te puedan oír:

Bendecidme, para que me adiestre en la bodichita
y pueda liberar pronto
a todos los seres.









En el retiro de lamrim,
seguimos reduciendo la estimación propia, el ego tiránico,
la base de todo nuestro sufrimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario