lunes, 25 de marzo de 2013

Las dificultades no existen.












Qué mala prensa tiene el fluir!
-como si fuera cosa de vag@s,
un escondite más de la pereza.
Y, sin embargo, sospecho que no es cosa de débiles
ni de gente perdida, sino todo lo contrario.

Creo que hay que estar muy encontrad@, muy centrad@, para abrirse a la vida de esta manera,
con confianza y aceptación.
Sin juicio, sin etiquetas ni designaciones.
Sin oponer resistencia.

¿Cuántas veces no te has enfadado por una mala noticia, que pasado el tiempo resultó no ser tan mala?
Y la cantidad de energía que ponemos en disgustarnos, enfadarnos o entristecernos porque no se cumplen nuestros deseos, en luchar por conseguir lo contrario de lo que está pasando. En oponer resistencia.



Recuerdo una amiga que luchaba y luchaba por una relación con una persona que la abandonaba una y otra vez, y cuando reaparecía
se dedicaba a descalificarla y menospreciar casi todo lo que hacía
-no entraré en más detalles.
Hasta que le pregunté: ¿Realmente es esto lo que quieres en tu vida?
Y me miró como si nunca se hubiera hecho esa pregunta.
Y la respuesta era tan obvia.

Cuántas veces la vida nos lo está poniendo fácil para quitarnos de encima una situación
-simplemente se va.
Y no la dejamos ir. Nos empeñamos en que se quede. Y para qué?
Y, al contrario,
aparecen situaciones que nos empeñamos en rechazar,
no dándonos opción a descubrir el abanico de oportunidades que podrían aportarle a nuestra vida.




En la última cena le dije a un amigo:
las dificultades no existen.
Y me miró como si esa afirmación no cuadrara con todo lo aprendido.

No existen las dificultades,
es sólo un error de interpretación,
una mirada equivocada,
una etiqueta
errónea.









En un cómic de Quino,
Mafalda se queda mirando las hormigas (¿eran las hormigas?) y dice algo así como:
para vivir, las hormigas sólo tienen que ser hormigas; para ser una gallina o una vaca o un árbol o una piedra, sólo tienen que ser gallina o vaca o árbol o piedra. Y qué tiene que ser un ser humano para vivir? Arquitecto, carpintero, fontanera, amo de casa, madre, padre, amiga, pareja... "
(Permitidme esta versión libre).

"Escucha ahora lo que voy a decirte sobre el Wu Wei, la vía del no actuar
-le dice el maestro al discípulo.
Los seres humanos podrían ser verdaderamente seres humanos si se dejaran ir como hacen las olas del mar, como florecen los árboles...
El mar no se mueve porque sea su voluntad ni porque crea que es bueno o sabio moverse. Se mueve porque se mueve. Porque así es el flujo de la vida.



Pero los seres humanos se dejan cegar por sus sentidos y deseos
y sus movimientos toman la violencia de la tempestad desencadenada; su ritmo es un ascenso furioso seguido de una precipitada caída".







En el libro "Wu Wei", de Henri Borel (Obelisco), el maestro le anticipa al discípulo que llegará un momento en que ya sólo sabrá vivir sin esfuerzo, sin acción o resistencia alguna contra la propia naturaleza.
"No serás asiduo persecutor de la felicidad ni te dejarás amedrentar por la desgracia, porque ni la una ni la otra son reales (ni racionales) y todo lo que existe es inevitable y natural.
Cuando te encuentres con el dolor, sabrás que ha de desaparecer, pues es irreal. Cuando te encuentres con la alegría, comprenderás cuán primitiva es aún, porque está ligada a las limitaciones del tiempo y de las circunstancias, y condicionada por su antítesis, el dolor.
Nada aleteará ya tu quietud.
Tu sueño ya no tendrá sueños.
Serás uno con todo lo que existe y la naturaleza entera será tu prójimo, primero,
y finalmente tu propio yo.
Aceptando sin conmoverte el paso de la noche al día, de la vida a la muerte..."

No era necesario ir tan lejos, en busca de lo que estaba al alcance de la mano -responde finalmente el discípulo. Lo que yo busco está en todas partes; lo que soy yo mismo, lo que es mi alma. Porque todo es lo mismo, en última instancia. Dios está en todas partes. Tao está en todo.






Y las dificultades
o la buena suerte
no existen
-sólo responden a la tendencia obsesiva de etiquetar todo lo que aparece
de acuerdo a nuestros gustos o aversiones.
Incluidos los gustos y aversiones,
sólo responden a esa tendencia a etiquetar todo lo que experimentamos





Hasta que un día descubramos que es esa tendencia misma la clave y la raíz de todo el sufrimiento.
Y será como entreabrir la puerta para entrar en otra estancia y empezar a vivir la vida de otra manera, sin juicio,
simplemente contemplando
el fluir de las cosas.
Sin apegos ni aversiones.
Es lo que llaman la entrega.






Quitarse de
en medio 
-ese yo que 
no es más que 
una apariencia 
en vías
de desaparición.












Fundirse con el Ser -que es inmutable.
O el Tao.
O Buda.
O tu yídam, tu guía espiritual.
O Dios.

Llámalo
como
quieras.

6 comentarios:

  1. Buenos días Marie,
    A veces siento que todavía tengo que construir algo en mi mente para que ocurra en un futuro, dicen que todo sucede primero en la mente, de ahí la importancia de lo que pensamos, porque se va a plasmar en esta vida de ensueño.
    Por patrones mentales, soy consciente de que como no tengo total control de la mente, deseo durante el día cosas. Soy consciente del porque lo deseo, (para ser feliz), pero no tengo control de parar todavía todos los pensamientos. Pero si tengo atención en ser consciente de lo que estoy pensando, el porque y que puedo cambiar esos pensamientos en otros.
    Por otro lado me gusta imaginar, fantasear, escribir historias, crear en ellas personajes, ¿es ahí donde me puedo dejar fluir? Muchas gracias, por escribir sobre esto, tengo las ideas o patrones confusos.
    Un abrazo!

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  2. Pues yo creo que todo es relativo, BK.
    Todo sucede primero en la mente, es verdad, pero quizás no siempre en la mente que conocemos. Y a veces en la mente que conocemos (esta mente que llaman "burda") diseñamos cosas que pasan y otra veces no. Por qué? Quizás porque esta mente burda no siempre intuye bien ni sabe lo que nos conviene. (Porque esta mente burda está separada y aún tiene un amo: el ego. Y esta separación la hace miope).
    Como cuando el principito se encuentra con el rey de aquel planeta, que asegura que el universo le obedece. Y el principito le dice: a ver, ordena que se ponga el sol (o algo así). Y el rey le responde: me obedecen porque les pido lo que puede ser, no lo imposible; lo que está en su naturaleza, no lo que no lo está.
    (Cuando no es el momento de que se ponga el sol, no le pidas al sol que se ponga y que te obedezca).

    Dicho esto, está muy bien querer conocer mejor esta mente burda y aprender a usarla. Mientras que nos identifiquemos con este ego separado, está bien indagar en él, intentar conocerlo y ver qué encontramos. Mientras que nos identifiquemos con esta mente separada, está bien querer conocerla y adiestrarla para el beneficio general.

    Como escritora, supongo que tienes la experiencia de que empiezas a escribir con una idea, a crear personajes, que sobre la marcha toman vida propia, como la "idea", la historia misma, y, sí, podemos observar como por ahí todo "fluye". Pues la vida "personal" igual.
    No todo se puede controlar, porque en realidad, el ser separado no es el conductor del tren que se cree que maneja (su vida).
    Como la ola no controla su impulso -en realidad es la fuerza del océano y el viento y todo lo demás, y la ola es sólo una marioneta; si nos identificamos con la ola y vivimos la vida como una ola, tenemos poco que controlar.

    En el punto en el que estamos tú y yo, creo, (rectifico: hablaré de mi "punto")... Yo he tenido unos pocos objetivos muy claros a lo largo de mi vida, como si el impulso y la intuición fueran muy fuertes y me empujaran. Y no he podido evitarlo, he ido a por ellos. Otros muchos impulsos o deseos que no han sido tan fuertes, he ido a por ellos igualmente, o no. Algunos se han acabado manifestando y otros no, y se han manifestado algunos en los que nunca había pensado. Da igual, yo creo que la vida tiene su propia inteligencia. Y la inteligencia "personal" (la "espiritual", creo que la llaman) está en saber ver las oportunidades de cada situación que se manifiesta.
    Porque la mente "personal" burda aún no lo ve todo.
    Desde la segregación, desde la separación del ego, es imposible. Porque la separación nos hace miopes. Sólo vemos lo que le afecta a este ego, lo que responde a los intereses de este ego, lo que creemos que es bueno o malo para este ego. (Que al final descubrimos que es nuestro peor enemigo y la raíz de todo el sufrimiento: la creencia de separación y el concederle más importancia que a nada a este "fragmento" separado).

    Así que, hoy por hoy, yo diría que nos toca hacer un combinado lo más acertado posible de aceptación ("fluir") y esfuerzo.
    En especial, esfuerzo (o práctica) para dejar de identificarnos con la ola pasajera y empezar a vivir un poco más como el agua, que es su naturaleza.

    Suerte, compañera.

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    Respuestas
    1. Acertadisimo!! Ahora me queda, memorizarlo y ponerlo en practica, para llegar a vivir como el océano.
      Es que el ego se me cuela por todos los lados.

      Un fuerte abrazo!!
      Mil gracias

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  3. Hola Marie
    Hoy leo tu blog, de esto exactamente habló este lunes 25 de marzo Guenla Dekyong en la conferencia de Madrid!
    Dijo que la sabiduría era poner la etiqueta de ' bueno' a todo lo que nos ocurre!
    Un abrazo
    Carolina

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  4. Marié Bella =) esta entrada la había leído hace tanto tiempo... que la olvidé. mil gracias =D

    ya tenemos pàgina de facebook, te invito a que nos conozcas :)
    www.facebook.com/consultapsic

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