miércoles, 12 de octubre de 2011

El sutra del corazón.
















Querida amiga:


He dejado de tomar vino con las comidas. No porque me siente mal
sino porque quiero descartar que mi estado de embriaguez espiritual sostenido tenga algo que ver con el yoga de experimentar néctar con alcohol. (Ya sé que éste es un hábito muy poco budista, pero al fin yo sólo soy un aspirante demasiado débil para asumir, ni tan siquiera, los votos del pratimoksha).
Hoy sospecho que tiene que ver con el día plateado y los mágicos rayos de luz (como el ojo de Dios) que a veces se cuelan entre las nubes. El océano me llama como un imán poderoso a las cinco de la tarde de otoño. Pero también me llama el teclado de mi ordenador y las cartas a mis prim@s espirituales. Y el zafu que me regalaste, donde me esperan el Sutra del Corazón y la sadhana de Vajrayoguini, disputándose mi atención, mano a mano. Pero yo no puedo elegir entre uno y otra, así que supongo que al final haremos un ménage à trois explosivo y, en el proceso, reventaremos esta pompa de jabón, estallando por los aires en haces de colores, blanco, azul, verde, rojo y amarillo.

Disfruta tú también de tu retiro personal y a la vuelta me lo cuentas,
si quieres.

Un abrazo.

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4 comentarios:

  1. Yo no he podido dejar el vino en las comidas, pero si que he logrado dejarlo en los desayunos y en las cenas, al menos las de los días de trabajo. He tardado casi 30 años en darme cuenta que la euforia que el alcohol aporta me ha perjudicado más que beneficiado. No soy estudiante de Dharma, pero si que me gustaría poder aplicar algo de Budismo en mi vida diaria.

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  2. Dios mío (o Buda mío, o como quieras), creo que es una buena idea eso de dejar el vino en los desayunos. Te felicito.
    Y, bromas aparte, te felicito, sobre todo, por considerar que el dharma puede aportarle algo a tu vida cotidiana.
    ¿Sabes que me atrajo a mí del dharma, gran aficionada a la psicología, la filosofía, las artes marciales (el desarrollo de la atención, concentración, superación...)?
    Llegar a la conclusión de que es la mejor ciencia de comprensión de la mente que conozco.

    Pero es de ese tipo de cosas que no sirve de nada si no pasa por la propia experiencia.

    Y eso es lo que me importa transmitir/compartir aquí: experiencias, realizaciones (mías o vuestras).
    Otra manera de vivir.
    Que pasa por transcender ciertos puntos de vista tristemente limitados.

    No te pierdas, Xavier.

    Y comparte tú también.
    Si quieres.

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  3. El alcohol de los procesos naturales tiene su sabiduría. Es la fermentación de los caldos de los espíritus vegetales de la Madre Tierra. Su efecto postdigestivo es dulce y el dulce aplaca los vientos internos.

    En su justa medida uno puede beneficiarse de la sabiduría con que Gaia nos colma de regalos. Recordemos que los monjes llamaron a estos regalos bebidas espirituosas; porque, bien trabajados, tienen la capacidad de apaciguar nuestra mente.

    Todos buscamos a Dios en el Silencio de nuestra Paz Mental. El alcohol nos acerca a ese Silencio.
    Entendamos que lo que la Madre Tierra nos otorga para nuestro beneficio el Ego lo lleva más allá: Hacia en Camino de la importancia propia.

    Gracias Marié por las enseñanzas de esta tarde.

    Jesús

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  4. Y gracias a ti, Jesús, por compartir tus experiencias, tu práctica, tantas aportaciones.
    Por formar parte ya de la familia de Sant Antoni.

    Un abrazo.

    marié.

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