miércoles, 5 de octubre de 2011

Qué suerte tienes...

.










Para mis compañer@s de viaje
de Sant Antoni (con quienes el pasado lunes compartimos un estimulante canto a la preciosa existencia humana)
.

Y para todos los demás compañeros
de viaje.



En especial, para Emi,
quien disfrutó con este post
-y a quien echo de menos.



La preciosa existencia humana.

Mi gato se sube a mi mesa, mientras escribo, se tumba junto a la libreta de notas que consulto, la usa de almohada y enreda su patita en mi mano cuando paso las hojas.
Se levanta y rodea sigilosa y cuidadosamente el teclado negro donde se desplazan mis dedos, se vuelve a tumbar
y pone la cabeza sobre las teclas, y luego un poco más,
su patita,
su cuerpo...

Dejo de escribir y le masajeo, se estira, le acaricio, le beso, olisquea mis labios.

Mi gato que se pasea con toda la confianza del mundo por la casa; salta al lavabo cuando me acerco a lavarme los dientes y mete su hocico entre el grifo y mi cepillo; sube a la mesa y bebe del agua en el vaso que acompaña mi desayuno en las mañanas; se pasea por mi almohada mientras duermo y juega con mi pelo...
Mi gato malcriado -dicen.

Salta por la casa cuando me ve bailar, corre por el pasillo y salta
al sofá, por la cama...
Y se estira en la alfombra o pegado a mi cuerpo
mientras medito en la postura vajra
o escucho la sadhana de Vajrayoguini.
Se tumba y sigue con paciencia las oraciones y me contempla meditar
como me contempla bailar
o reír
o llorar...

Le acaricio, qué suerte tienes...
Qué suerte tienes, Apolo. Tan frágil.
Tan vulnerable.

Tan inconsciente, sin saber la suerte que tienes...


Qué suerte tienes...

¿Y yo? ¿Soy realmente consciente de la suerte que tengo,
tan frágil,
tan vulnerable
y aquí,
en esta casa,
en este mundo,
en esta experiencia humana,
con tantos cuidados regalados?...

¿Aprecio mi suerte, la celebro,
la aprovecho?...

¿Aprovecho la oportunidad
de esta
preciosa
existencia
humana,
dotada de todos los dones
y libertades?...
.

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