viernes, 7 de febrero de 2020

Bienvenida, Tristeza.







Día gris, cielo cubierto.
A la gaviota en contemplación a su lado no le importa.
Un día como otro cualquiera.
Hoy toca tristeza.
Si busca, encontrará motivos;
pero también encontraría motivos para la alegría, si los buscara.
Y seguiría siendo un día de tristeza.
Hasta que la tristeza se diluya por sí sola.
Como el día gris.

Ha sentido tantas veces la plenitud y serenidad del día gris.
La tristeza no tiene mucho que ver con lo que ocurre
sino con lo que alimentas,
y con el hábito, la familiaridad (también lo llaman karma).

A veces toca tristeza porque en su campo emocional están las semillas de la tristeza.
En otro momento tocará el amor, tan nutritivo,
porque también lo están, sus semillas,
en su campo vital.






No hay tanta relación entre lo que parece que ocurre y lo que percibes,
y mucho menos con lo que sientes.
Alguna influencia, sin duda, pero no la más importante.

A veces parece que el escenario se desploma encima de ti
y el suelo se resquebraja a tus pies,
y, para tu sorpresa, aparece la risa
y te salva,
o la abundancia de la libertad
y el desapego.
Pasas por la aventura sin más.

Y otras veces el vientre se te encoge por la menor nimiedad
que "podría" ocurrir,
el miedo al sufrimiento,
el miedo al miedo.
Miras a tu alrededor y todo está en orden,
y de dónde ha surgido el miedo, este dolor?

De su campo vital, sospecha.
De las tendencias largamente obedecidas
y practicadas (el karma).

Así que cuando toca un día de tristeza,
la mira a los ojos y dice:
Bienvenida, Tristeza, mi vieja amiga.
Y cuando toca miedo, igual.
Bienvenido, Miedo, mi viejo amigo.
Bienvenido, Apego (a lo que no es posible retener).
Bienvenida, Ilusión del Yo, ese "yo" tan importante
(ese fantasma cambiante).

Y también:
Bienvenida, Alegría. Mi vieja amiga.
Bienvenida, Plenitud (cuando sucede).
Mi vieja amiga.
Bienvenida,
mi vieja amiga Libertad.

Como una buena anfitriona que acoge por igual a todos sus huéspedes.








16 comentarios:

  1. Hola. Tu entrada me ha hecho pensar o recordar un montón de cosas. Iré por partes. La primera, dicen que el sufrimiento es un gran maestro. También el dolor... y la tristeza. Todos los sentimientos o estados humanos. Y esto me ha recordado un poema del sabio sufí Rumi, no sé si lo conocerás. Habla de esto. Es muy bueno...
    La casa de los huéspedes

    El ser humano es una casa de huéspedes.
    Cada mañana un nuevo recién llegado.
    Una alegría, una tristeza, una maldad
    Cierta conciencia momentánea llega
    Como un visitante inesperado.

    ¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
    Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
    Que vacían tu casa con violencia
    Aún así, trata a cada huésped con honor
    Puede estar creándote el espacio
    Para un nuevo deleite

    Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
    Recíbelos en la puerta riendo
    E invítalos a entrar
    Sé agradecido con quien quiera que venga
    Porque cada uno ha sido enviado
    Como un guía del más allá.

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    1. Precioso poema.
      No soy nada original, uso las palabras "anfitriona" y "huéspedes" como un guiño a Rumi.

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  2. Comento por partes, no quiero sorpresitas como el otro día. Pues es bueno este poema: todos esos estados son como maestros, de todo puede y debe aprenderse.
    Lo segundo, hablas de aceptación. Curiosamente esta misma tarde he leído una reflexión de Wayne Liquorman...
    “Para el sabio es aceptación sin un aceptador. Para el buscador hay una aceptación, que es después reclamada por el aceptador, y ese estado viene y va o, como lo llama Ramesh Balsekar, flips and flops. Mientras haya un yo que se involucre, entonces habrá un entrar y salir de la experiencia de la aceptación. La aceptación no quiere decir aprobación. La aceptación subyace bajo la reacción. Entonces, puede haber enfado, frustración, impaciencia y aún así puede haber aceptación. El enfado cuando surge es parte de “lo que es”. La aceptación es total; es absoluta”.
    Hablas por tanto de esa oscilación, de los cambios constantes en la personalidad. También de Wayne Liquorman...
    “Lo que pueden obtener como buscadores es la experiencia de un desapego progresivo, lo cual es algo maravilloso mientras dure. ¡Sin embargo, se acabará! ¡Cambiará!. Algo dramático ocurrirá y precipitará un descenso hacia la implicación. Entonces están doblemente fastidiados, porque no sólo tienen que ocuparse del dolor de la implicación del momento, sino que también perdura el sentimiento de haber caído del estado de gracia. Han caído del sublime estado de unidad en el que había entendimiento y todo estaba conectado, y ahora se encuentran de nuevo dentro de la gran oscilación”.

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    1. Creo que no suelo utilizar mucho la palabra "aceptación". Se ajusta más a mi experiencia expresiones como "entrega", o "rendición". Y, cuando parece que me cuesta, "quítate de enmedio" funciona muy bien.

      Hubo un tiempo en que me afectaba mucho eso que llaman "la noche oscura" o "perder la gracia" (cuentan que ha habido gurus que se han dado al alcohol y cosas peores, o que se sumieron en la depresión al vivir algo parecido).
      Pero qué clase de despertar se supone que has vivido cuando luego no eres capaz de visitar los infiernos? De qué te sirve?

      En mi experiencia, diría que cuando has tocado aunque sea levemente, con las yemas de los dedos, una cierta comprensión, ya no vas a lamentarte demasiado por estados de ánimo pasajeros.

      Y podría ser que la unidad forme parte de la oscilación. Y viceversa. La misma hipnosis.

      Palabras.

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  3. He puesto este último fragmento porque me ha dado la sensación de que esa tristeza podría estar relacionada o incluso motivada por la ausencia de esa plenitud, o de haberla perdido y estar echándola de menos. En espiritualidad hay algo que se llama el síndrome del "lo tuve y lo perdí", en relación a esos estados de satori, de plena conciencia, de certeza más allá de las palabras. Claro, no podemos estar instalados en la trascendencia siempre, a menos que hayamos progresado muchísimo y estabilizado eso. Lo cual nos convertiría en un Buda, claro, en un gran maestro realizado, en la sabiduría misma. Pero para el común de los mortales es un ir o progresar hacia allí, un entrar y salir como dice el texto.

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    1. Samsara, nirvana: la misma hipnosis. ;)

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    2. Sí... "samsara, nirvana: la misma hipnosis"... jajaja. De todas formas y a pesar de todos los pesares, aunque la frase sea muy cierta, ingeniosa y hasta graciosa, creo que siempre debemos seguir trabajando y avanzando, de forma incansable, continua, inexorable. ¿Por qué? Porque hay mucho que depurar, limpiar y eliminar, pese a todo. Podemos decir "nirvana" (tampoco soy muy fan), pero para acercarse a esa budeidad, plenitud, sabiduría, ecuanimidad, realización, unidad, trascendencia... hay que trabajar en todo lo que ya sabes: meditar, observar, profundizar, aquietar el parloteo, los deseos, los apegos y rechazos, trascender ese personaje mental egótico y pequeñito para buscar la verdadera identidad. Sí, claro, observar, aceptar, pero también ir depurando todo eso. Entiendo que solo así esa sabiduría se va asentando o calando y entonces solo así es posible encarar (cuanto más nirvana o budeidad mejor, no sé si me explico), soportar, vivir, aceptar ese samsara, ese sufrimiento. Pues esa sabiduría nos traerá luz, amor, compasión, etc. No basta con la frase. Por eso cuanto más trabajemos más fácil y natural nos resultará vivir el samsara y verlo como la otra cara de la moneda. Hace falta adquirir sabiduría y compasión para entender esa ecuación y saber vivirla con coherencia, que no es poco, al contrario. No sé si se me entiende...

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  4. El síndrome del "lo tuve y lo perdí" está muy relacionado con el pensamiento racional. Coo decía Krishnamurti, y es algo que uno puede experimentar constantemente, la mente siempre está comparando y midiendo. También recordando. Como dije, cual aparato de vídeo grabamos, rebobinamos y volvemos a reproducir las experiencias pasadas. Esto vale para la plenitud espiritual, pues deja huella y recuerdo. Claro, ahí tenemos un problema, a no ser que sepas gestionarlo muy bien y nunca pierdas de vista que la clave es centrarse en el presente, el aquí y ahora, y soltar.
    Y finalmente... dices...

    De su campo vital, sospecha.
    De las tendencias largamente obedecidas
    y practicadas (el karma).

    No sé si lo sabes, pero en budismo existe algo que se llama Alaya, el almacén kármico. Es allí donde quedan latentes todas las tendencias, las semillas (emplean explícitamente esta palabra), que son sembradas en nuevas vidas y que de hecho es lo que se perpetúa de una vida individual a otra. Dicen. Esto es justamente lo que tú has expresado, ese repositorio que es una inercia de una fuerza formidable, el karma, y que solo rompe la mente despierta. Hay un blog en el que se habla bastante de Alaya.
    Y se acabó. La tristeza insondable puede surgir como pueden surgir otras cosas, inexplicablemente: miedos, agresividad, animadversión, etc. Espero que lo dicho te haga reflexionar, seguro que sí.
    Saludos.

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  5. Sí, What. Thich Nhat Hanh habla mucho de Alaya, esa conciencia-almacén donde están depositadas todas las semillas. Y lo describe muy bien en su precioso poema "Llamadme por mis verdaderos nombres". Que probablemente ya lo conocerás.
    Un abrazo y gracias por compartir.

    Y no tengas la menor duda de que tus escritos me darán que pensar. Y quizás algo más.

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    1. Pues ni sabía que Thich Nhat Hanh habla de Alaya ni de la existencia de ese poema. Que ahora mismo buscaré. Gracias.
      Abraçada.

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  6. No digas que partiré mañana
    porque todavía estoy llegando.

    Mira profundamente: llego a cada instante
    para ser el brote de una rama de primavera,
    para ser un pequeño pájaro de alas aún frágiles
    que aprende a cantar en su nuevo nido,
    para ser oruga en el corazón de una flor,
    para ser una piedra preciosa escondida en una roca.

    Todavía estoy llegando para reír y llorar,
    para temer y esperar,
    pues el ritmo de mi corazón es el nacimiento y la muerte
    de todo lo que vive.

    Soy el efímero insecto en metamorfosis
    sobre la superficie del río,
    y soy el pájaro que cuando llega la primavera
    llega a tiempo para devorar este insecto.

    Soy una rana que nada feliz
    en el agua clara de un estanque,
    y soy la culebra que se acerca
    sigilosa para alimentarse de la rana.

    Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos,
    con piernas delgadas como cañas de bambú,
    y soy el comerciante de armas
    que vende armas mortales a Uganda.

    Soy la niña de 12 años
    refugiada en un pequeño bote,
    que se arroja al mar
    tras haber sido violada por un pirata,
    y soy el pirata
    cuyo corazón es incapaz de amar.

    Soy el miembro del Politburó
    con todo el poder en mis manos,
    y soy el hombre que ha de pagar su deuda de sangre
    a mi pueblo, muriendo lentamente
    en un campo de concentración.

    Mi alegría es como la primavera, tan cálida
    que abre las flores de toda la Tierra.
    mi dolor es como un rio de lágrimas,
    tan desbordante que llena todos los Océanos.

    Llámame por mis verdaderos nombres
    para poder oír al mismo tiempo mis llantos y mis risas,
    para poder ver que mi dolor y mi alegría son la misma cosa.

    Por favor, llámame por mis verdaderos nombres
    para que pueda despertar
    y quede abierta la puerta de mi corazón,
    la puerta de la compasión.


    Del libro "Llamadme por mis verdaderos nombres", de Thich Nhat Hanh.

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    1. Sí, muchas gracias. Lo busqué y lo leí unos minutos después. Sin duda, es muy bonito, habla de la multiplicidad de existencias, vivencias, identidades y estados anímicos o personales de todo tipo. Lo cual constituye el karma universal, por decirlo así. Esa identidad de fondo es la Mente del Buda, que lo es y lo abarca todo.
      Mira, entrada de hoy mismo domingo. No puedo evitar ponerte enlace a este blog, es el que mencioné de pasada. Es un blog sencillamente extraordinario, sobre espiritualidad y muchas doctrinas, principalmente el budismo. Puedo decir que me ha ayudado y ayuda muchísimo, me ha clarificado muchas cosas, porque explica las cosas con mucho rigor. Quien escribe ahí no es cualquier persona. Es un auténtico maestro.
      "EL SISTEMA-MENTE V2020: ALAYA (I)"

      https://blogdetao.org/2020/02/09/el-sistema-mente-v2020-alaya-i/

      Abraçada.

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    2. Gràcies, What, lo miraré.
      Abraçada!

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  7. Una vez, hace tiempo ya, en una entrada musical vine a decir esto: somos ese insecto o esa araña a la que aplastamos o a la que perdonamos la vida, y también somos el humano que los aplasta. Somos la o las víctimas y también somos el verdugo. Somos Dios, en suma.
    (A las arañas suelo perdonarles la vida, me caen simpáticas).

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  8. Uy, pero que bella clase ha sido esta entrada y el hilo de comentarios. Graciassss

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