sábado, 1 de febrero de 2020

El grupo de estudio.






A veces, en el grupo de estudio, después de la meditación, no se lee un texto para investigar.
A veces se plantea:
¿Algo que compartir, sobre la experiencia de esta semana?

Alguien dijo:
He estado muy en contacto con mis miedos.
El temporal de lluvia y viento los activó,
se metió por las fisuras de puertas y ventanas,
las grietas no conocidas en las fachadas.
Me inundó el alma.
Ha surgido el miedo ancestral.
Puedo buscar muchas causas, argumentos, pensamientos,
justificaciones,
responsables.
Pero básicamente es el miedo.
No lo he comentado con nadie porque es muy irracional.
Entonces, esta mañana me llegó un mensaje de mi hija: 
Te quiero.
Y un wsp de mi hijo: 
Te quiero, mamá.
Y un amigo con los brazos llenos de regalos inesperados...

Y te sentías acogida -dice alguien.

La vida es así.






Yo he tenido una pequeña "comprensión" repentina cuando venía hacia aquí en moto,
comparte F.
De pronto ha aparecido esa expresión: "Estoy casada con Dios".
Y por primera vez me parecía que comprendía una pequeña parte de su significado.
Estar casada con Dios significa una conexión con lo divino, eterno, universal,
el amor profundo a Dios presente.
Y se acabó ese vacío que te lleva a "necesitar", por ejemplo, una pareja en tu vida.
Un vacío que, en cualquier caso, una pareja humana nunca va a poder llenar,
no alguien o algo externo.

Estar casada con Dios significa un compromiso, una entrega,
una Presencia estable en tu vida.
Y se acabó ese espacio vacío.
Se acabó el sentimiento de soledad que te induce a imaginar carencias
y buscar personajes y situaciones fuera
que puedan cubrirlas.

Estar casada con Dios es la libertad más expansiva.
La plenitud.

¿Y el contacto físico? ¿La ternura de piel? ¿La sed de piel?
Estar casada con Dios no significa que no ames,
o juegues, o te comuniques,
con cualquier manifestación de Dios,
incluida otra persona,
a la que puedes llamar "pareja",
o no.
Simplemente, ya no es una pieza utilizada para llenar vacíos.
Si ya te has casado con Dios.






Entonces, alguien habló del abrazo que había soñado.

Habría que revisar esa tendencia al antropocentrismo.

Por ejemplo, el abrazo.
El abrazo humano puede ser de una gran calidez.
Y también el de tu perro, o tu gata.
Pero cuando hago inmersión en el mar, o en la piscina,
y me desplazo nadando en ese cuerpo de agua,
a veces siento que es el abrazo más perfecto,
adaptándose a toda tu piel, 
acariciando cada poro,
por fuera y por dentro.

Y cuando sales del abrazo de mar, qué me dices del abrazo de aire?
El aire de mar, los minerales,
en tu piel, 
y en los pulmones, y en las venas.

O el abrazo de bosque.

O el abrazo de la ropa que te cubre.

Este mundo está lleno de "abrazos".


Habría que investigar cuidadosamente qué busca una en el abrazo humano. 
¿Quizás el privilegio de haber sido elegida?
¿De ser alguien para alguien?
¿El ego satisfecho?
¿Los miedos amordazados?

O qué buscamos en la pareja.

Las respuestas pueden ser infinitas.

Y ciertamente muy personales.






A veces, en el grupo de estudio, investigamos un texto.
Y a veces, la vida misma,
manifestada en la experiencia personal.
Ese terreno lleno de emociones, realizaciones,
miedos, dudas, comprensiones
y, de vez en cuando,
la libertad.







2 comentarios:

  1. Todas las reflexiones son muy acertadas y muy bellas.
    El temporal Glòria... pues sí, me hizo sentir "miedo" (algo). Desde luego sí inquietud. Cometí la imprudencia de no plegar un toldo y atarlo a una columna, y este pagó las consecuencias. Creí que el viento lo arrancaría, porque las embestidas eran brutales, impresionantes. Se hizo un desgarrón como de un palmo solo del roce con la piedra de la pared. De esta he aprendido la lección. Pero sí, son miedos ancestrales, y los puede reactivar cualquier situación: un perro que te ladra o muerde, que resbales y te caigas... ya no hablemos de verte de la noche al día sin casa o sin trabajo.
    Lo de estar casada o casado con Dios... lo entiendo, aunque no sea muy fan de la palabra Dios (Unidad, Totalidad, Talidad, el Sí Mismo, la Conciencia, la Mente Única). Son solo denominaciones. Esa comunión es muy hermosa, es cierto que te hace sentir pleno, que te da sentido y disipa esa sensación de vacío (en el mal sentido) de necesitar o buscar otras vías (pareja, como indicas... ).
    En cuanto a los abrazos de la naturaleza... muy cierto lo del abrazo del mar o agua y después el del aire. ¿Y qué me dices del abrazo del cosmos? Cuando disfrutas de un cielo rebosante de estrellas, desde luego no en una gran ciudad.
    Y hablando de abrazos... abrazo.
    Ah, todas las ilustraciones muy bonitas y completamente ad hoc.

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    1. Pues creo que F. evocaba la expresión de las místicas y místicos cristianos (Teresa de Ávila, Juan de la Cruz) con eso de "casarse con Dios", "el esposo" y expresiones similares. Como dices, da igual cómo se le llame.
      Por otra parte, como budista, siempre me pareció ver algo de apego en anhelos del tipo "Y muero porque no muero" (a pesar de que fue una especie de mantra personal durante mucho tiempo). Esa necesidad de morir para encontrarte con Dios, o la iluminación, manifiesta una pobre capacidad para encontrar a Dios o el nirvana aquí mismo.

      Y el abrazo del cosmos que mencionas es otro tipo de abrazo, quizás más espiritual o mental que físico, pero la misma experiencia. O parecida.

      Justo ahora estoy preparando un retiro en el desierto donde creo que el abrazo cósmico va a estar muy presente.

      Buen domingo!

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