jueves, 20 de octubre de 2011

Llega el frío.

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Querida amiga:

Bajan las temperaturas. El día amanece gris y frío y pienso en M. que madruga para asistir a sus clases,
en la universidad,
y aún anda con la ropa del verano y no sé si su edredón es suficiente para calentar sus noches. Amanece frío de otoño que abre sus puertas al invierno y pienso en F. con su bronquitis, que madruga para preparar a su hijo (el desayuno, vestirlo) y llevarlo a la guardería. Las noches empiezan a ser frías y pienso en S. a un paso de una de esas crisis de dolor de lumbares que le inmovilizan;
una milésima de segundo de contracción muscular y el dolor se instala durante varios días. Amanece gris y frío y yo cogeré la bici camino del mar frío y gris, que me gusta tanto. Como un edén, como una tierra pura, como el cristal, como el hielo, como el espejo donde me sumerjo para atravesar lo aparente y entrar en otra dimensión.

Y suelto por un momento tanto dolor de tantos seres que sienten tanto frío, que sufrirán tanto frío este invierno.

Cuando la compasión de Avalokiteshvara no basta, hay que convocar la sabiduría de Tara.

Vuelve el calor.

Aún así, mi nivel de sabiduría no alcanza a Tara y me llevo
la amenaza del frío de M, de F, de S, (tomar, tomar, tomarlo todo),
y es una experiencia extraña el frío interno flotando en un oceano frío. Siento la experiencia de estar a punto de "caer".


Más tarde llamo a M. (qué pasa, con tanta insistencia? gracias por el edredón y la pashmina, estoy bien...), a F. (ausente de casa, de nuevo en funcionamiento, todo está en orden), a S. (enfadado como siempre, con energía suficiente para mantener sus enfados, todo en orden).
Todo está en orden.
De momento.
Si "caigo", serás la primera en saberlo.

Pero una vez desaparecido el miedo, ha vuelto el calor dentro de mí.
Y todo vuelve a estar en orden.
El tiempo que tenga que durar.

(Entretanto, he descubierto que el frío interior no lo provoca el amor ni la compasión sino el miedo egoísta).

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2 comentarios:

  1. El miedo egoista altera nuestra mente, la engaña, nos hace ver que es amor y lo es en cierta manera, pero es un amor de apego y hacia nosotros mismos principalmente.
    Es una manera de aferramiento, de miedo a no soportar mi sufrimiento (siempre los mis, los yos … el lenguaje bocina …. )
    Ayer en PF hablábamos del amor afectivo, del amor que desea eliminar el sufrimiento de incluso a aquellos que nos hacen daño. Y yo le dije a Marié, me surge una contradicción, intuyo que esto es lo cierto, que sólo el amor afectivo hacia todos los seres humanos y no humanos es el camino, la única vía, lo siento que es así muy profundamente, pero me surge una duda, yo no puedo tomar el sufrimiento de los demás, es el karma que les toca fruto de acciones pasadas y han de pasar por ello y sufrirlo.
    Y Marié me decía, ellos ahora ya no son lo mismo, tú ya no eres lo mismo, el amor puedo cambiarlo todo.
    Esta noche he estado dándole vueltas, en sueños y en el imsomnio y esta mañana cuando me he levantado lo veia muy claro, no es el resultado el que he de buscar, la finalidad será la que sea, es imprevisible, ni tan siquiera está en mis manos. En ellas solo está la firme intención y consciente de actuar estimando a TODOS.
    Gracias por todo.

    Cati

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  2. Gracias por compartir esto, Cati.
    Tendremos la oportunidad de ir profundizando en ello a lo largo del curso -de integrarlo.
    Yo creo que el amor es la única puerta que nos permite transcender este ego limitado (separado, segregado) como una jaula, que nos hace y hace tanto daño.
    Amor, transcender, casi son sinónimos.

    Pero, según dicen, una realización del amor (que surja natural y espontáneamente, por todos los seres) no necesariamente es definitiva. Hoy te crees la persona más rica, abundante en amor, conectada, y mañana ha desaparecido todo eso y te sientes como una tierra estéril.
    Qué pena, no? Qué abandono.
    Qué pobreza.

    Y, dicen, que la única experiencia que no tiene marcha atrás es la realización directa de la vacuidad.
    Sólo entonces todas las demás realizaciones, todas, se han hecho estables para siempre.

    Así que, al final de todo, la experiencia directa de la vacuidad es la puerta grande y definitiva.

    Tomo nota.

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