miércoles, 30 de abril de 2025

La enfermedad.



Casi las 12 y va dejando pasar la mañana en modo convaleciente.
Qué más da de qué dolencia se recupera.
Sus miedos ancestrales se confabularon, como un ejército en armas,
y hicieron mella en las heridas que se arrastran.
Vio este cuerpo caer, sin energía,
como si le soltaran los hilos que mantienen el polichinela en pie.
Desfalleció en un estado de somnolencia paradójicamente sin acceso al sueño.
La impotencia es la experiencia de contemplar cómo la intención y la voluntad
a veces no sirven de nada.
Junto a la ausencia de energía, el dolor evoca miedos.
A dónde me conduce esto? Qué está pasando en este cuerpo, en esta vida?
Da gracias por el cielo abierto, las nubes y claros, y las gaviotas y los mirlos
que la acompañan en este estado que transita,
en esta entrega, en esta rendición.

Recuerda aquel día que la sorprendió un fuerte dolor de abdomen en la sobremesa de una comida de celebración con unas amigas, en una terraza de Cabo de Gata.
De repente los vómitos y el dolor que le nublaban el conocimiento.
Alguien dijo: Hay que ir a urgencias, vamos al coche.
En el camino, desde la terraza del restaurante por el paseo marítimo,
advirtió una luz envolvente de tonos rosas, anaranjados y violetas,
ocupando todo el espacio celeste y el aire.
Se tumbó en un banco del paseo a contemplar.
Las amigas, por delante, advirtieron su ausencia:
"Niña, qué haces ahora? ¿No te estás muriendo?"
Sonrió. Puestas a morir, éste es un sitio tan bueno como cualquier otro.
Quizás mejor. Perfecto para una partida. 
Cómo perderse esta magia?
Si ha de doler, éste es un sitio como otro cualquiera.

Anoche se acostó cuando aún el rojo coloreaba la franja del horizonte de montaña,
más arriba, unos nubarrones oscuros.
La iglesia se encendió como una antorcha.
Desde la almohada en el futón, abría los ojos y ahí seguía, por detrás del marco del balcón,
un cielo de crepúsculo regalado.
Respiraba el cielo como respiraba el dolor.
Qué sé yo qué guarda la vida para mí.
Y mientras tanto, qué puedo hacer?
La entrega, la rendición.




4 comentarios:

  1. Ningún sitio es bueno para sentir dolor, pero aún menos para rendirse a él o sí, pero para no pelearte y q aumente su intensidad , quizá mirando ese crepúsculo el cerebro se olvidé de q duele, quizá se trata de engañar al cerebro q es tontito y si le despistas, focaliza fuera del dolor y deja de doler o duele menos: ) Me gusta leerte, mil gracias, un abrazo ! y ...q duela poquito : )

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  2. Gracias, María.
    Ya va pasando.
    Un abrazo.

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  3. El sufrimiento físico, para nosotros principiantes como somos, tiene el remedio farmacológico al que hay que recurrir sin miedo y antes de que el dolor se apodere de nosotros. Espero que mejores rápida y fácilmente. Tú te fundes en el gozo de contemplar a las gaviotas, tórtolas, atardeceres y al compartirlo con nosotros nos regalas maravillosas perlas de gozo. Siempre contigo, abrazo fuerte Marié.

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  4. Abrazo, Juan.
    Por aquí todo bien, ya sabes.
    Y tú cuidate mucho. Vaya sustos que me cuentas! 😅
    Estamos en contacto.

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