Se han cerrado las puertas del cielo.
Un techo de nubes bajas nos ha dejado aquí abajo, como cuando se separan a dos amantes.
Sin ti, a veces siente que le falta el aire para respirar.
Pero no es así.
Aquí, como un naufragio, también están las gaviotas planeando en el espacio gris,
y las golondrinas en los árboles de la montaña.
Y el canto de la tórtola, tan pertinaz.
En esta parte se ha quedado el aire haciendo bailar la ropa en las cuerdas del tendedero
y las voces de las criaturas jugando en el parque de la montaña urbana.
Podemos atravesar este naufragio, esta sequía, esta hambruna temporal.
El espacio celeste, ahora invisible, mañana será accesible otra vez.
Y sabe que el sol resplandece al otro lado del telón
y la luna llena brillará esta noche, aunque ella no la vea.
Esta parte del mundo no es tan hostil.
La cortina gris azulada la protege de los rayos hirientes del sol
y hoy puede demorarse en esta atalaya, el aire ligeramente fresco en la piel.
Aún la vida en este mundo.
En otro, ya verá, llegado el momento.
Aún en samsara, en este reino de la forma.
domingo, 4 de mayo de 2025
El reino de la forma.
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