viernes, 11 de abril de 2025

La cocina mágica.

 


La primavera está aquí como en cualquier otro sitio.
Pongamos que te despiertas, abres los ojos y encuentras el sol al otro lado del balcón,
después de varios días de nubes bajas y lluvias.
Subes al terrado y respiras la primavera en el viento suave.
Piensas: Tengo que salir a vivir este día de primavera
y exploras un pequeño viaje local.
Pongamos que no sale.
Pero siempre hay un plan B, y dado que "todo está aquí",
la primavera está aquí también.
Te preparas el desayuno en tu terraza privada (no lo es, privada, pero así se manifiesta),
celebrando la primavera, como lo harías en cualquier viaje.
En el encuentro con la primavera, haciendo el amor con la primavera.
Y así el resto del día, en tus rutinas cotidianas.
La primavera también está en los barrios, en las terrazas de la ciudad, 
tan llenas de seres celebrando la primavera.
En la ropa tendida, al sol y el aire de la montaña urbana.
En los sonidos del silencio del terrado, en las coreografías,
las gaviotas, las golondrinas, los mirlos de visita.

Dices que el amor desarrolla el sentido del humor,
sí, porque todo lo ves desde los ojos de la ternura, sin juicio, sin ofensa.
Las supuestas flechas se convierten en flores que perfuman tu paso.
Tú eso lo entiendes, dices, amigo mío, que ocurre
cuando estas enamorado. De una persona.
Pero también te puedes enamorar del mar, cuando te sorprende como un espejo y te llama,
disponible, recíproco.
También te puedes enamorar del sol suave, después de la lluvia y el aire frío.
Disponible, el abrazo.
El amor es una experiencia, da igual lo que la haga emerger.
Te enamoras de la primavera y te enamoras del invierno.
Y del otoño, qué decir, el amor en su máximo exponente.
Del verano también.
Te enamoras de lo que aparece,
de lo que la Vida decide ofrecerte, tan caprichosamente cambiante.

Puedes vivir la vida enamorada, y esta fuente toca a todos los objetos.
Como la "cocina mágica" de Miguel Ruiz.
"Si tienes una cocina mágica que cocina manjares deliciosos día y noche, sin parar,
no te vas a vender por unas migajas, si alguien toca a tu puerta para ofrecerte una pizza seca".
Si tienes una cocina mágica en tu corazón, o en tu vientre,
que cocina amor día y noche, sin parar,
ya has entrado en el reino de la libertad.
Y se disuelven todas las presiones.





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