domingo, 12 de enero de 2025

El no-dolor de muelas.

 


Pasa un aire frío, a ráfagas. Pero no es un tornado.
Es sólo un abanico de aire fresco que estimula la circulación de la vida en la piel.
No es un viento amenazador, y el cielo no está cubierto.
La alegría del no-dolor de muelas.

Los pájaros también celebran, como ella, y se postran con gratitud
y hacen ofrendas en forma de cantos y coreografías de vuelos en el aire.
Ella también se postra, mentalmente.

Es tiempo de un cuerpo que funciona, todavía.
De una mente en contemplación.
De una vida que se postra ante la Vida.
Esta peregrinación tan larga, tan larga aquí, en este mundo,
y tan larga quién sabe dónde, en qué mundos.
Este sueño tan largo.

El aire y el sol en la piel, en el cabello revuelto, 
en las hojas del cuaderno, que quieren volar también,
en las plantas danzarinas en los terrados, en los árboles del Montjuic.

El aire que la sacude (despierta) pero no es un tornado.
El sol que la acaricia un instante, cuando las ráfagas de aire se aquietan.
Ahora moriría en paz, piensa, siente.
Este viaje de vida y muerte. De vidas y muertes.
Que la ocupe como una invasión la entrega, en todas las vidas
y en todas las muertes.
La entrega, la rendición.
El amor más profundo. 
La disolución más completa.
Y definitiva.
Si puede ser.  /\




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