martes, 14 de mayo de 2019

Viaje al centro de la vida.






Qué gran viaje, parar.
Paras, y automáticamente has llegado a otro lugar.
El futuro cuántico ya está aquí.
Hace un instante, habitabas el escenario de las gestiones, el estrés del trabajo,
la preocupación, las dudas y decisiones que parecen inevitables.
El viaje propio, la pesadilla de tu amiga deprimida,
la ansiedad de la adolescente buscando su lugar en el mundo,
los cadáveres en el mar, las bombas incendiarias en barrios como el tuyo,
con diferente suerte.

Y de repente, ves la hipnosis
y la sueltas.
Las distracciones.
Tu sueño lleno de películas entretenidas,
que captan tu interés tan profundamente.
Ves la hipnosis.
Y se hace el silencio.
Y has llegado a donde siempre quisiste llegar.

Tanta lucha, tanto conflicto, tanta energía
que nunca te van a conducir al destino perseguido.
Porque la lucha y el conflicto no pueden ser el camino hacia la paz;
solo hacia la lucha y el conflicto.

Paras,
silencio,
y ya has llegado.
Como un viaje cuántico, instantáneo.
Sólo tenías que soltar las distracciones,
dejar de alimentar el fuego de la hipnosis.






Y por qué dejo que se llene mi vida de distracciones
y aplazamientos?
Aún la adicción a la adrenalina devastadora.
La entrega voluntaria a la hipnosis.

Pero no siempre.
Qué gozoso soltar!
Qué deleite!

Se ha convertido en una gran viajera.
Hasta que al fin decida instalarse en su destino más valorado.
Convertido, al fin,
en residencia habitual.







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