domingo, 12 de mayo de 2019

El no-esfuerzo.







En el grupo de estudio, Krishnamurti decía que el esfuerzo no funciona en el camino espiritual.
El esfuerzo significa que quieres cambiar las cosas, que tienes un objetivo para alcanzar,
que crees que te falta algo.
Y esa creencia encierra el error fundamental de olvidar que ya eres plenitud
y creer que eres un ser separado.
Así que cuanto más te esfuerzas, aunque sea por una razón "virtuosa"
(ser mejor persona, más generosa, amar más),
más energía pones en la creencia de ser separado
carente de plenitud.
Y más real se hace ese error en tu vida.

El esfuerzo no funciona a medio, y mucho menos a largo plazo.
Porque estabiliza el error fundamental.






Algunas personas expresaban sus dudas.
Así que, si no debo esforzarme,
¿tengo que resignarme a sufrir, a ser mala persona, a no mejorar?
¿No tengo que cambiar nada?

Por otra parte, ¿no es precisamente el esfuerzo una de las seis perfecciones budistas,
en el camino del bodisatva?





Alguien dijo:
El no-esfuerzo es magnífico, cuando se manifiesta.
Y el esfuerzo también lo es, y tiene su función, cuando toca.
Si luego soltamos.
Es como una medicina que puede tener su función en un momento dado,
y luego deja de tenerla.
Pero seguir utilizando la medicina indefinidamente puede tener efectos fatales.

Cuál es la diferencia, entonces, entre el no-esfuerzo y el esfuerzo?
Cuándo no usar el esfuerzo y cuándo sí usarlo,
y hasta cuándo?






Cuando has tocado la comprensión (cualquier realización),
ya no tiene cabida el esfuerzo.
No aparece.
Haces y eres
de forma natural,
porque no puedes hacer otra cosa.
Y todo lo demás está subordinado.
Y cualquier cosa que te distraiga o dificulte tu comprensión
(la contradiga o le dé energía a la ilusión, a la hipnosis),
naturalmente es desechada,
ignorada
o simplemente no aparece.
No te interesa nada que contradiga tu comprensión.
No hay que hacer ningún esfuerzo por mantener esta comprensión,
si ya está integrada.

Cuando has tocado la comprensión, no hay esfuerzo.


¿Pero qué ocurre cuando no has vivido la comprensión?
Has leído o escuchado teorías que te resultan lógicas, racionales, que funcionan,
pero en realidad tu mente está más familiarizada con otra inercia diferente de comportamiento
y de pensamiento
y de sentimiento.

Hay un rincón, o dos, o más, del ser
donde no ha entrado la luz.
No hay comprensión directa.
Lo notas porque de repente tu cuerpo reacciona, o tu mente.
Una contracción en los intestinos, un pellizco en el estómago,
un dolor, un resentimiento, una frustración,
un rechazo, una resistencia.
Lo ves. Y eres consciente de que ahí no hay comprensión directa
(cuando la hay, no hay reacción, ni dolor de resistencia).

Y ahí, entonces, eres libre de elegir:
el esfuerzo (para ser mejor, para hacer lo que "debes" o consideras más adecuado,
para romper viejos hábitos e inercias de comportamiento
y emocionales),
o la libre manifestación.
Tú decides.
Y tal vez hay lugar para las dos respuestas en diferentes situaciones.
En cualquier caso, tú decides.






La diferencia, la clave
está en la comprensión.
Cuando hay comprensión, no hay esfuerzo.
Eres y actúas naturalmente y sin esfuerzo.
Vives sin esfuerzo,
como fluir.

Pero cuando no estás ahí, cuando surge la contradicción,
el conflicto
o la resistencia,
el esfuerzo para romper viejos programas puede ser una buena herramienta.
Y expresar, manifestar y visibilizar el viejo programa, también.
Si lo haces desde la consciencia.

Antes o después, llega la comprensión.
Y el no-esfuerzo.
También en las zonas más oscuras y resistentes
del personaje que vivimos
en este sueño.







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