miércoles, 4 de junio de 2014

La insoportable gravedad del ego espiritual.






Querida amiga:

A veces estalla la luz.
Te ríes porque llueve y es gris.
Qué luz?, dices, y te ríes.
A veces estalla la luz en el corazón.
Todo es perfecto.
Te despiertas de un sueño profundo profundo, qué ha pasado, dónde he estado?
Subes la persiana y ves la tormenta.
A veces, con la tormenta, hay algo en
el aire o en la presión el aire que te lleva
a un sueño profundo.
Ella sonríe al recordar a su maestro de kárate cuando dice:
Hay que dormir como si te murieras.
Como todo lo demás. Hay que hacer cada cosa como si fuera lo único posible en ese momento, como si te fuera la vida en ello.
Y de hecho es cuestión de vida
o de no vivir.

Así que se despertó de un sueño profundo y reparador y contempló una lluvia de bendiciones en su balcón y en su calle.
Aun así, preparó la mochila camino de su cita con el mar.
Cuando bajó las escaleras ya había parado de llover.
El camino en bici por el puerto era fresco, lleno de turistas y grupos escolares celebrando sus salidas de fin de curso. Grupos en corro jugando juegos en el puerto y en la playa.
En la cafetería, donde el desayuno de cada mañana, había música de saxos y trompetas, y decidió quedarse en el interior a degustar su café y la magia del hacer humano -la música, el arte, la cultura, las emociones, el amor, el dolor...
Recordó aquella cita de Goethe:
"Todos los días deberíamos oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y, si es posible, decir algunas palabras sensatas".

Recordó la primera vez que sintió: Si ahora me fuera, todo saldría bien.





A veces compartimos momentos de plenitud.
(Y ella recordó otra cita, esta vez de Rumi:
Whatever happens, just keep smiling and lose yourself in Love).
A veces toca la celebración de la vida. Pase lo que pase, puedes seguir sonriendo y desaparecer, quitarte de en medio, disolverte en amor.
Y eso es lo que compartes.
A veces toca compartir la alegría de la Tierra Pura en esta vida.
Y, a veces, toca compartir la dificultad.
La amiga que te cuenta su dolor de abandono, los conflictos de pareja o con l@s hij@s, las dificultades en el trabajo, los duelos... A veces, tus amig@s espirituales comparten sus dificultades en el camino, también en el camino espiritual. Las instrucciones que integran mejor y las que entienden peor. A menudo comparten la alegría del camino espiritual y a veces el dolor.




Periódicamente se reúnen para lo que ell@s llaman el tecito del dharma.
Como una sangha de sanghas, en el ágape confluyen distintos caminos espirituales
y disfrutan del compartir.

Estimada sangha -dijo ella:
Cuando comparto las alegrías del camino espiritual es una auténtica celebración, para mí misma y para l@s demás. Resulta amable e inspirador.
Cuando comparto las dificultades mundanas de la existencia humana, también vale. Como una práctica cotidiana del loyong.
Cómo superar los conflictos en nuestras relaciones, en el trabajo, en la familia...
Pero que no me cuestionen mi camino espiritual.
Ese dolor, que no me lo cuestionen.
Con la iglesia hemos topao -dice J, involucrado con el cristianismo comprometido.
Si cuestionas la iglesia de los demás, no hay problema -continúa ella.
Las arcas del Vaticano o el control mental de algunas sectas (siempre que yo no sea pro-Vaticano o de la secta en cuestión), pero que no me cuestionen la gestión de mis arcas o la obediencia, la entrega y la "des-estimación propia" que demanda mi tradición.
Y es que la importancia personal es muy peligrosa, allá donde se meta -comenta A, practicante del budismo mahayana.
Que no me toquen lo mío. Y, especialmente, que no me toquen mi camino espiritual.
Es que el ego espiritual es intocable -comenta B, advaita.
Y eso por qué?
Porque lo ponemos en un altar -responde B.
Y tod@s estallan en una risa cómplice.
Y ahí fue cuando apareció el maestro Linji y dijo aquello de "Si te encuentras con Buda, córtale la cabeza" -aporta C, practicante zen.
Y "No conviertas un Dios en un demonio" -recuerda S, del budismo tibetano.
Y así continuaron, riendo, irreverentes, practicantes sincer@s y valientes, en el empeño de desprenderse de
la insoportable
gravedad
del ego
espiritual.





2 comentarios:

  1. Weón! Vi a buddha en chile puente alto
    Cuando tomaba el metro es de 1.70 y 56k
    Parece que su holograma esta apunto de borrarse . Porque no pide ayuda?
    Porquesenego?me miro como si fuera hacerle daño.porque?

    ResponderEliminar
  2. Ay, Anónimo! Tú te imaginas a Buda vulnerable y preocupado porque alguien pueda hacerle daño? No se supone que es Buda, el Iluminado, el que se ha liberado de todo sufrimiento?
    Qué manía con humanizarlo todo, la insistente mirada antropocéntrica, como si fuéramos la medida de todas las cosas!

    Un abrazo muy fuerte.

    ResponderEliminar