Cómo nutren esas cenas compartidas con l@s amig@s de la sangha.
En la casa de alguien, por cualquier motivo
-qué pasó en ese retiro
al que yo no asistí, y del que vuelves tan lleno de "bendiciones";
eso me lo tienes que contar con pelos y señales. A mí también, dice alguien; yo me apunto, suena otra voz; yo estuve y tomé muchas notas, se añade otro... Y así, ya tenemos otra cena organizada donde cada cual aporta (junto a lo que enseña o lo que aprende, las dos caras de lo mismo) un plato de su cocina particular, y la reunión acaba convirtiéndose en un ágape de delicias variadas, un tsog de abundancia.
Cómo nutren, en cuerpo y mente, esas comidas con l@s amig@s de la sangha.
A veces en grupo, a veces en privado.
Aquella vez nos despedíamos después de una comida gloriosa.
Confidencialmente, dijo ella, y en conclusión: que vamos a por la iluminación en esta vida, verdad?
En esta vida o en la otra o en la otra; el caso es llegar
y disfrutar del camino -dijo él.
Ella le miró a los ojos, con una sonrisa abierta y seria a la vez, dejando claro que quería decir lo que decía, literalmente: en esta vida,
amigo mío, en esta vida.
¿Es que todavía no te has cansado de sufrir?
¿Es que todavía no te has cansado de sufrir?, había dicho ella anteriormente, durante la comida.
¿No te has cansado ya, de sufrir por tonterías? De gastar energía tontamente, de aburrirte, de contarte historias agotadoras.
Por qué no decidimos soltar ya?
Soltamos ego y aferramiento y ya. Tan complicado no debe ser...
Eso era cuando aún hablar de "iluminación" sonaba a misticismos inalcanzables, a metáforas, a mitos y leyendas.
Quizás una experiencia para otras vidas, en otro eón.
De qué hablamos cuando hablamos del "despertar"?
Algunas semanas más tarde, a la salida de una conferencia, y en vista de que costaba decir adiós o hasta luego, decidimos sentarnos en una terraza para seguir autoexponiéndonos impudorosamente un poco más.
Eso de la "iluminación" se me antoja a mí cada vez más como un camino larguísimo, infinito, como una experiencia que se abre y se agranda sin fin... Tanto, que ni sabemos lo que es -comentó él.
Posiblemente, dijo ella, pero en ese camino que se nos escapa sí hay algo que podemos vislumbrar tú y yo, y que es posible vivir en esta experiencia humana.
Algo que sí sabemos lo que es, lo que la mayor parte de las personas consideran la "iluminación", de lo que hablamos muchas veces cuando hablamos de la "iluminación".
De lo que habla la mayor parte de la literatura espiritual cuando se refiere a la "iluminación".
Me refiero a esa experiencia de "despertar" en la que reconoces esta vida de vigilia como una mera manifestación más del sueño kármico;
esa manera de vivir en la que ya no designas "yo" en este cuerpo y en esta mente.
Cuando ya no te identificas con este cuerpo y esta mente y meramente los usas.
Y si te familiarizas con esa experiencia, ya no habrá nadie que muera cuando parezca que este cuerpo deja de funcionar,
ni nadie que sufra
cuando no se cumplan sus deseos.
Si duele. O ya no.
Llegar a esto sí que es un salto de crecimiento, dijo él.
Y era a lo que nos referíamos cuando hablábamos del "despertar" hasta hace nada, dijo ella. Tan lejano, inalcanzable, quizás para otras vidas, en otros eones.
Y por qué no en esta vida? -volvió a insistir.
Es posible, no?
Sabemos lo que es porque ya lo hemos experimentado, quizás una fracción de segundo, o quizás algo más, mientras meditabas o hacías el amor o te disolvías en el vientre del mar...
Ya hemos estado ahí y sabemos lo que es y ahora se trata de volver y volver
una vez más, y volver
hasta familiarizarnos con la experiencia,
hasta quedarnos
en ella.
Secretamente.
Nadie lo tiene que saber.
Sólo tú,
prestando atención a las señales,
día y noche:
si duele, o ya no,
cuando te llevan la contraria,
cuando no se cumplen tus deseos,
cuando pierdes
lo que más quieres en la vida,
cuando el cuerpo se debilita
o deja de funcionar.
Si algo de ello perturba el gran gozo
de la contemplación.
O no puede. Ya no.
Si los personajes de tu sueño de la vigilia sufren menos y menos
cada vez.
Si tu ego se reduce
y tu amor
se expande.
Si ya no hay pesadillas ni persecuciones ni pérdidas ni miedos
en tus sueños
de la noche.
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