martes, 31 de diciembre de 2024

Carta de reyes magos.

 


El canto de las golondrinas, aún en diciembre.
La tórtola, sobre una de las chimeneas.
La quietud en los árboles del Montjuic.
El teleférico sobrevolando la montaña, con vistas a la ciudad y el mar.
La sirena de una ambulancia de paso.
Se entrecruzan las condiciones para la vida y para la muerte,
para el disfrute y para el dolor.
Y de nada sirven las preferencias personales, tan poco relevantes.
Cómo soltar todas las preferencias y aversiones, toda ilusión de control,
todos los miedos y preocupaciones.
Como esta gaviota que la sobrevuela, planeando en el aire con sus alas quietas.

Hubo un tiempo en que tenía visiones y objetivos,
los sentía en construcción aun sin verla (esa construcción),
hasta que se manifestaban.
Algo había que hacer, sí, siempre hay algo que parece que haces,
pero no estaba movido por decisiones personales, aun cuando parecía que elegías.
Formaba parte de las condiciones en construcción.
Pero hace tiempo que no aparece ninguna visión de futuro.
Desde que siente que todo está aquí.
No es necesaria otra situación diferente para comprender.
Todo
está
aquí.
Ya mismo.

Y entonces se pregunta si ya se fue, si ya se acabó.
No, porque aún queda el dolor, a veces, el miedo, como semillas.
Entonces, si aún está aquí, qué tal si la Vida la lleva a vivir otras vidas?
Transformado el escenario.
Y a ver qué pasa.
Si aún está aquí, qué yo aparecería en otros mundos, en otros escenarios?
(A ser posible, que no sea en los infiernos, ya no la asalta esa duda para responder).

Aún percibe el yo separado y el miedo, en esta carta de reyes magos al universo.
De una de esas voces.
Pero ahí es donde está también.
Y puede verlo.




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