lunes, 13 de marzo de 2023

La primavera.

 


El aroma de la primavera.
El escenario parece el mismo que ayer, que la semana pasada
o el mes anterior.
Pero algo ha cambiado.
El aire en la piel se ha hecho más cálido.
Los músculos se contraen un poco menos,
tan involuntariamente como antes se contraían.
La paloma en el terrado busca la sombra
y canta su canto gutural.
Esta mañana, cuando aún era oscuro,
la despertó el concierto solista de un pájaro nuevo,
un canto diferente de la banda sonora habitual.
Luego, la habitación se llenó de una luz rosada.
Se levantó y caminó por la casa,
inundada del mismo color rosáceo colándose por todas las ventanas,
del pasillo, en los cuartos,
en la galería al otro lado de la casa.
Desde todos los puntos cardinales.
Su templo como una especie de globo flotante.
La luna menguante aún en el cielo.
Respiró un olor nuevo
y cálido,
tan familiar, de primavera.
Evocó la misma gratitud de todos los años
por no sentir la amenaza de las alergias
sino el abrazo de Dios.
Así es la vida, pensó,
cualquier situación puede ser el mismísimo infierno
o bien la vivencia de los dioses, las diosas.

El anticipo de la primavera supone sentir ya la primavera, aquí mismo.
Hasta las plantas en los terrados bailan esta celebración,
al ritmo de un aire suave y cálido.
Uno de esos momentos en que sólo quieres estar a solas
con Dios.


Desirà l'amic solitat,
e anà estar tot sol per co que hagués companyia de son amat,
sens lo qual està tot sol entre les gents.

(Ramon Llull)




3 comentarios:

  1. Querida Marié, he pasado casi toda mi vida buscando ese abrazo, el abrazo que mi papá nunca me dio. Intercambiaba sexo por abrazos. Y el pozo era cada vez más oscuro, más dolor, más vacío.
    Hoy llevo más de siete años sin practicar la adicción, y últimamente lloro, necesito sentir ese abrazo. Pero ahora sé que necesito el abrazo de mi Padre Dios, y llevo dos noches rezando pidiéndole sentir Su Abrazo, no quiero volver a buscarlo en los brazos equivocados. Y ayer te leo.
    Tan lejos, tan cerca.
    Carolina

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  2. Carolina, te deseo que puedas sentir en cada abrazo el abrazo de Dios (por ponerle un nombre), esa experiencia de disolución.
    Como agua vertida en agua ;)
    Porque "in love we disappear", como cantaba Leonardo Cohen.
    Ya sabes, esas frases tan significativas que nos gusta tanto repetir.
    Un fuerte abrazo. ;)

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