martes, 21 de febrero de 2023

El amor es sanador.

 


El amor es sanador.
Quizás no hay nada más que resulte definitivamente sanador
y, si parece que lo hay, es porque contiene el ingrediente imprescindible
del amor.

Tal vez llevas años de terapia para poder superar ese dolor profundo,
el odio, todos esos resentimientos que te quitan la paz
(por aquello que dijo o hizo tu madre, pongamos por caso, una vez
o bien por lo que no hizo).
Piensas que haces todo lo que puedes, años de "trabajo personal",
y aun así ahí está, el niño o la niña herida
saboteando tu vida presente, una y otra vez.
Te enfadas mucho, especialmente con esos pequeños tics de otras personas 
que "no se trabajan" a sí mismas,
como tu madre, tu padre, tu hermano, tu pareja
o cualquier otra con quien mantienes el conflicto.
Como si pudiéramos saber lo que hace o no hace la otra persona,
dónde pone su atención.

Yo sospecho que para liberarse de la "niña herida",
todos sus traumas y resentimientos,
sólo hace falta el amor.
Porque el amor siempre vence la mirada del egocentrismo,
el auténtico motor de tanto dolor.

Solo hace falta el amor.
Porque si no hay amor no es posible comprender.
Sin amor no es posible ver a la otra persona
y a la situación
en toda su complejidad.
Sin amor, en el mejor de los casos,
dices que "puedes perdonar pero no olvidar".
Desde el amor tampoco olvidas, pero la situación se ha transformado,
es diferente
porque ves muchas más cosas.
Desde el amor, la situación, que no olvidas, deja de doler,
porque es otra.
Con amor comprendes que no hay nada que perdonar.

Lo contrario del amor, en este contexto, es el egocentrismo.
Porque el amor es expansivo
y el centro es mucho más grande que el pequeño ego confuso.
Y lo acoge todo, también al villano o la villana
que insistes en que te destrozó la vida.



Dices que cuando amaste a alguien te lo inventaste,
que idealizaste y creaste a alguien que no existía.
Y es cierto.
Y cuando lo demonizaste también,
también creaste a un monstruo que no existía.
En ambos casos hay ausencia del amor
que te permite ver cómo son las cosas, tal como son,
sin querer cambiarlas a tu favor
(para sostener tu amor/ilusión
o para sostener tu odio).

Ayuda comprender la función que realiza en nuestra vida
cada uno de los traumas que construimos.
Qué beneficios nos aportan,
qué miedos enmascaran,
para mantener tanto dolor.

El amor es sanador.
Y cambia todos los relatos victimistas
que sostienen los dramas
que queremos en nuestra vida.






4 comentarios:

  1. Que bonito Marié, precisamente esta mañana me ha venido muy bien. Abrazo grande.

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  2. Me das una alegría y haces mi día un poco más bonito, todavía.
    Abrazo grande también para ti.

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  3. Hola.
    Muy hermoso, muy cierto y no podría estar más de acuerdo.
    Quizá va a sonar o parecer egocéntrico o pedante, pero lo que voy a decir no es para darme importancia, sino para señalar la absoluta coincidencia con lo que expones: la última entrada que he escrito empieza diciendo "Limpia tu alma, limpia tu mente, limpia tu karma". Otro bloguero hizo una reflexión sobre todo eso y de repente lo vi tan claro, la extraordinaria e inmensa importancia de limpiar todo eso. Toda la negatividad, los odios, los resentimientos, el victimismo (uso esos términos también). Limpiar significa observarlo con ecuanimidad, sin juzgar, rechazar ni posicionarse y dejar que se autolibere, soltarlo, deshacer esos nudos, con sinceridad. Es un trabajo paciente pero diligente. En realidad todo ese odio, o resentimiento, o dolor, heridas que siguen abiertas, solo hacen que desgastarte, perjudicarte, hacerte sufrir más e impedir que en verdad seas ese ser que es fundamentalmente Luz, Amor... tal como dices. Amor como camino, como método, como meta también. Es esa mirada, esa actitud, ese trabajo el que te irá liberando, ese "limpiar" desde y con el corazón.
    Namaste.

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