lunes, 11 de noviembre de 2019

Hoy es una nueva oportunidad.





Cada día, una oportunidad.
Una oportunidad para qué?
(Abres la ventana y ves que no son buenos tiempos para la lírica).

Para vivir -dice esa voz.
Aún la hoja en el árbol,
bailando al viento, sintiendo el aire en la piel,
perfumando, nutriendo el tronco.
Aún verde en el árbol.

Un día más, otra oportunidad.
Para vivir el aire en la piel.
El agua fría.
Para sumergirse en el hielo líquido
(que algo se rompa y despierte dentro, esa catarsis).
Y luego, en el agua climatizada,
el cuerpo sin peso reta a la ley de la gravedad.
Y luego, el agua caliente bajo la ducha, como un abrazo cálido, reconfortante,
y luego frío.
Que algo se rompa dentro,
como la cáscara del huevo cuando nace el polluelo,
como el capullo de seda.

El agua, esa amiga con la que jugar,
a aparecer y a esconderse.






Un día más para jugar.
Para ser cuerpo humano, pulmones e intestinos
y corazón.
Para ser mar 
y aire
y hojas verdes
y marrones,
frescas y secas,
todas ellas.

Para ser los múltiples yos que la habitan,
incluido el yo-Dios,
el Yo-grande,
el Despertar mismo sin yo.
Tan olvidado,
tan dormido.
Tanto tiempo dormido.

Un día más.
Una nueva oportunidad.






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