domingo, 11 de enero de 2015

El mejor lugar del mundo es aquí mismo.






Llevó sus manos juntas a la altura del pecho para señalar que tenía algo que compartir. Se aseguró de que l@s demás le respondían con el mismo gesto. Guardó un momento de silencio, como poniendo en orden sus palabras, y dijo:

- Hace un momento, durante la meditación en silencio, los ojos cerrados, la respiración apacible, disfrutaba de ese recogimiento. Entonces abrí los ojos y encontré esto...  (Hizo un movimiento con la mano señalando el círculo de personas sentadas en el suelo, cada una sobre su cojín) La luz tenue, la quietud, el silencio, la sangha... Era perfecto. Cómo volver a cerrar los ojos? No pude volver a cerrar los ojos porque era el mejor lugar donde estar en estos momentos. Y no quería perdérmelo. Era un momento profundo, intenso. Perfecto.

Mantuvo silencio durante unos segundos, luego prosiguió:

Pero me ha pasado lo mismo cuando hacíamos la meditación caminando. En silencio, el movimiento lento, tan apacible. Me siento tan bien que a veces mi mente se va a sus recuerdos, sus planes, a otros paraísos. Pero entonces es como si recuperara la vista de repente y miro lo que tengo delante y caigo en la cuenta de que estoy aquí. Miro a mi alrededor, este espacio perfecto, y las personas caminando lentamente, en silencio. Esta energía de la sangha, esta paz. Estoy aquí, caminando en silencio, y luego se habrá acabado. Pero ahora estoy aquí; ningún otro lugar mejor en el mundo donde estar, ahora. Y es tan intenso. Es perfecto.




Y ahora, quería compartir:
Si un sólo instante, una milésima de segundo de presencia aquí y ahora, puede ser una experiencia tan profunda, tan completa y perfecta, imagina cómo sería mantenerla, sostenerla, estar presente aquí y ahora todo el tiempo, donde quiera que estés.
Desaprovechar la presencia, aquí y ahora, es el mayor desperdicio.
No se me ocurre otra pérdida mayor.





Acabó la sesión de meditación y salió a la calle. El aire de la noche era fresco, como una ducha de aire fresco.
Cogió una bicicleta de la estación del bicing y recorrió la amplia acera de Plaza Catalunya entre l@s viandantes, Ramblas abajo. Las piernas en movimiento, los músculos tonificándose, los cuádriceps y gemelos, las articulaciones de las rodillas y los tobillos fortaleciéndose. El aire fresco en el rostro. Inspirando, exhalando. Como una planta. El oxígeno viajando por su interior hasta la última célula.
El mejor lugar del mundo es aquí mismo.





Introdujo la llave en la cerradura y apareció el interior de su gompa, su mandala, su santuario de meditación. Sus compañeras de piso invisibles (Vajrayoguini, Tara, Prajnaparamita, Avalokiteshvara), los acogedores dibujos del suelo que han pisado tantas generaciones anteriores, desconocidas, las puertas de madera, al fondo su futón sobre el tatami, los cojines, el edredón.
El mejor lugar del mundo es aquí mismo.


Bebió un poco de agua en su taza personal que siempre le recuerda que
el mejor lugar del mundo
es aquí mismo.
























4 comentarios:

  1. Hola Marié, un feliz año y gracias por tus post. A propósito del largo conflicto que vive mi país (Colombia) me preguntan algunas victimas de la violencia: ¿Cuándo estamos en el presente sometidos al dolor, a la desesperación, la tortura y la angustia, como no darle permiso a la mente para que repose en un futuro aparentemente mejor?
    Gracias, Diego

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  2. Hola Diego.
    Pierdo la respuesta (un poco larga) mientras te escribo desde el teclado del móvil.
    Te respondo luego en casa.

    Excelente pregunta. :)

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  3. Hola de nuevo, Diego.

    Está bien. La esperanza y la confianza son eficaces nutrientes.
    Evadirse del presente y crear paraísos está bien. Los infiernos también son creados.
    Pero todo esto no lo puedes decir a cualquier persona y en cualquier momento.

    Dicen que Buda impartió 84.000 enseñanzas, que a veces pueden parecer contradictorias.
    A veces toca meditar en la compasión, o en la vacuidad, o en la renuncia, o en la purificación del karma negativo, o en los paraísos (del tantra, del cristianismo, del islam). depende de la situación y de la persona en ese momento.

    Creo que hay que estar abierta a la persona que tienes al lado (o a un@ mism@, cuando se trata de un@ mism@), con escucha atenta, empatía, compasión, la práctica de "cambiarse por los demás", y utilizar la enseñanza, la práctica, que pueda servir en ese momento.
    Como un médico ofrece una medicina dependiendo de la enfermedad y la persona.
    Hay que aprender a ser flexible y mantener una mente clara (lo más clara posible) en todo momento.
    Y a veces toca no decir nada a quien está sufriendo, sólo escuchar y acompañar.
    Todos los sueños acaban pasando. Y disolviéndose. Como nubes en el cielo.

    En cualquier caso, forma parte de la práctica hacer lo que haya que hacer.
    Como dice TNH en el 9º entrenamiento:
    "Haremos todo lo posible para denunciar cualquier situación de injusticia, incluso cuando al hacerlo pongamos en peligro nuestra propia seguridad".

    http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com.es/2014/12/los-14-entrenamientos-del-maestro-zen.html


    Abrazo fuerte fuerte y mis mejores deseos.

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