miércoles, 5 de junio de 2013

La nube no muere; se transforma en otra cosa.







En un bello día soleado levantas la cabeza para contemplar el cielo y ves una bonita y algodonosa nube flotando en él.
Admiras su forma, cómo la luz cae sobre sus numerosos pliegues y la sombra que proyecta en los verdes campos. Te enamoras de esta nube. Deseas que no se separe de ti para seguir siendo feliz. Pero entonces la nube cambia de forma y de color. Se le unen más nubes, el cielo se encapota y empieza a llover. Ya no puedes ver la nube. Se ha convertido en lluvia. Empiezas a llorar anhelando el retorno de tu amada nube.
Si supieras que al observar a fondo la lluvia seguirías viendo a la nube, dejarías de llorar.

En el budismo hay la enseñanza de lo "sin marca" (animitta). "Marca" significa la forma o el aspecto exterior de las cosas. La práctica de lo sin marca es la práctica de no dejarse engañar por las formas o el aspecto exterior de las cosas.
Cuando comprendemos animitta, comprendemos que el aspecto no constituye en absoluto la realidad.












Cuando una nube se transforma en lluvia puedes observar a fondo la lluvia y ver que la nube sigue ahí, riendo y sonriéndote. Esto te hará muy feliz y dejarás de llorar porque ya no seguirás apegado al aspecto de la nube.

Si te acucia el dolor y sigues llorando durante mucho tiempo es porque te has quedado atrás, porque estás atrapado en la forma o la marca de la nube, en un aspecto del pasado, y no eres capaz de ver la nueva forma que ha adquirido.
No has podido seguir la nube mientras se transformaba en lluvia o en nieve.








Es maravilloso ser una nube, pero también lo es ser lluvia. Así como ser nieve o agua fluyendo en el río.
Si la nube recuerda esto cuando está a punto de transformarse y de proseguir su existencia en forma de lluvia,
no estará tan asustada.
Recordará que ser una nube es maravilloso, pero ser la lluvia cayendo (sobre los campos, los huertos, las montañas, los ríos o abasteciendo las necesidades de otros seres) también lo es.


A esta enseñanza de Buda se la conoce como la naturaleza del no-nacimiento, de la
no-muerte, del no-llegar y del no-partir. La verdadera naturaleza de las cosas.


("La muerte es una ilusión. 
La superación definitiva del miedo a morir"
Thich Nhat Hanh.)


2 comentarios:

  1. Muy lindo, Marié! :D :D Me gustó la idea detrás de la metáfora n_n

    http://www.laperinola626.blogspot.com.ar

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  2. :)

    Intentar integrarlo, en la medida que sea, es mejor aún.
    Cambia mucho las cosas. Y la experiencia de las cosas.

    abrazo.

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