Morihei Ueshiba sentía que había algo que no acababa de identificar en su práctica del aikido
(a pesar de su técnica, dicen que imbatible).
Hasta que un día cuando golpeaba el aire en solitario con su bokken
sintió algo extraño que él mismo describió como "temblar el universo",
"un espíritu alado que envolvía su cuerpo,
estando plenamente consciente del espíritu de Dios".
En aquel momento, el maestro Ueshiba comprendió que la fuerza de las artes del budo
es el amor a Dios
y el espíritu de una protección de amor
que llega a todos los seres humanos.
(Los grandes maestros del Budo. José María Fraguas).
Era el mes de septiembre y ya se había convertido en un hábito irse unas semanas de retiro, preferiblemente en soledad.
Alguna vez había pedido una caseta en la zona de aislamiento en la montaña del monasterio budista tibetano de Dag Shang Kagyu, en Panillo, Huesca.
Otras veces una celda en un convento católico, de monjas de clausura, en Sigena,
o en el Santuario del Pueyo.
En esa ocasión el monje budista tántrico Lama Djampa Gyatso (Idili Lizcano)
le había ofrecido un refugio de madera en la Garrotxa.
A su amigo le parecía que iba a estar demasiado tiempo aislada y que podría ser duro.
Recuerda que estoy contigo, se despidió, con un fuerte abrazo.
Y si necesitas que pase a recogerte en cualquier momento me lo dices y allí estaré.
Ella se sorprendió.
Pero qué dices? ¿Sola? ¿Duro?
Pero si voy a mi luna de miel con Dios.
(Ramon Llull)
El amor sagrado tiene una gran fuerza, dice Consuelo Martín,
una fuerza desconocida en la vida habitual.
Generalmente, el amor movido por las emociones es egocentrado, busca conseguir algo.
Quizás la valoración, sentirte especial o simplemente evadirte de otras cuestiones.
A ese juego falso le llamamos amor y con ese sustituto nos conformamos mientras desconocemos el verdadero.
Desde luego, los seres humanos preferimos ese sentir interesado y egoico al odio.
Y así vamos atravesando la vida con sucedáneos, sin tocar el Amor.
El amor, para ser verdadero, ha de ser la atracción espontánea
a la Unidad
que somos.
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