martes, 17 de mayo de 2022

El instante eterno.

 


Tarde de primavera, el sol aún está alto.
El silencio es un universo lleno, tan habitado.
La soledad, un decorado poblado de presencias.
La quietud, una quimera;
a veces como un planear de gaviotas,
a veces el aletear agitado de las golondrinas.
Tarde de primavera;
soledad, silencio y quietud, tan llenas.
La vida como un flujo constante de energía.
Y al mismo tiempo, una foto congelada, un instante eterno.
Sin prisa, todo el tiempo del mundo en este preciso instante.

El tiempo no es lineal horizontal
sino vertical.
De intensa presencia, hacia arriba y hacia abajo.
Hacia abajo de raíces profundas,
hacia arriba de vuelo.



Hoy toca vivir una tarde de primavera eterna.
El concierto de los pájaros, la temperatura cálida,
la luz intensa del sol, de paso, ya de retirada,
el despliegue de luces y colores del crepúsculo.

El sueño, la memoria
proyectando en la pantalla un rosario de meses de mayo
(por jugar a algo)
pletórico de relatos,
no siempre vividos con presencia
consciente.

Como pasar por las cosas sin tocarlas.




2 comentarios:

  1. Que me parezca precioso y lleno de Arte este poema, no lo va a mejorar.
    Estâ en mi la dicha de saborearlo.
    Gracias

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