sábado, 17 de julio de 2021

Sobre el amor y el miedo.

 


Querida amiga:

Tengo que reconocer que sí, que a veces entramos en conflicto,
y qué pena malgastar nuestro escaso tiempo de encuentro, tan preciado.
No siempre ha sido así.
Hubo un tiempo, una larga etapa, en que tú solías decir:
"Eres una emanación de Buda".
Y no te lo discutía porque yo vivía igual tu aparición en mi vida.
El Nirmanakaya.
Una emanación de Buda en su versión más amable y amorosa.
Tan inspiradora.
Y el amor siempre disolvía de antemano
cualquier posible situación de conflicto.

Pero parece que la emanación de Buda a veces cambia su forma
y su función.
Y qué ha pasado ahora?
Por mi parte, no siempre contemplo amorosa y pacientemente tu adicción al sufrimiento,
tu culto al esfuerzo y el dolor.
Mientras tú sostienes que el sufrimiento es la única puerta posible al despertar
("No te vas a iluminar tumbada tranquilamente en una hamaca")
y contemplo cómo lo buscas, una vez tras otra,
yo siento que el camino más directo y accesible para mí (no diré el único)
es el amor.
Por eso, cuando me cuentas que te has enamorado
siempre siento el regocijo
de la gran oportunidad que ha aparecido en tu vida.
Y luego, suele ocurrir, la tristeza de que la conviertas, una vez más,
en una de esas trampas
que nos mantienen en la hipnosis del ego sufriente, tan herido.
Y entonces es cuando te oigo decir:
"La pareja es la única experiencia en mi vida en la que siento el apego,
ese nudo que me hace sufrir tanto".
Y yo siento el mismo pellizco de tantas veces antes:
Qué desperdicio!



De tendencia a la simplicidad, recurro a menudo a la misma prueba del algodón,
esa pregunta:
Esto que estoy viviendo, ¿me hace sentir más libre y expansiva
o más presa del miedo?
Si la respuesta es el miedo
(las exigencias, las expectativas, el control,
el dolor del estrés postraumático, de otros "traumas" anteriores,
el miedo a sufrir),
en ese caso, entiendo que esta experiencia no me está haciendo más libre,
que no me acerca a la fuente,
que, por el contrario, estoy fortaleciendo la hipnosis del ego
que me mantiene atrapada en el samsara de dolor.
Otra vez repitiendo la pauta del miedo,
desarrollando el músculo del miedo,
olvidando todas mis experiencias de libertad,
el amor que desea la felicidad y la libertad de todos los seres,
empezando por el ser que me inspira,
ese regalo de la vida.

Cómo desaprovechar esa mano que me conduce al nirvana?
Al yo más expansivo,
a la muerte del sórdido yo que nunca existió.
Cómo iba a convertirla en alimento para el yo más egocéntrico y mezquino?

Cómo desaprovechar la experiencia del amor, esa llama poderosa,
y no convertirla en el fuego que destruye todas las pesadillas,
empezando por la hipnosis de separación?
Ya sabes que el amor solo es amor
si se proyecta en todas direcciones,
cuando impregna todas las formas que aparecen en este sueño,
como una lluvia de bendiciones.

Por qué iba a usar el amor como una ofrenda al ego que me esclaviza?



Como dice Alfred Font, la cuestión está en saber ver
cuándo estoy actuando desde la plenitud
y cuándo desde la carencia.

En el amor, no puedes actuar desde otro sitio que no sea
la plenitud
y la abundancia.

La carencia (la exigencia, el control)
no es un atributo del amor
sino del miedo.

Y ver dónde estoy es parte de la gran comprensión,
tan necesaria.




9 comentarios:

  1. Hola Marie,
    Me surge la duda si cuando dices'el ser que me inspira,ese regalo de la vida', te refieres a una persona real o a una ser espiritual como Buda???
    Un abrazo
    Carolina

    ResponderEliminar
  2. :) Me hace sonreír la expresión "una persona real".
    A veces aparece una persona (o una situación, un paisaje, una puesta de sol, etc) y se enciende la llama del amor dentro de ti, si antes parecía apagada. Esa experiencia es lo que importa (y a menudo tiene poco que ver con la persona "real", aunque lo parezca).
    Si prestamos atención a esa experiencia de amor, vemos que es como una fuente que brota en todas direcciones, como una lluvia que llega a todos los rincones sin discriminación.
    Solo el ego, el yo separado, quiere que el objeto de amor sea exclusivamente otro yo separado, para controlarlo, cambiarlo, hacernos un traje a medida. Una obsesión que no tiene nada que ver con el amor, si acaso con un proyecto de vida diseñado desde el egocentrismo.

    En el texto, el "regalo de la vida" se refiere a la aparición de algo en tu vida (una persona en este caso) que inspira el amor.
    Una oportunidad para hacer inmersión en el Amor grande. Que se pierde si me quedo en el apego controlador, tóxico y doloroso.

    "El ser que me inspira" parece una "persona real", pero lo que produce mi experiencia de amor son las proyecciones de mi mente, la capacidad de ver el ser sagrado (la emanación de Buda).

    Un abrazo, Carolina.

    ResponderEliminar
  3. Buda dice que el mejor amigo es el que te señala tus errores, pero esto pocas veces es aceptado y menos reconocido. Por mi parte he observado que pocas personas son agradecidas sinceramente, con lo dificil que es encontrar en este mundo una mano tendida. Por eso me planteo seriamente si en realidad cuando les he querido ayudar no les he perjudicado, porque momentaneamente les servirá mi ayuda, pero a largo plazo ¿cual será el karma de una persona desagradecida? ¿ Volverá a encontrar una mano tendida cuando la necesite?
    Abrazo grande Marié.

    ResponderEliminar
  4. Lo importante es como seas tú, no, Juan? Lo que sientas tú. Sobre las demás personas solo podemos especular. Y no sirve de nada.
    Por otra parte, si doy o no doy es cosa mía. No implica un compromiso (ni de gratitud tampoco) para la otra persona. Y esperarlo sería moverse por el interés, y eso resta libertad.
    Mi lema es actuar (desde el corazon) y soltar.
    Das por aquí y la vida te da por otro lado. No hace falta llevar la cuenta.

    Un abrazo, Juan.

    ResponderEliminar
  5. A lo que voy es que cuando tendemos una mano lo hacemos con la intención de que sea beneficiosa para el destinatario, pero si su actitud no es la adecuada en realidad lo perjudicamos, a eso es a lo que voy no pienso en mi, no necesito agradecimiento, palmas en la espalda, ni lo hago para ganar ningun mérito, ni medalla alguna,pienso en quien pretendo ayudar y esto es la reflexión a la que me han conducido ciertas experiencias, mi intención era ayudar pero a algunos solo les ha servido para cargarse de negatividad aunque momentáneamente pueda haberles beneficiado. En definitiva, creo que hay que ser prudente con la generosidad del tipo que sea, no siempre es beneficiosa para quien pretendemos ayudar.

    ResponderEliminar
  6. Pues sí, Juan. Eso es muy cierto.
    Cuídate.
    Espero que estés muy bien este verano, más fresquito por ahí arriba.
    Buena semana!

    ResponderEliminar
  7. ����❤️���� J. Folch

    ResponderEliminar