sábado, 2 de marzo de 2019

Nacer y morir.







Llegó la primavera, como una visita inesperada.
Se instaló en casa y sabíamos que tendríamos algunas aventuras por compartir.
Salidas, sabores, aromas, situaciones.
Y luego se iría.
Y llegarían otras visitas.
El verano, el otoño, el invierno;
quizás un viaje, una nueva amistad, un trabajo;
una sorpresa agradable, otra no tanto;
una alegría, una victoria, una pérdida;
una enfermedad, la salud,
el equilibrio, la confusión...

Llegaban las visitas a casa, compartían experiencias
y se marchaban.
Así era siempre.
Nunca se le ocurría pensar que alguna de ellas se quedaría para siempre.
Ni su cuerpo.
Su cuerpo era otra visita temporal.
Como su mente.
Sus estados emocionales iban y venían también.

Las visitas llegaban y se iban
pero ella permanecía.
Y le gustaba sentirse en casa en cualquier situación.
Con las visitas o sin ellas.
Antes y después,
Y, a ser posible, durante.





Parece que pasan cosas sin parar.
Como si estuviéramos bajo el efecto de una hipnosis profunda.
Y emergen sueños,
uno detrás de otro.
Y le ponemos nombre a cada parte del proceso:
nacimiento (cuando aparecen)
y muerte (cuando se acaban).
Pero quizás la experiencia de nacimiento y de muerte no es más que otra ilusión,
forma parte de la ilusión,
de la hipnosis.





Entonces, por qué y para qué surgen?
Ella sospecha que en cada sueño
(en cada visita, cada instante de la estancia
y también en la partida),
en cada fotograma del sueño
está latente la oportunidad
de comprender
y despertar.

Cada instante brinda la oportunidad de despertar.
Y si no ha funcionado en esta visita
(en la explosión de la llegada,
o en la pérdida,
o en cada instante del desenlace de la aventura),
la vida te brinda otras.
Otras visitas,
otros nacimientos,
otras estancias,
otras partidas.

A veces no explosiona el despertar pero sí pequeñas comprensiones
quizás necesarias en el proceso.
Y aún seguimos en la ilusión
pero no importa
porque la muerte de una situación
abre la puerta a la llegada de otra.

Nacimiento y muerte,
o cada instante de la estancia de cualquier situación,
son igualmente importantes.
Y todos tienen la misma función
última.




Desde esta mirada,
la muerte no resulta tan dura
porque en ultima instancia
no es más que otra oportunidad.













4 comentarios:

  1. Justamente venía buscando alivio ante la pérdida que he sufrido en este mes de las personas mas importantes. Me enfrento a esta experiencia, buscando lograr ver la oportunidad (aunque si que cuesta). Como siempre genial tus apuntes marie. En deuda siempre. Saludos

    ResponderEliminar
  2. No pude darte las gracias el otro día por tu pronta respuesta a mi comentario. Te las doy ahora, por esta entrada que entiendo como la aclaración que me comentaste. Gracias, Marié, y fuerza y ánimos para Diego en estos momentos tan duros.

    ResponderEliminar
  3. De nada, Nyx.
    Un abrazo también para ti.

    ResponderEliminar