martes, 15 de septiembre de 2015

El santuario.








Gris.
Algunas gotas en el suelo del balcón.
Al fondo, la montaña del Tibidabo iluminada bajo un cielo de nubes y claros.
Nubes viajeras, blancas, como gigantes copos de algodón, sobre un cielo azul claro.
En la terraza de enfrente las plantas bailan la suave melodía del viento.
Un gato maúlla.
La vida como un haiku.
Un fotograma sagrado.
Eterno.
No hay un fotograma detrás de otro. Cada fotograma es presente y eterno.
Cada haiku, cada instante eterno.
Y el santuario (la Tierra Pura) está en todas partes.
En su gompa particular (el futón sobre el tatami, el silencio, los libros inspiradores).
En la orilla del mar, donde una réplica de sí misma inspira y espira partículas de océano, y silencio.
En el retiro de silencio en Corella con Thay Doji.
En las calles de Varsovia, caminando el mundo.
En el tren a Cracovia, un mandala de ofrendas en el paisaje, externas e internas.
El santuario está en todas partes
y samsara y nirvana están aquí mismo;
lo divino y lo humano,
aquí mismo.
Las dos caras de lo mismo. Lo mismo.
Y ni siquiera hay una moneda que lanzar al aire.




2 comentarios:

  1. Y si cada instante te parece insoportable y eterno???

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  2. Insoportable:
    Prueba a soportarlo. Y a ver qué pasa.

    Eterno:
    Dicen que hasta los infiernos pasan, aunque duren eones.

    Un abrazo muy fuerte.
    Qué sé yo de tu situación personal? Qué podría decirte?

    Te deseo lo mejor.
    Y dicen que la vida sabe.
    https://www.youtube.com/watch?v=TVpRtOnc_0A
    (Sergi Torres)

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