Querida amiga:
Dices que, desbordada por esta inmersión en los asuntos mundanos (familiares y demás), aún no has tenido tiempo de sentarte (nunca mejor dicho)
a clarificar tus resoluciones de año nuevo. Pero no es del todo así.
En la vorágine de las actividades familiares y sociales, dices cuánto y cuántas veces
has podido contemplar cómo se manifestaban tus viejas tendencias -las inseguridades, competitividad e impulsos de control, entre otras, del "yo primero".
Las has visto, las has subrayado, has tomado nota y has decidido una vez más que ya no los quieres en tu vida.
Y eso, de alguna manera, yo lo consideraría parte de la lista de propósitos de año nuevo.
Son objetivos muy personales que me cuentas en confidencia y no quiero detallar aquí.
Son propósitos/correcciones del personaje que se manifiesta, importantes pero anecdóticos, como síntomas (como un dolor de cabeza o una mala digestión) de algo más profundo.
Por detrás de esos comportamientos concretos, decides:
Tengo que cuidar más a la gente.
¿Y no te parece ése un magnífico propósito de "vida nueva"?
Cuidarles significa verles, contemplarles, mimarles, amarles.
Y todo saldrá bien.
Y todo saldrá bien.
Tus feas actitudes (tal como las denominas) se disolverán por sí solas.
También dices que la aceleración te mata. No la quieres llamar estrés sino "afán resolutivo" o algo así.
La prisa por llegar a tiempo (a dónde crees que vas?), por llenar este paquete
que es tu vida
de disfrutes y servicios varios. Pero a dónde crees que vas, si todo está aquí?
Dices que deseas parar, recuperar la experiencia de vivir el instante-eterno, aquí y ahora,
contemplar los tres tiempos, aquí y ahora.
Dejar de ir corriendo todo el día detrás de una alucinación.
Relajarte, relajarte, relajarte.
Hacer y decir menos. Y amar más.
¿Y no te parece ése un magnífico propósito de "vida nueva"?
Amar más. Y todo saldrá bien.
Yo creo que, en el fondo, ya tienes perfilados, en cierta medida, tus propósitos de año nuevo.
Y aún quieres sentarte. Eso está bien.
Dices que estos fragmentos, tal y como están, tan perezosamente hilvanados, no resultan suficientemente ambiciosos.
Y decides sentarte, como un ritual especial.
Analizar y profundizar en tus objetivos en meditación de emplazamiento.
Propósitos para el 2013.
1. Controlar la mente.
Adiestrar la mente, aprender a usarla
para el propio beneficio
y el de los demás.
2. Concentración.
Vivir el instante, aquí y ahora. Meditar. Desarrollar concentración.
Sentarse a contemplar los 3 tiempos.
3. Sabiduría.
Vivir el sueño lúcido. Con lucidez. Consciente. Con compasión. Con ternura. Con amor. Con alegría.
En resumen: que éste sea un año (una vida) apacible y significativo. Y a ser posible definitivo.
¿Te parece suficientemente ambicioso, hermana?
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