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Querida amiga:
Tú lo has dicho: hay que ser paciente
y actuar al mismo tiempo.
Pero la mejor manera de actuar es cambiar una misma.
Porque el ego (la estimación propia), que es muy listo,
a veces cambia un poquito, lo suficiente para no cambiar, y utiliza mucho el viejo recurso de "pensar en los demás" -en que los demás cambien.
Pero eso no es amor.
Eso es el ego escaqueándose una vez más.
En ese sentido, a los demás hay que dejarles tranquilos, tal y como yo lo veo.
Tienen derecho a hacer sus propias elecciones, incluido el ritmo en el que decidan cambiar.
Bastante faena tiene una con cambiar sus propias tendencias perfeccionistas, controladoras, exigentes, etc. O las que sean.
El enfado, la frustración, la insatisfacción, la rabieta porque mis deseos no se cumplen. Ponle nombre.
Mejor centrarse en los propios cambios y, en lo que respecta a los demás, mirarles con ternura (compasión), incluso cuando se enfadan, parece que atacan o no quieren cambiar.
...hundidos en el océano del samsara.
Es como una ilustración de esa oración:
Al igual que yo, todos los maternales seres están hundidos en el océano del samsara;
bendecidme para que me adiestre en la bodichita y pueda liberar pronto a todos los seres.
Así que mientras me bendicen o no, como decía el poeta: cuando llegue la inspiración que me pille trabajando.
Y mi trabajo consiste en cambiar yo, amar mejor, desarrollar paciencia, comprensión y sabiduría.
La "intolerancia interna al sufrimiento de los demás" de la que hablas no es más que otra manifestación del egoísmo y del apego a que se cumplan mis deseos, otra rabieta infantil. Y, además, tampoco sabemos a ciencia cierta cuánto y cómo sufren los demás porque todo lo que percibimos es una mera interpretación personal, una proyección de la propia mente.
Respecto a esos proyectos que dices tener...
si lo que te pide el cuerpo (y la mente) es empezar a incorporar ese tipo de cambios en tu vida, por qué no ponerlos en marcha?
Cuando una va cambiando las condiciones internas, suele ocurrir que se modifican las prioridades y empezamos a hacer cambios externos también. Y entonces vemos que en realidad no era tan difícil. Las dificultades casi siempre las pone la mente -el ego que
se resiste a cambiar.
Un beso, A.
Nos vemos.
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Marié! siento el retraso. Me estudiaré a fondo tus sabias palabras. Cuanta razón tienes!!! cuanto por aprender!! esta respuesta para mi es oro!!Me alegro de que existas! y lo agradezco!
ResponderEliminarMil gracias!
Un abrazo dulce y poderoso.
Ariadna.
De nada, hermana de sangha.
ResponderEliminarYo también me alegro de que existas -convencionalmente o como sea.
Otro abrazo dulce y poderoso.
marié.