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Dicen que el karma "incrementa".
Esto quiere decir que ahora siembras una causa, quizás pequeñita, y, con el paso del tiempo, los frutos que recoges se hacen más y más grandes.
¿Y qué tipos de semillas tendemos a sembrar?
Desde la mente egocéntrica que llevamos puesta casi todo el tiempo, es fácil hacer daño a cualquiera que se cruce por nuestro camino.
Y, así, sembramos semillas perjudiciales, que darán lugar a frutos tóxicos, envenenados.
Desde el "yo primero", aun inconsciente, es fácil hacer daño;
a los demás y,
ni nos damos cuenta,
sobre todo a un@ mism@.
Dicen que el karma "incrementa" con el paso del tiempo,
excepto si cuentas con el dharma -dharma significa "protección", recuerdas?
Y a primera vista puede sonar a fanatismo religioso:
primero, superstición (con el tiempo, crecen sus efectos),
y luego fanatismo mágico (sólo el dharma te protege, ya, y qué más?...)
Y sin embargo, si lo piensas con detenimiento, es perfectamente lógico.
En el dharma (la comprensión y adiestramiento de la mente)
todo se basa en la experiencia.
La fuerza del hábito.
Pongamos por caso que realizo una acción egoísta -robar, matar insectos, herir con la palabra por celos...
Si lo hago,
es porque me dejo llevar por esa emoción concreta (esa perturbación mental, ese engaño),
dejo que me controle (el impulso de robar, matar, los celos...).
Y si dejo que me controle ahora, sigo profundizando en el surco, la inercia, la tendencia para que me controle mañana
y pasado
y el otro.
Y, con el paso del tiempo, "incrementa" mi impulso egoísta
y con él, el dolor del futuro.
Y cuando maduren las condiciones para recoger los frutos de la semilla que sembré,
con el paso del tiempo esa semilla se habrá hecho más y más grande
y mi sufrimiento crecerá.
Es perfectamente lógico
y obvio.
Sólo hay que mirar en la experiencia
propia.
Conocer tu mente te protege.
Pero qué pasa si cuentas con el dharma (protección),
que es
una manera de pensar, de integrar,
que reduce la importancia personal,
el apego al "yo primero",
hasta la eliminación completa?
Que se reducen los efectos (la experiencia)
de las causas que sembraste
hasta la eliminación completa.
Cómo ocurre esto?
Porque cuando tu yo egoísta se reduce, el dolor se reduce.
Y cuando tu yo egoísta ya no está,
ya no hay nadie para sufrir.
Y todas las causas que sembraste en el pasado se han purificado.
Pruébalo. Investiga.
Sólo tienes que mirar en tu propia vida.
A veces maduran situaciones (apariencias) "dramáticas":
pierdes el trabajo, en tu familia se complican las relaciones, tal vez se muere tu madre
o tu padre
o tu mejor amiga enferma de un cáncer difícil,
o quizás tú mism@.
Y ahí estás, aguantando los golpes de la vida
humildemente, con aceptación,
con paciencia
y, sorprendentemente, sin apenas dolor.
Contemplas la situación y permaneces firme ante el temporal
hasta que pase.
Siempre pasa, de una manera u otra.
El temporal
o el mar en calma y los días de sol, da igual, siempre acaban pasando.
Y apenas duele.
Cuando te ahogas en un vaso de agua,
es que tu "yo primero" ha emergido.
Y sin embargo, otras veces, una simple mirada (o no mirada) de indiferencia, una pequeña pérdida,
te sume en el desánimo, la tristeza, el enfado o la depresión,
o te amarga el día.
La diferencia es que ahora sí está presente la mente del "yo primero",
la importancia personal.
Ausente la mirada del dharma.
Es pura matemática.
Directamente proporcional:
a más importancia personal
más sufrimiento.
Y viceversa:
cuanto mayor y más intensa es la experiencia del dharma,
mayor protección
y libertad
e independencia
de todas las circunstancias externas,
las que sean.
No es el dharma lo que falla,
es que no te has esforzado bastante
por reducir
tu importancia
personal.
Y cuando te parece
que el dharma no funciona,
después de tantos años,
y sigues sufriendo
(por celos, envidia, apego o autovictimismo)
no es que no funcione
el dharma
es,
meramente,
que no lo estás poniendo en práctica
y sigues dejando que surja el "yo primero".
Es, quizás,
que todavía no ves a los demás.
Sus derechos,
sus deseos.
Es,
con toda seguridad,
que todavía no has comprendido
la vacuidad
de todas las cosas.
La vacuidad
de todos los fenómenos.
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Gracias por tus palabras, me han hecho volver al camino... me han recordado el camino. Un Abrazo.
ResponderEliminarBienvenida de vuelta, Marisol.
ResponderEliminarCuant@s más seamos (en el adiestramiento de la mente para vivir mejor y comprender mejor), más fácil será.
Un abrazo.
completamente de acuerdo
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