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"Confidencias
epistolares")
Querida
amiga:
amiga:
No soy el único que no consigue lo que quiere.
De hecho, parece ser lo más habitual en la condición humana.
El secreto está en saber elegir lo que uno quiere, como el rey de
el principito.
El rey siempre es obedecido porque sus deseos son “cumplibles”.
Desde que estoy en esta experiencia humana he olvidado amar. Y eso lo complica todo. A veces surgen pequeños brotes de ternura, como si mi ego se disolviera, y es tan gratificante, tan gozoso, tan liberador. Y entonces quiero retener esta experiencia, pero no me es posible por mucho tiempo. Siempre acaba desapareciendo. Y vuelvo al desierto. A la tierra árida y seca. El desierto me gusta pero este tipo de desierto es diferente.
De hecho, parece ser lo más habitual en la condición humana.
El secreto está en saber elegir lo que uno quiere, como el rey de
el principito.
El rey siempre es obedecido porque sus deseos son “cumplibles”.
Desde que estoy en esta experiencia humana he olvidado amar. Y eso lo complica todo. A veces surgen pequeños brotes de ternura, como si mi ego se disolviera, y es tan gratificante, tan gozoso, tan liberador. Y entonces quiero retener esta experiencia, pero no me es posible por mucho tiempo. Siempre acaba desapareciendo. Y vuelvo al desierto. A la tierra árida y seca. El desierto me gusta pero este tipo de desierto es diferente.
Por qué el ser humano parece tener esta incapacidad natural para amar, no lo sé.
Quizás es por su hipnosis de separación, que ve una amenaza en todo lo que le rodea, que le hace competir con todo lo que le rodea. Quizás es eso.
Quizás es por su hipnosis de separación, que ve una amenaza en todo lo que le rodea, que le hace competir con todo lo que le rodea. Quizás es eso.
Pero sin amor esto no es vida.
Esto no es vida.
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