viernes, 10 de junio de 2011

Cuidado con los objetivos que eliges en tu vida.


















A las clases del PG acude todo tipo de personas.
"Seniors" con muchos años de práctica
y recién llegad@s a la meditación que empiezan a descubrir que aquí hay mucho más que una mera sesión de relajación.
Cuando toca meditar en "la preciosa existencia humana", a veces algunas caras expresan cierta sorpresa y hasta contrariedad.
Especialmente cuando Rabjor dice (con la risa y el humor que le caracteriza pero con esa contundencia, también)
que ningún objetivo mundano te va a dar la felicidad que persigues
ni el sentido a tu vida,
sólo el control de la mente
y la sabiduría
que te libera del sufrimiento para siempre
y te da el poder de liberar a los demás;
sólo esto
le da auténtico sentido a tu vida
y hace que la vida humana sea valiosa.


Define el significado de tu vida.

Algunas caras se muestran contrariadas:
Todo es compatible;
disfrutar con l@s amig@s, buscarse una pareja, un buen trabajo, etc.,
es perfectamente compatible con el crecimiento personal y espiritual.
Este monje budista es un extremista,
un radical.
Un fanático.








Por supuesto, todo es compatible
si hay coherencia.
Si aprovechas los objetivos mundanos para practicar.
Si están en consonancia con tu objetivo último
(la paz interior, la sabiduría
y el gozo
definitivo).
Si no entorpecen tu camino.
Si no lo distraen
o lo complican
o te alejan
de él.

No es compatible
si los objetivos mundanos que eliges
desarrollan
maneras de pensar y ser
que te alejan de la paz interior, la compasión y la sabiduría.
Que te engañan.
Te confunden.
Te pierden.
Y te sumen en la frustración y la insatisfacción permanentes.


Cuidado con los objetivos que eliges en tu vida.

Hay un refrán que viene a decir:
Cuidado con los sueños que sueñas
porque se pueden cumplir.

Pero el peligro no es sólo que se cumplan
(los sueños equivocados, los que te alejan de la paz interior).
Ni siquiera
todo el tiempo, energía, esfuerzo, dinero
invertidos
en un camino equivocado
(Sí: equivocado;
no todo vale,
no todo es igual
desde la experiencia humana,
mientras permaneces
en esta experiencia humana).





El problema
son los hábitos de pensamiento,
palabra
y obra
que vas instalando en tu vida.
El ser que estás construyendo
y las consecuencias
(las apariencias kármicas)
que ese ser tendrá que afrontar
en el futuro.


No todo vale.

No todo es igual
desde nuestra experiencia humana.

Algún día serás un buda y contemplarás samsara
y nirvana
como una manifestación de su vacuidad,
la misma naturaleza;
el dolor y la alegría,
todo
surgiendo de la misma naturaleza
vacía;
la misma naturaleza de gozo
grande.
(Porque, no te engañes:
la budeidad no consiste en un estado
de apatía
o indiferencia
letal).

Algún día.
Pero hoy, todavía,
el dolor del samsara
y la paz del nirvana
siguen siendo experiencias muy
muy
diferentes,

aun siendo las dos caras
de la misma moneda.










Así que
pon
mucha atención
en los objetivos que eliges
en tu vida.

.

5 comentarios:

  1. Creo que voy a empezar por ahí. Este verano me pondré a ello: Elegir uno o dos objetivos. Gracias, marie.

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  2. Marié va con mayúsculas y tilde.

    M A R I É.

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  3. Con tilde sí.

    Ya me contarás tus objetivos
    y los soñamos juntas, si quieres.

    Un abrazo muy fuerte, hermana.

    Tu sonrisa es una preciosa inspiración en esta casa.

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  4. Después de 34 años, uno mira y se pregunta, el porque de las cosas...
    Una perra muerta, una carrera sin sentido, sin control de nada, y haciendo cosas que parecen que se escapan de la voluntad de uno mismo.

    En un momento, pecas, verrugas, alopecia, sobrepeso, festivales de fin de curso, la filá, el coche, el trabajo, pecas, verrugas, alopecia... pagas hipoteca, trabajas, recibos, estudias, no lo puedes parar.

    No se ni lo que quiero, y no es material, ojo. Igual lo que busco no existe, y no se la solución y no se a quién preguntar. Ni idea, lo que sé, es que el tiempo pasa, y que se me escapa algo, que no se lo que es. Que lo que tengo, que lo que soy, no va bien... los demás peor que yo, solo hay que verlos.

    ¿Que la vida que es? Si lo sabes dímelo, porque si se limita al ciclo vital, ya lo he cumplido y si no, púes no me gusta.

    Tengo que cambiar, romper la espiral, pero necesito el hilo de luz que ahora mismo no veo. Cuanto tiempo he perdido, no lo sé.

    Voy dando palos de ciego, pero cada vez con menos energía, y mas decepción. Mas sólo, mas escéptico, …


    Lo próximo, no se, por favor, que alguien me ayude...

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  5. Ahí, alguien que yo me sé te diría: bravo! por fin lo has cogido!
    Ésa es la naturaleza de samsara: decepción.
    Qué toca ahora? Soltar samsara.

    No eres el único que desaría tener una vida con significado.
    Lo que pasa es que a lo mejor (a lo peor) lo buscamos donde no lo podemos encontrar, como el ladrón que se metió en la cueva de Milarepa por la noche, para robarle. Milarepa era una especie de asceta, sin posesiones. Se despertó y lo vio y rompió a reír a carcajadas: cómo esperas encontrar algo tú por la noche y en la oscuridad donde yo (ni nadie) puede encontrarlo ni a la luz del día?...
    Donde no hay no se puede encontrar, ni de día, ni mucho menos en la oscuridad de la confusión.
    Donde no hay, no hay.
    Y a lo mejor hay que buscar en otro sitio.

    En la clase del Poble Sec, hace unos minutos, investigábamos qué encontramos en la meditación.
    Lo primero, conocer mejor nuestra propia mente, la naturaleza de la mente, como un espacio vacío, sereno, apacible, de donde surgen las nubes (pensamientos, sensaciones, molestias...) que se acaban disolviendo en la propia mente.
    Porque aunque nuestros gravísimos problemas nos parezcan reales, la mayoría de las veces no son más que apariencias sin cuerpo real, como nubes que se acaban disolviendo, siempre.
    Cuando dejamos que se disuelvan las nubes, sin aferrarnos a ellas, vuelve la calma, que es nuestro estado natural.
    Y en esto consiste la meditación (entre otras cosas): en concentrarnos en el espacio vacío y apacible y, cuando surgen las nubes, contemplarlas si quieres, dejarlas pasar y disolverse.

    La segunda cuestión sería: qué tienen en común todas estas nubes (pensamientos, sensaciones, etc.) que perturban la calma de nuestra mente?
    Básicamente, el egocentrismo, la obsesión por el yo, por mi bienestar, por la historia de mi vida.
    Y dándole de comer a esta obsesión (cumpliendo todos sus deseos, como los de una criatura caprichosa que nunca tiene bastante) nunca hemos conseguido la paz que deseamos, sino que hacemos más grande el propio monstruo que nos está devorando.
    Quizás hay que probar otro camino.
    Y el camino que no sigue al ego obsesivo es el que empieza a ver -ver, sentir, comprender, conocer- a los otros.

    Por qué no empezar a probar ese camino, y a ver qué pasa?

    Mi experiencia personal es que dejar de ser una sirvienta del ego obsesivo y demandante es tremendamente relajante. Empezar a ver a los demás significa una conexión que destruye muchos miedos (que nacen de la ilusión de separación, de segregación). Contemplar sin las "preferencias" del ego es mucho menos distorsionante, más realista y eficaz. Y conocer, en última instancia, es amar.
    Y el amor es lo que, finalmente, llena tu vida de fiesta
    y de significado.

    Pero la teoría no vale nada sin la experiencia.

    Por qué no empezar a probar ese camino, y a ver qué pasa?

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