lunes, 14 de marzo de 2011

Hoy toca no llorar por mí.

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Hoy me ha costado salir de la piscina,
como un vientre cálido.
Hoy
habría deseado tener branquias para quedarme dentro, un poco más, sólo un poquito más.
Y he descubierto que es duro irse de esta manera, especialmente cuando es un capricho tonto e innecesario.

Primero ha sido el mar, con olas gigantes. Conforme avanzaba adentrándome veía las imágenes del tsunami en Japón.
Ten cuidado, me habían dicho, hoy las olas arrastran p'adentro.
Así que me quedé en la orilla bajo la lluvia, dejando que las olas me bañaran en terreno seguro,
mientras contemplaba los dos mil cadáveres que dicen haber encontrado hoy en las costas de Miyagi
y los mil cuatrocientos que aún consideran desaparecidos.
Y los 10.000 que estiman contabilizar.

Después del aire frío y la lluvia y el rugido amenazador del mar,
la piscina climatizada junto a la orilla es como un vientre cálido y seguro.
Desplazarse caminando con las manos por el fondo, jugar, es como volver a la infancia, a algún momento seguro de la infancia.
Regresar de espaldas, cara al aire húmedo, tan azul (o gris) como el propio agua que me envuelve, el viento azotando las palmeras y la espuma gigante mar adentro hasta la orilla,
me hacía imaginar el océano avanzando, tragándose la ciudad.

Aún ahora, que la lluvia sigue cayendo con fuerza detrás de mi ventana,
veo las olas arrastrando barcos, coches,
arrasando carreteras, autopistas, pueblos,
personas
y otros seres
vivos,
arrebatada la vida.

Aún veo las imágenes de las mujeres y hombres que se estremecen al recordar a todos los familiares y amigos que han perdido.


Mis grandes dramas
personales.



Y mientras tanto, tú y yo lloramos por el "amor" no correspondido;
por la pareja que no nos trata como nos debería tratar
(y ahí sigue, a nuestro lado, aguantando nuestro trato);
por las llaves que hemos extraviado;
por el cobro del mes, que otra vez se retrasa;
por el trabajo que estamos a punto de perder
o por el que no encontramos;
por el constipado del bebé que te mantiene atrapada en casa.
Segura
y a salvo, en casa.

Ya sé que todo el mundo tiene derecho a su pequeña parcela de dolor,
ya lo sé
(es algo que me oyes decir a menudo),
pero yo hoy, si me lo permites,
me niego a llorar mi gigantesco drama personal,
hoy, sin que sirva de precedente, sólo hoy,
elijo llorar por el sueño de Miyagi
y el de Libia
y todo el sufrimiento que envuelve el planeta,
este samsara
del que no es tan fácil escapar
de una manera definitiva.

Al menos, no
quedándote en el vientre cálido de una piscina climatizada.

Hoy resulta más claro que nunca
que
hay que hacer
algo
más.













Y no es
precisamente
quedarme
llorando
eternamente
por mis propios
gigantescos
dramas
personales.

.

12 comentarios:

  1. Muchas gracias, por reflejar la situación de Japón con tu viviencia tant clara, me ha gustado mucho, lo de la piscina.
    Ayer me preguntaba mi pareja que explicación dan los budistas en situaciones como la de Japón, la verdad no supe que responderle, pero le dije que lo haberiguaría. También le di ha entender que lo importante no es la explicación sino lo que hacemos en relación a ello. No se que opinas tú?

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  2. El budismo considera que todas las experiencias tienen una causa kármica, yuki.
    Si experimento un tsunami en mi propia piel, tiene una causa kármica, y si lo contemplo desde mi sofá, también tiene una causa kármica, diferente.
    Pero eso no le afecta ni un ápice a la compasión, todo lo contrario. Hace tan evidente que todos los seres somos tan vulnerables a los grandes sufrimientos.
    Y por supuesto, como tú dices, lo importantes es lo que hacemos en relación a ello. Material, mental, espiritualmente.
    ¿Sigo yo sumida y aferrada a mis pequeños problemas diarios, simplemente porque son míos -y eso los hace tan importantes?
    Contemplar estos grandes dramas humanos, ¿despierta mi compasión, mis ganas de hacer algo por ayudar? ¿Me espolea a cambiar? ¿O elijo seguir encerrada en mi día a día samsárico?
    Podría hacerme muchas preguntas. Y tomar decisiones.
    O simplemente lamentarme.
    Y ya.

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  3. Muchas gracias, otra vez!!
    Este sabado hay un curso de la liberación del sufrimiento, rompiendo el ciclo, voy a ir al centro.
    Hasta pronto!! Un abrazo!!

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  4. Me encantará conocerte (menos virtualmente) por fin, yuki.
    Un beso.

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  5. Hola Marié!!! Cuanto tiempo! jejej... ¿Estás bien? Me ha extrañado que no publicaras nada en más de una semana...
    Sobre el artículo, buenísimo, como siempre...
    Creo que tanto los dramas personales como los de gran escala, no son tales, no son "dramas"... Esa es la trampa del ego...
    Creo que son parte de la historia de nuestro ego, tanto personal como colectivo, resultados de nuestras acciones, efectos del grado de conciencia que hemos sembrado... No hay culpas, no hay víctimas, ese es el reto a darse cuenta...
    Es muy difícil en esas situaciones tan extremas no caer en la ilusión de "víctimas"... sentirnos personalmente responsables ó culpables ó víctimas, sólo conseguirá profundizar el propósito del ego de reforzar la culpa, el miedo...
    Sin embargo, sí es necesario que observemos nuestra reacción a tal evento para que nos ayude a despertar y volver así a la parte de nuestra mente que sí puede tomar una decisión diferente.
    Podemos cambiar de sistema de pensamiento. Podemos cambiar nuestra devoción a la voz del ego - que nos dice que somos victimas del mundo que vemos - y encauzarla a nuestro verdadero potencial y poder así salir del samsara, tanto para nuestro beneficio como para el de los demás...
    Creo que es fundamental que pidamos ayuda a los Budas para que podamos ver con honestidad los pensamientos que abrigamos. Esto significa observar nuestra reacción bajo la luz del amor que puede contemplar el miedo y la culpa soterrada en nuestro corazón.

    Una vez esto, nuestras palabras, pensamientos y acciones serán reflejo del Amor que nos une. En cualquier situación entonces podremos responder amorosamente a nuestros hermanos – victimas o villanos, tanto del otro lado del mundo después de un tsunami, o ahí mismo, enfrente nuestro...

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  6. Precisamente este sábado tenemos en barcelona el curso al que alude yuki, sobre la liberación del dolor, en el que se analizará la naturaleza del sufrimiento y de la felicidad. Mucho que ver con todo esto que tú comentas, hadania.
    Gracias.

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  7. Gracias Marié por este artículo, y por todo el blog, por supuesto.

    Hoy no lloraré por mí ni mañana tampoco...
    La "práctica" de la gran compasión llega poco a poco, es un privilegio, un gustazo sentir más y más familiaridad con la concentración en el día a día y dejar de llorar por "mí".

    Pero no llega sin esfuerzo o sin cierta dificultad, lo cual debe ser normal.

    Saludos,
    Santi.

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  8. Sobre la situación en Japón,
    para echar una ojeada,
    (aunque quizás ya lo conoces )
    esté el blog siguiente:

    http://notasdefukushima.com/

    Petons,
    Santi

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  9. Gracias a ti, Santi;
    es una inspiración ver cómo mantienes la mente del principiante
    (la luna nueva)
    aun con el paso del tiempo,
    avanzando siempre un poquito más, creciendo un poquito más,
    sin apalanques autocomplacientes.

    Un abrazo.

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  10. Muchas gracias por el blog Santi, hay personas que tienen un don en escribir, y cuando lo lees sientes mas de cerca lo que ocurre.
    suerte que tenmos una gran comunicación hoy en día, yo entro el enlace en facebook, tambien lo he hecho con este.

    También gracias a ti Marié, por darnos la oportunidad!!

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  11. Escribes hermoso Marié. Te he encontrado en la red en el momento en que siento que ahora sí me toca buscar con firmeza un camino y tus reflexiones son todas tan valiosas, tan enriquecedoras. Estoy acercándome al budismo, espero conocer más. Tú eres una excelente fuente!

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  12. Aún no lo sabes, quizás, Marcela, pero es una suerte haber encontrado esta fuente.
    El dharma (el budismo) te convence primero porque comprendes que es la mejor ciencia de comprensión de la mente que conoces (al menos así fue en mi caso) y más tarde cuando ves que esta "mente" a la que te referías al principio, tan complicada de explorar, comprender y adiestrar, en realidad es una infinitésima parte de tu experiencia.
    En fin, un largo camino y a la vez tan corto, tan "ya está aquí".
    Porque todo está aquí.

    Un abrazo y nos encontramos por el camino.

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