Desde el punto de vista budista, aunque el sufrimiento siempre es sufrimiento y sea cual sea su forma siempre comparte la misma naturaleza, se puede decir que puede ser de tres clases:
1. El sufrimiento manifiesto, que es aquél que sientes cuando te duele algo, física o emocionalmente: la barriga, la molestia de las diarreas, la cabeza, enfados, etc... cualquier tipo de malestar manifiesto.
2. El sufrimiento del cambio, que es cuando te deja de doler lo que antes te dolía tanto. Resulta un alivio y parece, por un momento, que una es feliz, pero en realidad sólo está cambiando el sufrimiento anterior por otro que se manifestará enseguida.
Ej: sufrimiento de no tener pareja/consigues pareja-alivio-"felicidad"/sufrimiento de tener pareja;
duele la barriga/deja de doler-alivio-"felicidad"/empieza a molestar otra cosa (como dejar de fumar, de beber, una discusión, lo que sea)...
Se cambia el sufrimiento.
Ej: sufrimiento de no tener pareja/consigues pareja-alivio-"felicidad"/sufrimiento de tener pareja;
duele la barriga/deja de doler-alivio-"felicidad"/empieza a molestar otra cosa (como dejar de fumar, de beber, una discusión, lo que sea)...
Se cambia el sufrimiento.
Es el tipo de felicidad que solemos conocer comúnmente: cuando algo te deja de doler o consigues lo que quieres. Pero no es más que un alivio y enseguida aparece el sufrimiento del cambio.
En realidad no es más que un cambio de sufrimiento.
En realidad no es más que un cambio de sufrimiento.
3. El sufrimiento subyacente, que es esa molestia sutil e inconsciente que está casi todo el tiempo, porque hace frío, calor, tengo hambre, sed, cansancio, me aprieta el pantalón, estoy pesada, tengo que dejar kilos, etc.
En ninguno de esos tres espacios se puede manifestar la felicidad, desde el punto de vista budista.
La felicidad (que siempre está ahí, dentro del ser humano, reinando en su isla de paz, interior) sólo se manifiesta cuando la desenterramos de todos los engaños y condiciones externas.
Y descubrimos que está siempre y no depende de condiciones externas.
Abraza, acepta las visitas de las condiciones externas y las deja pasar sin dejar de ser la anfitriona siempre.
Abraza, acepta las visitas de las condiciones externas y las deja pasar sin dejar de ser la anfitriona siempre.
La felicidad no desaparece cuando llega una visita-condición-molestia, para regresar cuando ésta se va. (No sería una buena anfitriona...)
La alegría de la paz interior permanece siempre, con visitas o sin ellas.
Esa es la única felicidad real, tal y como yo lo veo.
Lo demás (alivios) sólo son diferentes versiones o manifestaciones del sufrimiento.
Sí, sí. Lo entiendo. Lo que pasa es que yo a eso lo llamo "gozo". Llamo "felicidad" a un sentimiento que te embarga, te infla como un globo, te permite flotar. Y se puede percibir incluso por encima del sufrimiento. Eso no puede estar ahí constantemente porque no podemos disponer de todo el tiempo para entregarnos a ello. Es como el enamoramiento. Sería imposible experimentarlo todo el día durante todo el tiempo. Por eso yo hablo de los "destellos de felicidad" como algo distinto al gozo que está en nuestro interior. Algunas personas lo saben encontrar de modo intuitivo, otras lo aprenden con ayuda y otras buscan donde no está.
ResponderEliminar(¡He aprendido a enlazar posts, Marié! Este me lo llevo, con tu permiso, a Sin mapa por la vida.
Me alegra que sepas que cuentas con mi permiso. Como decía Sisa: casa meva és casa vostra si és que hi ha cases d' algú.
ResponderEliminarSírvete siempre que quieras.
No vamos a discutir por cuestiones de designación: felicidad, gozo... qué más da el nombre.
Siempre que no destruya la paz interior, que sea compatible con la paz.
Tengo la impresión de que a veces confundimos la felicidad con la excitación mental, que rompe la paz, produce ansiedad, acaba agotándote y dejándote, finalmente, abajo, herida y desarmada.
Desde mi experiencia, la felicidad siempre es placentera y no desgasta sino que te llena de energía, una energía sostenible, que no es agotada por la experiencia de la felicidad sino que es continuamente generada por ésta.
¿Felicidad es sinónimo de paz interior?, porque yo pienso que puedes tener paz interior pero feliz, dudo poder ser feliz una persona que ha tenido una fuerte discusión familiar y que puede tener consecuencias negativas; o que tiene a un ser querido sufriendo porque sabe que no es que no sea feliz es que es desgraciad@ y no sabe romper con lo que le hace sentirse desgraciad@; o como se puede ser feliz teniendo a alguien enfermo; en fín tantas cosas que nos rodean que nos impiden ser felices, otra cosa es intentar tener paz interior y así poder seguir caminando sin sufrimiento, a veces resulta bastante complicado.
ResponderEliminarUma, si crees que en todas esas situaciones que refieres se puede mantener paz mental, eso es un gran avance, porque generalmente tendemos a pensar que no.
ResponderEliminarTener, y mantener, la paz mental, de verdad, profunda, en situaciones que no nos gustan, no suele estar al alcance de cualquiera.
Así que te felicito.
Yo, personalmente creo que la felicidad reside en la paz interior y no en la excitación mental.
Por otra parte, seguro que conoces a personas que, tras una discusión, se sienten hundidas y envenenadas por la rabia o el odio mientras otras se sienten tranquilas y amorosas (felices). Lo único que cambia es el pensamiento que hay detrás: una se ha dejado llevar por pensamientos de odio, injusticia, victimismo, rabia... y la otra por un pensamiento de empatía, cercanía y amor.
La lucha de egos siempre destruye cosas, también las relaciones familiares. Pero en realidad lo que es peligroso y hace sufrir son todos esos pensamientos que construyen mi ego y lo protegen contra los demás, como si fuera estuviera el enemigo, amenazador.
Si tengo a un ser querido que no sabe romper con lo que le hace sentir desgraciado, no tiene sentido que yo haga lo mismo y me hunda con él. Creo que es importante proteger la alegría (sólo tienes que mirar a tu alrededor y visibilizar todo lo demás que te rodea) paa poder ser un apoyo estable y ayudarle mejor.
Y lo mismo en cualquier otra situación, como tener a alguna persona querida enferma o estar enferma una misma.
Hay personas enfermas que son felices y personas sanas que no lo son.
Hay personas que dicen estar muy agradecidas a su enfermedad (a veces muy duras, como el cáncer) porque ha puesto en evidencia nudos emocionales muy dolorosos y sólo tras la enfermedad se han decidido a cambiar cosas importantes -especialmente dentro de sí mismas pero también fuera.
Hay personas que pierden su trabajo y se deprimen y se hunden y otras empiezan a plantearse por primera vez qué es lo que de verdad desean hacer en la vida.
Yo creo que no exite ninguna situación que te haga infeliz en sí misma, y la prueba está en que hay muchas personas en esa situación que son felices -mientras otras no lo son cuando sí tienen esas necesidades cubiertas.
¿No crees, Uma?
Estoy de acuerdo contigo, Marié, parece tan fácil, tú lo haces fácil pero la teoría, en la práctica es mucho mas complicado, ojalá todas las personas tuviéramos capacidad para poder reflexionar y no perder el tiempo y la vida (yo también pienso que es corta, y hay que aprovecharla) en rencores y resentimientos.
ResponderEliminarSí, Uma, yo también creo que es difícil en la práctica.
ResponderEliminarEspecialmente, porque ya tenemos integrada una inercia de reaccionar así: con enfado, rabia, victimismo egocéntrico...
Si le dedicamos el mismo tiempo a responder de otra manera, acabaremos creando otra inercia más amorosa y apacible.
Algunas personas nacen ya con esa habilidad y la mantienen a lo largo de su vida.
Otras, tenemos que currárnoslo y poner mucho esfuerzo para empezar a cambiar algo.
Pero verlo, como tú dices, es un gran paso.
Hay quienes se niegan a verlo toda la vida, con consignas del tipo "yo soy así", "es la naturaleza humana" y pensamientos similares que nos impiden cambiar y crecer.
Un abrazo, Uma.
Yo creo que parece difícil alejar el sufrimiento y alcanzar la felicidad, pero el budismo entrega no sólo una doctrina, sino también una técnica para llegar a ese estado: la meditación. La mayoría de corrientes o filosofías e, incluso, religiones enseñan "el deber ser", pero no cómo transformar la mente. Por medio de la meditación -yo estoy aprendiendo- el estado mental cambia y la percepción de los fenómenos también. ¡Suerte!
ResponderEliminarMás claro, ni el agua.
ResponderEliminarGracias.