jueves, 26 de noviembre de 2009

La vida es sueño.



Como me llevaba la contraria, contrariada,
pensé: eres como una garrapata,
aferrado a tu realidad
triste, fea y sufriente.
Y entonces pensé que él me respondía:
Y tú, qué eres?
Y respondí, pensando:
soy otra garrapata
aferrada a mi realidad
triste, fea y sufriente.
Pero a veces suelto
un poco, sólo un poco,
y advierto que soy un sueño soñando dos garrapatas.

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3 comentarios:

  1. ¡Ay, qué monada! Me encanta.

    Qué tristes sueños tenemos a veces.

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  2. La mayoría de las veces son tristes -o al menos a ésos son a los que nos enganchamos.
    Hasta que despertamos.
    Y qué desperdicio de energía, tanto conflicto gratuito e inútil...

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  3. Estoy agradecida a la psicología.
    En ella encontré mis primeras fuentes, cuando exploraba fuera y sondeaba dentro queriendo entender la mente humana y cómo se relaciona con el mundo.
    Le debo tanto a la psicología como, luego, a la filosofía.
    Y, sin embargo, se me hace pequeña como un bebé que no acaba de crecer, cuando intenta decirme cómo son las cosas, cómo es el proceso de duelo "que vive todo el mundo", cuáles son las líneas que dictan lo que es natural y sano y lo que no lo es.
    A menudo me siento fuera, como si no hablaran de mí, como si no perteneciera a la especie humana.
    Pero la especie humana es mucho más que un mero modelo dictado por la cultura patriarcal-consumista -que diría mi admirado Claudio Naranjo.
    Tantos seres dentro y fuera de esta cultura podríamos ser diagnosticados con cualquier etiqueta patológica por no responder a las clasificaciones y formulaciones que alguien dictó. (Por ejemplo, si no te enfadas con tu padre cuando te abandona, al morir; o si no odias a tu madre por las heridas que debió dejar en la mente infantil, "el niño herido". ¿Por qué se considera sano perdonar y no el mero comprender, sin traumas ni motivos para el perdón?)
    Y no creo que sea sólo cosa de esos raros budistas. Claudio Naranjo me explicaba en una entrevista reciente cómo el sistema acaba considerando síntomas patológicos formas simplemente diferentes de reaccionar -empezando por la búsqueda personal indefinida y apasionada.
    De la misma opinión son Verónica de Andrés (esa manía de diagnosticar patológico lo que no se comparte o no se sabe clasificar), Yves-Alexandre Thalmann, Jordi Pigem, Antonio Galindo o Antoni Bolinches.

    No llames enfermo a alguien sólo porque no es triste, agresivo y sufriente. No les llames hipócritas o reprimidos sólo porque sonríen, aun en el dolor, y protegen el amor por encima del miedo.

    La psicología, a veces, podría aprender un poco de humildad de su prima hermana, la filosofía.
    Y también del budismo.

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