miércoles, 14 de octubre de 2009
Igualarse con el loyong.
El loyong consiste en el adistramiento de la mente para convertir las dificultades en el camino espiritual.
Cualquier situación que surja en tu vida, por difícil o dolorosa que sea, puede ser transformada y convertida en motor de crecimiento personal, espiritual y expansión de la conciencia.
La primera meditación del loyong consiste en igualarse con los demás.
¿Igualar qué?, pregunta Rabjor, para responder: igualar el amor que siento por mí mismo con el amor que siento por los demás.
Por qué? Porque el amor obsesivo por uno mismo te conduce a la depresión, a la frustración, a la insatisfacción permanente: nunca tienes bastante. Con el yo por delante tienes garantizado el sufrimiento de por vida y las malas relaciones con tu entorno.
Sin embargo, cuando tu prioridad es la felicidad y la libertad de la otra persona, difícilmente tendrás problemas con ella. Por el contrario, su gratitud le hará interesarse por ti, aunque ése es un efecto secundario que tú no persigues ni necesitas para ser feliz.
Cómo meditar en igualarse?
Rabjor lo explicaba con sencillez ayer, en los inicios del curso sobre el loyong.
Con cualquier persona con la que te relaciones (en la familia, en el trabajo, en la calle) o con la que te cruces, piensa: así como yo quiero ser feliz y no sufrir, esta persona desea lo mismo; desde este punto de vista, somos exactamente iguales.
Con cualquier persona con la que te relaciones, especialmente en los conflictos, reconoce desde lo más profundo de tu corazón: esta persona tiene derecho a la libertad y a la felicidad. Y actúa en consecuencia, como si estuviera en tu mano aportarle, en la parte que te toque, un poquito de felicidad y de libertad. O, al menos, respeta su derecho.
Finalmente, aquí tienes una pequeña oración que, con la práctica, puede llenar tu mente-corazón de alegría, amor y, no lo dudes, sabiduría:
"Nadie desea el menor de los sufrimientos
y nadie se contenta
con la felicidad que posee,
entendiendo esto,
ruego tus bendiciones
para hacer felices
con alegría
a los demás".
Foto: Gueshe Langri Tangpa (1054-1123 d. de C.) fue un bodhisatva kadampa famoso por su compasión y su realización completa del adiestramiento de la mente (Loyong). Compuso el texto Ocho estrofas del adiestramiento de la mente, del cual se puede encontrar un comentario en el libro Ocho pasos hacia la felicidad, de Gueshe Kelsang Gyatso, Ed. Tharpa.
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Ya he podido entrar en el blog y he leído varios artículos. Cuando nos veamos te preguntaré por el Lo yong, no por la de este martes sino por la clase del segundo dia de septiembre. Era el segundo día del Lo yong y tampoco pude ir.
ResponderEliminarPilar, creo que puedes pedir la contraseña en el centro o por email y recuperar la clase por internet.
ResponderEliminarEn cualquier caso, la introducción al Loyong versó sobre la importancia de la comprensión de la mente, para poder hacer un buen uso de ella en vez de dejarnos conducir como títeres por la programación del sistema o cultura que nos haya tocado, es decir, por los pensamientos sin control.
La importancia de la "intención".
Si nuestro interés va tras los pensamientos, los seguiremos, si es la paz mental, haremos lo que sea por seguir ese camino.
Como es el método del loyong.
Es básico definir nuestro interés y poner nuestra atención en eso, antes de empezar cualquier camino.
La intención es lo que dirige tus pasos y te anima incluso cuando la pereza y el desánimo parece que te pueden.
Otra cosa interesante fue recordar que en la meditación lo importante no es la técnica (la meditación analítica, la contemplación) sino el objeto de meditación.
ResponderEliminarMucha gente medita en la respiración, por ejemplo, y luego sale de la meditación más relajada, y eso está bien.
Pero la respiración (o la contemplación de una instrucción) es sólo la técnica o el medio para conseguir un estado mental: de paz, amor, compasión... lo que sea.
El paso siguiente es olvidarse de la técnica y centrarse en ese estado mental.
Recuerda: la técnica es sólo eso, una técnica para alcanzar el objeto de meditación, la realización o estado mental que queremos conseguir.
Lo considero muy importante, porque muchas veces nos quedamos sólo en la técnica olvidando que es sólo un medio.
La realización, las realizaciones constituyen el corazón de la meditación.
¿Por qué no s puede considerar la técnica en sí msima como la meditación propiamente dicha?
ResponderEliminarERs un ejercicio de concentración y relajación y de paz mental perfectamente válido, como otro cualquiera. ¿O no?
Sí, Montse, mucha gente lo considera así, incluso personas que han sido meditadoras durante mucho tiempo. Se concentran en la respiración, por ejemplo, durante 15 minutos o media hora hasta que la dan por acabada y se sienten muy relajadas.
ResponderEliminarEn el budismo kadampa, ésta se considera una parte de la meditación: te concentras en una técnica, ya sea la respiración, o una instrucción o enseñanza budista (meditación analítica) durante unos minutos, con el objetivo de comprender o experimentar un estado mental (paz, silencio interior, amor, compasión, etc.) y luego dejas la técnica o instrucción y te concentras en ese estado mental propiamente dicho. Ésta es la meditación de emplazamiento, la parte más importante de la meditación.
De hecho, se puede considerar que en la meditación hay ocho pasos claves:
1. Parar el cuerpo: adoptar una posición cómoda (sentada en el suelo o en una silla, espalda recta, etc.)
2. Parar la mente: abandonar las distracciones, pensamientos, planes para después, etc. Estar aquí-ahora.
3. Motivación: por qué hago esto? (Para desarrollar relajación, paz interior, concentración, la liberación, la iluminación... Tú eliges tu objetivo)
4. Meditación analítica: la técnica.
5. Meditación de emplazamiento: concéntrate en tu estado mental de relajación, amor, compasión, paciencia, etc. Lo que hayas generado en tu meditación.
6. Determinación de llevarte ese estado fuera de la meditación, a tu vida exterior, durante una hora, dos, el resto del día...
7. Dedicación: dedica la energía positiva que has generado a tu objetivo (la motivación), alguna persona o situación, etc.
8. Salir de la meditación.
Nadie me lo había explicado tan claro antes. Gracias, Marié.
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