martes, 18 de agosto de 2009

Camino del templo.






Camino del templo
para la última meditación del retiro de verano,
tomo un camino paralelo al camino;
entre los árboles del bosque, el cauce de un riachuelo dirige mis pasos.
Silencio.
Un obstáculo –una piedra- en medio del lecho del río
produce el sonido
que inspira mi meditación.
Sin obstáculos, el río carecería del sonido
del agua
al pasar.
Y el río se quedaría sin voz.

Sin voz,
el río no inspiraría mi meditación.
Así es como los obstáculos, a menudo,
le dan vida a las cosas.
Y producen nuevas cosas.

2 comentarios:

  1. ¡Qué bella manera de encontrarle sentido al dolor!

    Siento que las circunstancias hayan desbaratado tus planes, pero me alegra verte de nuevo por aquí.

    Un beso especial de reencuentro.

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  2. El dolor a veces parece que no tenga más sentido que hacerte consciente de la cantidad de seres que soportan cada día ese dolor que ahora te ha tocado a ti.
    No estás sola.
    Nunca estás sola.
    Otro sentido: recordarte la naturaleza de la vida que vives, y que el dolor forma parte de ella, también.
    Aprender a vivir con dolor sin perder la sonrisa.
    Recordarte la fragilidad
    que compartes con el resto de los seres
    y, por eso, desde tu vulnerabilidad, cuidarles.
    Porque, como dijo... (alguien sabe el nombre de aquel filósofo griego?)
    "Se amable con quien quiera que te cruces, porque está librando una dura batalla".

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