Querida amiga:
Hoy tienes un reto precioso delante de ti. Y yo también. :)
Un día de lluvia y frío, pero nos pondremos nuestros abrigos y guantes y bufandas (el "impermeable") y al final del día nos felicitaremos por nuestra fortaleza.
Ya sabes cómo soy yo, así que, también, encontraré el momento para dejar caer los abrigos y guantes y bufandas y todo lo demás, para entregarme al aire frío y a los brazos fríos del mar -"abriendo pecho", ya sabes.
En cada instante de afrontar vientos y tempestades, da igual cómo, viviremos la alegría porque sí, porque el viento nos hace fuertes.
Cuentan de Guichin Funakoshi (considerado el fundador del kárate) que cuando era un niño en Okinawa, isla de fuertes vientos, cuando soplaban los fuertes temporales solía subirse en lo alto de su tejado y dicen que desafiaba al viento.
Él no lo cuenta como un desafío ("Karate-do: My way of life") sino como una alianza con el viento; cuando el viento aparecía, él entrenaba su equilibrio y su kimé. El viento y él, compañeros de entreno, aliados en la vida.
Cuando ella estaba embarazada de 7 meses dejó su ciudad y sus clases de kárate. En su nuevo hogar, el gimnasio cercano le ofrecía yoga y natación pero no artes marciales en su avanzado estado de gestación.
Le escribió a su amiga:
Echo de menos nuestro entreno pero ahora anticipo el momento del parto como una clase intensiva, de recuperación de todas las clases perdidas, donde tendré la oportunidad de descubrir el auténtico color de mi cinturón.

El dojo está en todas partes.
El dojo (el lugar donde se aprende, donde un@ se entrena y experimenta) está en todas partes.
Como el Buda, el Dharma y la Sangha están en todas partes.
Su maestro de kárate solía decir: El arte marcial se manifiesta en todo lo que haces. El artista marcial manifiesta su arte en todo lo que hace, dice y piensa, en cómo se mueve, cómo mira...
Tal como Funakoshi lo expresó en el título de su libro autobiográfico, Kárate: Mi forma de vida.
Y su maestro del dharma le decía que la práctica de la atención plena estaba en la mesa, a la hora de comer, en el caminar, en el respirar... en todas partes.
En ese instante en el que consigues estar plenamente presente (aquí y ahora), ahí está la iluminación, el despertar.
No es necesario buscar en otro lugar, viajes espirituales, iniciaciones, rituales, ofrendas, postraciones, oraciones, sacrificios... Especialmente si todo eso no es más que una manera de mantenerse ocupad@s (lo llaman "pereza activa") para no estar donde estás y ser quien eres, donde ya está todo.
Su maestro de kárate y su maestro del dharma le decían lo mismo.
Y es que quizás no hay maestros separados, ni dharmas separados.
Porque cada cosa que encuentras en la vida te está diciendo cómo son las cosas,
si lo quieres oír.