jueves, 4 de diciembre de 2014

Noche de lluvia.






El sonido de la lluvia sobre el balcón,
el motor de la calefacción de alguna casa vecina.
Las ruedas de un coche sobre el suelo mojado.
Diciembre.
Esta tarde no cogerá la bicicleta camino del dojo, camino de la playa.
Anoche mismo miraba la espuma blanca en la orilla,
como volantes del vestido de mar, cuando el océano se encuentra con la tierra y las olas van a morir en la orilla, como un orgasmo explosivo.
De pie, desnuda, dejaba que las olas la alcanzaran.
Sólo veía la espuma blanca al romper junto a sus pies, como un ave fénix, como festivos fuegos artificiales, como morir para encontrar la vida, en un instante en disolución.
Desnuda ante la espuma que rompía en sus pies, sus piernas, su vientre, sus senos.
Más allá de la espuma blanca, la oscuridad como un pozo sin fondo.
Eran las olas altas o bajas, fuertes o suaves?
Sólo oscuridad.
Y se quedó de pie ante la espuma de luz, sin entregarse a sus brazos de agua, a su cuerpo de océano.
Luego se dio la vuelta, cogió el anorak sobre la arena y cubrió su cuerpo camino de la piscina y allí sí, se sumergió bajo los ojos abiertos de las estrellas, que un día fueron.




Hoy escucha el juego de la lluvia repiqueteando en el suelo de su balcón, sentada en el futón, entre cojines y el edredón, mientras lee la historia del monje de Plum Village.

Dat Phan le regaló su historia escrita, en señal de gratitud por el hospedaje.
Contemplations & Confessions. As Is.

Y esta noche ella camina de la mano del ex-monje,
recorriendo la trayectoria de un buscador,
hasta que dejó de buscar para empezar a vivir
esta vida humana sagrada.
Aquí y ahora.
As it is.


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