El autor y protagonista de la novela salió a la calle cuando sintió ese gran temblor y explosión,
para ver los efectos de lo que debía ser otra bomba, que ya era parte de la vida cotidiana en esta guerra.
Pero esta vez el escenario era devastador, aún más de lo habitual, diferente.
Se puso a caminar y era como una visita a los infiernos,
casas y calles destruidas, cuerpos sin vida, supervivientes con caras quemadas, hinchadas, deformadas.
Era poco más de las 8 de la mañana del día 6 de agosto de 1945, en Hiroshima.
El protagonista camina contemplando con atención este paisaje infernal,
aparentemente sin salida, sin refugio seguro a donde llegar.
Y de repente tiene lugar lo que él llama una "epifanía", la liberación,
como si tocara con las yemas de los dedos la alegría definitiva.
Así lo recuerda el autor, que vivió en primera persona los efectos devastadores de la primera bomba atómica en este planeta.
Ella pensó:
Si puedes vivir una experiencia mística tan transcendente en una situación como ésta,
la puedes sentir en cualquier lugar, en cualquier momento, no importa la intensidad del dolor.
Desde entonces siente que esa puerta está accesible en cualquier instante del día,
no importa la situación.
Increíble experimentar esa experiencia ante un horror como el de Hiroshima. No me importaría nada seguir en la babia unas cuantas vidas antes de necesitar el horror para despertar. Tashidelek Marié.
ResponderEliminarNo entendí que "sea necesario"; por el contrario, sentí que si incluso en los infiernos se puede despertar, se puede transcender, sin duda podemos hacerlo en las mucho más amables situaciones de la vida diaria.
ResponderEliminarAsí lo interpreté yo.
Pero cada cual hará su lectura personal.
Mis mejores deseos. /\
Pues claro que no es necesario, de hecho es el único caso que conozco. Creo que se entiende lo que quiero decir, salú.
EliminarA mí también me sorprendió mucho al leerlo.
EliminarY el efecto fue que mi confianza se hizo aún más grande.
Si incluso en una situación como ésa (no puedo imaginar otra más dura) se puede transcender el sufrimiento, conectar con esa puerta de liberación, esto significa que en cualquier situación de mi vida diaria (las mejores y las peores) puedo conectar también con ella, porque siempre está ahí.
Éste fue el efecto: la confianza, la fortaleza.
Por eso lo quería compartir, por si a alguien le sucede lo mismo.
Un abrazo y mis mejores deseos.
Y gracias por compartir aquí.